To get through the current crisis, Jared Bernstein argues, we must look to Keynes. It is an old argument, reapplied to our current context. The old argument is straightforward: the free market cannot fix itself. It follows, then, that we should not expect the economy to automatically recover once the pandemic outbreak is over. A more effective approach, Bernstein and others following in the tradition of Keynes maintain, would see the market managed by the savvy hand of the state.
Yet, how precisely the state should manage the economy is unclear. And the idea that capitalism is “not to be overthrown but to be ‘wisely managed’” is a dangerous one.
As Friedrich A. Hayek explained in a famous 1945 essay on The Use of Knowledge in Society, governments are unable to acquire the requisite knowledge to allocate resources effectively. The knowledge required is decentralized–of a particular time and place. Indeed, it is often tacit, meaning it cannot even be articulated by those possessing it.
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La Gran Depresión vs la Teoría General
La Gran Depresión de la década de 1930 es uno de los temas más complejos y controversiales en economía. No sólo este evento da origen al análisis macroeconómico, sino que también ve nacer al keynesianismo. Para el keynesianismo, fueron las políticas inspiradas en esta doctrina lo que finalmente permitieron a Estados Unidos poner fin a tan severa crisis. Fue esto así?
Una critica común a la lectura keynesiana es que las fechas no coinciden. La Teoría General de Keynes se publica en 1936. Sin embargo, la recuperación se inicia en 1933. No es posible por lo tanto, que la Teoría General sea el motivo de la recuperación de la Gran Depresión.
ENTRE KEYNESIANOS Y MARXISTAS – Por Alberto Benegas Lynch (h)
Las aplicaciones políticas siempre dependen de las ideas que prevalecen en la opinión pública. El político que desea mantenerse en funciones no tiene más remedio que adaptarse a lo que su audiencia reclama. Por ello es que resulta de tanta trascendencia la faena educativa, “inmortalizando la semilla” tal como nos dice Platón refiere Sócrates. Todo siempre comienza en cenáculos intelectuales que con el correr del tiempo, al igual que una piedra arrojada en un estanque, se van produciendo efectos multiplicadores en círculos concéntricos que poco a poco van abarcando cada vez circunferencias mayores hasta que el político incorpora ese discurso para obtener votos.
Lo que hoy puede denominarse “las izquierdas” son más perseverantes y consistentes que sus oponentes porque siempre reclaman más, son ambiciosos y no conformistas por ello es que son los que verdaderamente establecen la agenda y corren el eje del debate. En cambio los así llamados defensores de la sociedad abierta son en general timoratos y solo alegan “votar por el menos malo”. La secuencia puede ilustrarse del siguiente modo: primero dicen los timoratos de referencia que no es político proponer A y hay que conformarse con B, pero henos aquí que como no hacen nada por corren el eje del debate a poco andar renuncian a B y sugieren C y así sucesivamente, mientras que las izquierdas siempre apuntan alto según su vara.
Hayek sobre la ignorancia de Keynes en economia
Filosofía de la Economía, Vol 6, No 1 (2017)
El Centro de Investigación en Epistemología de las Ciencias Económicas dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires ya ha colocado on line su revista anual FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. A continuación colocamos su tabla de contenidos y el acceso a los artículos.
Tabla de contenidos
Editorial
Marqués, Gustavo Leonardo – Editorial . Pp. 3
Artículos académicos
Ravier, Adrián – Una posible clasificación de las leyes económicas . Pp. 5-21
Marqués, Gustavo Leonardo – Elección racional, maximización y racionalidad instrumental . Pp. 63-78
Keifman, Saul – Reseña «Keynes, filósofo práctico» . Pp. 79-94
Crespo, Ricardo – La difícil tarea de interpretar a Keynes. Un breve comentario a una reseña de Saúl Keifman . Pp. 95-96
Misceláneas
Información sobre autores . Pp. 97-98
Acceda aquí a la revista completa.
Book Review: Beyond Mechanical Markets – Asset Price Swings, Risk and the Role of the State, by Roman Frydman and Michael D. Goldberg, Princeton, NJ, Princeton University Press, 2011.
Frydman and Goldberg’s book lays out important methodological contributions in regard to questioning the hypothesis of rational expectations, constructed on the basis of the writings of Knight, Keynes and Hayek in its opening section. But in the second part, it does not propose a convincing model that would help avoid the formation of new financial bubbles. While accepting to some extent that the government entity has no greater knowledge than economic agents, it ignores the perverse public-sector incentives that James M. Buchanan and the School of Public Choice have explored in recent decades. Furthermore, although repeated reference to Hayek is encouraging, the authors seem to have misunderstood the implications of his most important insight, namely the knowledge problem as it affects public sector decision making. Paradoxically, this oversight leads Frydman and Goldberg themselves to adopt a pretension of knowledge stance despite explicitly criticising traditional models for this very same error.
Leer el trabajo completo en el Journal of New Finance, Vol. 1, No. 1.
¿Era Keynes keynesiano?
Este post es simplemente para compartir dos posts acerca de esta visión de que Keynes no era keynesiano. Dice Ricardo Crespo:
El caso de Keynes es un ejemplo de construcción social de una realidad ficticia. «La palabra Keynes -dijo su discípulo y amigo Richard Kahn- se ha transformado en un término de abuso», y ha quedado asociada, por la acción de malos políticos, a facilistas y falaces soluciones inflacionarias a los problemas de la desocupación y a una fuerte intervención del Estado en la economía. Keynes sólo con importantes restricciones y matices y en determinadas circunstancias hubiera estado de acuerdo con algo de esto. Por eso habría afirmado el año de su muerte (1946): «Yo no soy keynesiano». En efecto, Terence Hutchison escribió un célebre artículo con el título de «Keynes vs. keynesianos»: allí muestra cómo estos tergiversaron las ideas del maestro y cómo, por lo tanto, se las ha usado ilegítimamente o acusado injustamente.
Ver el artículo completo aquí.
J. Jacks, por su parte agrega otros elementos:
Ahora bien, Keynes no dijo que el sector público debía intervenir continuamente en la economía. Keynes no fue partidario de la intervención pública per se. El Gobierno era responsable de las crisis por su connivencia con el sector financiero y no debía intervenir, salvo en las crisis para evitar tasas de desempleo superiores al 10%, ya que el descontento llevaría a huelgas, al fin del capitalismo, de la democracia y a la aparición del Socialismo.
Ver el artículo completo aquí.
Friedrich Hayek and Milton Friedman on John Maynard Keynes
El sistema económico keynesiano – Juan Ramón Rallo [video]
Reflexión de domingo: MÁS SOBRE KEYNES – Por Alberto Benegas Lynch (h)
Mucho se ha escrito sobre John Maynard Keynes a favor y en contra, pero es de interés intentar una vez más indagar en aspectos centrales de su tesis al efecto de comprender el cometido con la mayor claridad posible.
En el capítulo 22 de su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero Keynes resume su idea al escribir que “En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías en manos de los particulares”.
En el capítulo 2 del segundo volumen de su Ensayos de persuasión afirma que “Estamos siendo castigados con una nueva enfermedad, cuyo nombre quizás aun no han oído algunos de los que me lean, pero de la que oirán mucho en los años venideros, es decir el paro tecnológico”. Este comentario sobre “la nueva enfermedad” pone de relieve la incomprensión de Keynes sobre el tema del desempleo.