¿Para qué sirve el Banco Central? – Por Alberto Benegas Lynch (h)

De entrada decimos que la banca central no puede dejar de equivocarse. Independientemente de lo probos y competentes que sean sus directores, sólo pueden decidir en una de tres direcciones: a qué tasa expandir la base monetaria, contraerla o dejarla inalterada.

Cualquier camino distorsionará los precios relativos respecto a lo que hubieran sido de no haber mediado la intromisión. Por otro lado, si hacen lo mismo que hubiera hecho la gente no tendría sentido la intervención con el consiguiente ahorro de gastos inútiles. Para saber como actuaría la gente hay que dejar que se exprese libremente.

Sigue leyendo

«Virtudes y Límites de la Teoría Cuantitativa del Dinero», en Laissez Faire, No. 47

La Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín acaba de publicar la revista Laissez Faire No. 47. La revista incluye mi artículo «Virtudes y Límites de la Teoría Cuantitativa del Dinero«. A continuación el índice completo y el acceso a todos los trabajos de la revista.

El Hedonismo Cualitativo-Cuantitativo de John Stuart Mill
Moris A. Polando
No. 47 (Septiembre 2017)
Vista Previa   PDF

Sobre Utopías y Distopías (con comentarios sobre una novela distópica moderna)
Julio H. Cole
No. 47 (Septiembre 2017)
Vista Previa   PDF

Liberalismo y Libertarianismo: Reflexiones Críticas
Jesús María Alvarado Andrade
No. 47 (Septiembre 2017)
Vista Previa   PDF

Batalla Institucional para Limitar el Poder y Preservar la Libertad
Julio César de Léon Barbero
No. 47 (Septiembre 2017)
Vista Previa   PDF

La marginalidad de lo invisible: O la res publica oculta
Paul Laurent
No. 47 (Septiembre 2017)
Vista Previa   PDF

Virtudes y Límites de la Teoría Cuantitativa del Dinero
Adrián O. Ravier
No. 47 (Septiembre 2017)
Vista Previa   PDF

Indice Cronólogico
Julio H. Cole
No. 47 (Septiembre  2017)
Vista Previa   PDF

 

La versión exitosa del neoliberalismo [El Cronista]

Nadie sabe bien qué es el neoliberalismo, pero lo que parece estar claro en la opinión pública argentina es que ha fracasado. Se lo identifica generalmente con el “Consenso de Washington” o con algunos autores de la Escuela Austriaca y la Escuela de Chicago, especialmente Ludwig von Mises, Friedrich Hayek o Milton Friedman. Pero lo cierto es que las ideas que estos autores defendieron tienen poca o nula relación con la política económica de aquellos países que toman como ejemplo, especialmente la Argentina noventista. De hecho, la corrupción, el excesivo gasto público, los recurrentes déficits fiscales, el endeudamiento, la falta de federalismo, el mercantilismo del Mercosur, el atraso cambiario y la falta de un sistema republicano de gobierno con respeto por las instituciones y la división de poderes, no parece ser consistente con la ortodoxia del “liberalismo”.

En lo que sigue, no intentaré volver sobre la disputa comentada, sino señalar que varios países latinoamericanos, a pesar de sufrir el impacto de la Crisis del Tequila de 1995, la crisis asiática de 1997, el default ruso de 1998, la devaluación de Brasil en 1999 y las depresiones norteamericana y argentina de 2001, aun así continuaron por el mismo camino “neoliberal” y los resultados fueron positivos.

Dos caminos alternativos

Tras la década perdida de 1980, los países de Latinoamérica emprendieron un camino de cierta apertura económica y privatización de sus empresas públicas deficitarias. El Estado había resultado ineficaz en gestionar los servicios públicos como la luz, el agua, el gas o las telecomunicaciones, y en algunos países la monetización del déficit fiscal que precisamente provocaban esas empresas en manos estatales terminó con una acelerada inflación.

