Gerald O´Driscoll y Mario Rizzo explican que el término “economía del tiempo y la ignorancia”, con el que titularon su libro de 1985, se deriva de las “fuerzas oscuras del tiempo y la ignorancia” de Keynes. Explican los autores que esto no significa que la economía austríaca se haya convertido en la economía de Keynes, pero que encuentran en el enfoque de este último -y aquí nos referimos estrictamente a Keynes y no a sus seguidores-, algunos elementos subjetivistas y “profundamente penetrantes y compatibles con nuestra forma de pensar.”
Elegimos la expresión de Keynes porque él entendía, al menos durante bastante tiempo, la importancia de los problemas básicos que afrontan los actores individuales respecto del tiempo real. Decir que la economía austríaca es la economía del tiempo y la ignorancia es decir que es la economía que se ocupa de los problemas que plantean el tiempo real y la ignorancia radical. (Rizzo, 1996, p. 19)
Rizzo sigue a Lawson (1994b, pp. 534.535) al extender esta perspectiva filosófica común entre Keynes y los austríacos, también al institucionalismo y el poskeynesianismo, señalando que ya es “hora de que haya alguna reconciliación más completa entre [estas] tradiciones.” (Rizzo, 1996, p. 22)
Tomemos por caso la síntesis en tres proposiciones que Paul Davidson (1981, pp. 158-161) hace de la perspectiva postkeynesiana: 1) La economía es un proceso en tiempo histórico (real); 2) En un mundo donde la incertidumbre y las sorpresas son inevitables, las expectativas tienen un efecto inevitable y significativo en los resultados económicos; 3) Las instituciones económicas y políticas no son despreciables y, de hecho, desempeñan un papel extremadamente importante para determinar los resultados económicos del mundo real.
Me parece que hay dos aspectos diferentes donde podemos trabajar esta reconciliación. La primera tiene que ver con el marco analítico, y la referencia de Paul Davidson muestra cierta sintonía común a los austriacos y contraria al enfoque neoclásico. La segunda tiene que ver con el proceso de mercado en sí mismo. Mientras los austriacos en su mayoría hablaron de un proceso de mercado que tiende al equilibrio, los poskeynesianos desconfían de este proceso, y hasta lo describen como desestabilizador.
Sin embargo, desde las contribuciones de Shackle y Lachmann, hoy hay bastante consenso que en el proceso de mercado coexisten tanto fuerzas equlibrantes como desequilibrantes, lo cual puede crear un punto de contacto entre las dos tradiciones.
La pregunta que sigue es: ¿Es posible una reconciliación entre austriacos y poskeynesianos?