Este post es simplemente para compartir dos posts acerca de esta visión de que Keynes no era keynesiano. Dice Ricardo Crespo:
El caso de Keynes es un ejemplo de construcción social de una realidad ficticia. «La palabra Keynes -dijo su discípulo y amigo Richard Kahn- se ha transformado en un término de abuso», y ha quedado asociada, por la acción de malos políticos, a facilistas y falaces soluciones inflacionarias a los problemas de la desocupación y a una fuerte intervención del Estado en la economía. Keynes sólo con importantes restricciones y matices y en determinadas circunstancias hubiera estado de acuerdo con algo de esto. Por eso habría afirmado el año de su muerte (1946): «Yo no soy keynesiano». En efecto, Terence Hutchison escribió un célebre artículo con el título de «Keynes vs. keynesianos»: allí muestra cómo estos tergiversaron las ideas del maestro y cómo, por lo tanto, se las ha usado ilegítimamente o acusado injustamente.
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J. Jacks, por su parte agrega otros elementos:
Ahora bien, Keynes no dijo que el sector público debía intervenir continuamente en la economía. Keynes no fue partidario de la intervención pública per se. El Gobierno era responsable de las crisis por su connivencia con el sector financiero y no debía intervenir, salvo en las crisis para evitar tasas de desempleo superiores al 10%, ya que el descontento llevaría a huelgas, al fin del capitalismo, de la democracia y a la aparición del Socialismo.
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