Las reformas implementadas en la década del 90 permitieron a los países latinoamericanos modernizar sus economías. La inversión extranjera directa estaba representada en grandes flujos de dinero, pero también en know how, sobre cómo gestionar las inversiones en ciertos campos clave que permitieran a la economía tecnificarse. En prácticamente todos los países latinoamericanos se observó una extensión de los servicios públicos en toda la amplitud de sus territorios nacionales, cuando antes eran negados a una gran parte de la población, al mismo tiempo que se construyeron autopistas y rutas que hicieron más eficiente la comunicación entre los estados provinciales, extendiendo la frontera de posibilidades de la producción.

En algunos países, como Argentina, Bolivia, Venezuela o Ecuador, -y por diferentes causas- el modelo hoy calificado como “neoliberal” no terminó bien, y la opinión pública decidió apoyar otros modelos que cambiaran el rumbo. Es así que en la última década estos cuatro países decidieron apoyar un modelo de desarrollo interno, privilegiaron las relaciones dentro del grupo, avanzaron en un modelo de sustitución de importaciones- y planificaron un entramado de subsidios y regulaciones que escaseaban en la década anterior.

Otros países, sin embargo, continuaron con aquel modelo “neoliberal”. Chile, Colombia, Perú, Uruguay y México evitaron cerrar sus economías y doblaron esfuerzos en intentar atraer capitales como base de su desarrollo productivo, al tiempo que mantuvieron las privatizaciones de los servicios públicos como un factor acertado de los gobiernos previos.

¿Resultados similares?

En el período 2003-2008 las estadísticas muestran que ambos modelos fueron exitosos en términos de aumentar la inversión, reducir la pobreza, crear empleo, alcanzar un crecimiento económico acelerado e incluso reducir la carga de la deuda en relación con el PIB.

La similitud, sin embargo, es sólo aparente. Y no me refiero únicamente a lo engañosas que pueden resultar las estadísticas en el primer grupo -especialmente Argentina y Venezuela-, sino a otras cuestiones de fondo.

Mientras Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador expandieron la inversión pública, las otras economías estimularon la inversión privada. Mientras el primer grupo creó mayor empleo público y expandió los planes sociales, el segundo creó empleo privado. Mientras el primer grupo redujo la deuda pero aceleró la inflación, el segundo grupo redujo la deuda, con estabilidad monetaria. Mientras el primer grupo muestra un crecimiento del gasto público sobre PIB, en el segundo grupo este ratio cae. Mientras el primer grupo nacionaliza empresas privatizadas en la década anterior, el segundo grupo profundiza aquel modelo y mejora las regulaciones.

La crisis global de 2009 golpeó a las economías emergentes latinoamericanas, pero a partir de 2010 el primer grupo se estancó o entró en recesión, mientras el segundo grupo continuó su expansión económica. Los fundamentos de la expansión del segundo grupo, basados en fundamentos “neoliberales” (apertura económica, privatizaciones, baja presión tributaria y bajo gasto público relativo, por ejemplo) deberían abrir un interrogante en quienes creen que este modelo ha fracasado.

Analizar el fugaz “crecimiento económico” argentino (fue más recuperación que crecimiento real) frente a lo genuino y sostenible del modelo que aplicaron los países de la Alianza del Pacífico, nos debería dejar lecciones de por dónde debería ir la política económica de nuestro país y de los países del primer grupo.

De la Alianza del Pacífico a la Alianza Latinoamericana

Mauricio Macri ganó las elecciones em 2015 fundando su campaña en este cambio que resultó lógico para la opinión pública, tras los límites económicos y sociales que enfrentó el populismo.

El cambio propuesto, sin embargo, todavía es lento en insertar a la Argentina al mundo y prácticamente nulo en reducir el gasto público, la presión tributaria y el déficit fiscal.

El excesivo gradualismo impide alcanzar mejor resultados de actividad económica y empleo genuino, pero al menos la Argentina inicia una transición adecuada. Bolivia, Ecuador y Venezuela todavía siguen su rumbo herodoxo, y eso dejará tristes resultados para su población.

La esperanza está en que poco a poco los países del primer grupo aprovechen las lecciones que en la última década nos ha dejado el segundo grupo, y que la Alianza del Pacífico se convierta en una Alianza Latinoamericana.

Publicado originalmente en El Cronista, domingo 24 de septiembre de 2017.

10 claves de la vida y obra de Milton Friedman

Preparé un decálogo con las 10 claves de la vida y obra de Milton Friedman a pedido de Students for Liberty de Argentina.

  1. A Milton Friedman le debemos el desarrollo del monetarismo o Escuela de Chicago. Es cierto que su originalidad puede ser puesta en duda, pero antes de que llegara a la Universidad de Chicago en 1946, había allí un claro pensamiento heterogéneo. En los treinta años que Friedman enseñó en Chicago el pensamiento de docentes y alumnos tendió a ser homogéneo. Su capacidad de persuadir era única. Cuando Friedman abandona la Universidad de Chicago en 1976, ésta se volvió a transformar.
  2. Uno de sus máximos aportes fue metodológico. En un momento en que las discusiones eran más conceptuales que empíricas, Friedman argumentó que la utilidad de una teoría dependía más del éxito de sus pronósticos, que del realismo de sus supuestos. Instó a sus colegas a ir a los números, si bien jamás abandonó el mundo de las ideas.
  3. Un aporte fundamental de Milton Friedman fue redescubrir la teoría cuantitativa del dinero. Si bien la ecuación pertenece a Irving Fisher, de quien siempre declaró una enorme deuda intelectual, su insistencia en el trabajo empírico permitió luchar contra el keynesianismo en el mundo de las ideas, y contra los procesos inflacionarios en el plano empírico. Friedman es quizás el máximo responsable de que hoy el mundo goce de estabilidad monetaria, con lamentables pero pocas excepciones.
  4. Su historia monetaria de los Estados Unidos, en coautora con Anna Schwartz, le enseñó a los economistas la importancia de mantener una política monetaria estable, además de discutir la hipótesis por entonces dominante, de que la gran depresión había sido causada por el capitalismo. Friedman culpó una y otra vez a la Reserva Federal por sus errores en la crisis del treinta, lecciones que ayudaron a que en 2008 no se repitieran los mismos errores, con su lamentable impacto sobre la actividad económica y el empleo.
  5. Su curva de Phillips ajustada por expectativas adaptativas, de largo plazo y vertical fue un golpe teórico fundamental contra el keynesianismo, que por entonces vivía tiempos difíciles por la evidente estanflación. Friedman junto a Edmund Phelps le enseñó a los economistas que las políticas monetarias podían mostrar efectos positivos y benignos en el corto plazo, pero que tarde o temprano esos efectos se neutralizarían, dejando a la economía con procesos inflacionarios y ningún efecto sobre el empleo. Insistió una y otra vez que la autoridad monetaria se concentre en la estabilidad de precios, y nunca en crear empleo o suavizar los ciclos económicos, pues no sería eficaz para alcanzar estos objetivos.
  6. Su regla monetaria era simple: abolir la Reserva Federal y reemplazarla por una máquina que imprimiera un 3 % más de dinero cada año. Dadas las estimaciones de la tendencia de crecimiento del largo plazo en un 3 %, pensaba que la cantidad de dinero debía crecer a un ritmo similar. La regla sigue siendo válida. Tras el fallecimiento de Milton Friedman, Anna Schwartz se ocupó de mostrar que la crisis de 2008 fue consecuencia de una política monetaria muy inestable en la década anterior.
  7. Pidió humildad a la hora de manejar la política monetaria. Reconocía que no somos plenamente conscientes de los efectos que genera afectar la cantidad de dinero, las tasas de interés o el tipo de cambio. Su principal argumento fue el “lag” o rezago de tiempo que ocurre entre que se introduce dinero al mercado y eso impacta en la actividad económica y el empleo, lo que estimó entre 12 y 18 meses. Insistía que si la autoridad monetaria quería aplicar políticas anti-cíclicas, lo único que conseguiría es sumar volatilidad al mercado.
  8. Si bien su campo de especialización fue en la macroeconomía y la política monetaria, tras obtener el premio Nobel en 1976 decidió dejar Chicago para emprender un nuevo proyecto: Libertad de Elegir. Un programa televisivo de enorme impacto y un libro que se convirtió en best seller contribuyeron en formar al americano medio  en el pensamiento liberal. Sus aportes se expandieron a todos los planos: educación, salud, pensiones, medio ambiente, carreteras, regulaciones, etc.
  9. Se acusó a Friedman de colaborar con la dictadura de Pinochet, pero él era un demócrata. Estaba convencido que si Chile lograba contener la inflación y recuperaba una economía de mercado, entonces surgiría una clase media que rápidamente exigiría el llamado a elecciones. Friedman contribuyó a resolver los problemas económicos de Chile; fue también responsable de terminar con la dictadura de Pinochet; y fue artífice del milagro económico chileno que hoy ilumina a la región.
  10. Milton Friedman fue un liberal, convencido de las ventajas de la economía de mercado; respetuoso de la libertad individual; fanático de la propiedad privada; y defensor del gobierno limitado.

Publicado originalmente en Students for Liberty.

 

Modelos y Escuela Austriaca

Abstract

Filosofía de la Economía (2015), vol. 4, pp. 69-85

Es común la contraposición habitual entre los “modelos neoclásicos”, supuestamente irrealistas, versus la teoría del proceso de mercado de la Escuela Austríaca, supuestamente más realista. El objetivo de este artículo es intentar demostrar que tal contraposición es falsa. Ambas escuelas usan modelos como Mäki los analiza, y ambos modelos pueden manejarse bajo el esquema “si tales y cuales condiciones, entonces tal cosa”, siendo esas condiciones un conjunto de hipótesis universales cuyo grado de realismo es irrelevante para la verdad del modelo. La conclusión general es que la posición de Friedman, interpretada de modo realista, no es tan lejana de la Escuela Austríaca como parece.

Bajar el paper completo

Monopolios – La «sociedad» del gobierno y de los industriales contra los consumidores

De esta manera cerraba mi última nota en Infobae:

En lugar de seguir creando organismos como este Consejo de Defensa a las Pequeñas y Medianas Empresas [que anunció Axel Kicillof], parece mucho más rentable recuperar la igualdad ante la ley y la economía de mercado. Ningún contexto es más justo para los verdaderos empresarios que la sana competencia. El debate que nos debemos plantear es qué empresario queremos en el centro de nuestra estructura productiva.

Milton Friedman es claro sobre este punto:

Reflexión de domingo: «UN ENSAYO DE MILTON FRIEDMAN» – Por Alberto Benegas Lynch (h)

ABLUno de los trabajos interesantes e inspiradores de Friedman, esta vez en coautoría con su mujer Rose, se titula “La corriente en los asuntos de los hombres” traducido y publicado en Libertas con la autorización de los autores y de Hoover Institution en la edición de la mencionada revista académica de octubre de 1989 (un mes antes del derrumbe del Muro de la Vergüenza en Berlin, aunque originalmente publicado en 1988 en la colección titulada Thinking About America por Hoover Institution Press). Como es un tema de permanente actualidad, es oportuno comentar los aspectos más salientes de este ensayo.

Los Friedman subrayan la importancia decisiva de las ideas en los procesos humanos y reiteran la verdad que encierra el título y el contenido del muy citado libro de Richard Weaver, Ideas Have Consequences. De ahí es que resultan tan necesarios los esfuerzos educativos respecto a la trasmisión de valores y principios compatibles con la sociedad abierta si quiere preservarse la libertad y el consiguiente respeto recíproco.

En este ensayo se destacan las corrientes de pensamiento que, al igual que las corrientes marinas, tardan en manifestarse pero una vez que lo hacen dejan su marca y allí se dice que este proceso clave no ha sido suficientemente tratado por historiadores y economistas. Escriben que “la hipótesis es la siguiente: un cambio importante en la política social y económica está precedida por un cambio en el clima de opinión intelectual” y señalan que una vez trabajada la idea en el terreno académico se traslada a otras instancias hasta que llega a los medios de comunicación y, por ende, al público en general. Pero para mantener esta tendencia debe alimentarse permanentemente la idea, de lo contrario será sustituida por lo que Albert V. Dicey denominó las contracorrientes que en general se deben a la desaparición de los protagonistas originales cuando los espacios respectivos quedan vacantes.

Sigue leyendo