Mercado Libre (¡qué nombre!): en 15 años vale más que YPF (¡símbolo de nuestra soberanía!)

Con los alumnos de UCEMA analizamos casos exitosos de empresarios argentinos que desarrollan negocios Internacionales. En este caso, Ignacio Pohli de Lange analiza el caso de Mercado Libre. Aquí algunos párrafos de su trabajo:

“Mercado Libre es un mercado online que ofrece soluciones para distintos individuos y empresas. Es un medio para comercializar. Dentro de este mercado se puede vender, comprar, anunciar, enviar y pagar el producto. Actualmente cuenta con 160 millones de usuarios registrados. De los cuales 23.6 millones son compradores y 7. 8 millones son vendedores. A nivel regional es el sitio de retail más visitado de Latinoamérica y en términos mundiales el octavo más visitado del mundo.”

YPF

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Mis 8 discrepancias con Axel Kicillof y el gobierno argentino

Kicillof-614x350El ministro de Economía, Axel Kicillof, fue entrevistado recientemente por Joaquín Morales Solá y nos dejó -en 35 minutos- interesantes argumentos para defender su administración de la política económica.

En la entrevista arremetió una vez más contra los economistas ortodoxos, defendió la política de desendeudamiento, de reindustrialización y de inclusión social, enfatizó el fuerte crecimiento económico que el país experimentó desde 2003, recordó la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas. Se apoyó sobre ciertos economistas como Miguel Ángel Broda, Orlando Ferreres y Carlos Melconian para señalar que la economía está bien, creciendo un 1 %, que la inflación se desaceleró de un 40 % a un 25 % -sin recetas ortodoxas-, que las reservas están estables, que no hay problemas con los vencimientos de deuda, lo que deja una buena herencia para el próximo Gobierno, garantizando continuidad del modelo luego de 2015.

Cuando se le cuestionó el bajo crecimiento, el ministro de Economía explicó el complejo contexto internacional que nos acompaña, con caída en los precios de los commodities, con las locomotoras de China y Estados Unidos bajo ciertas dificultades y con Brasil en recesión.

Es precisamente ese contexto el que lo obligó a decidir aplicar una política contracíclica desde principios de 2014 para estimular el consumo interno mediante planes y programas, apoyado en un supuesto consenso de los economistas en las recetas keynesianas que se presentan en todos los manuales de macroeconomía y política económica.

Dejando de lado los discutibles números del ministro de Economía -que él mismo se ocupó de criticar antes de asumir funciones oficiales-, presentaré a continuación mis diferencias con su administración de la política económica, que se pueden resumir en ocho puntos fundamentales.

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Tres razones para desinflar la burbuja del Estado

impuestosCuando los historiadores económicos se refieren a las grandes crisis económicas del siglo XX -y lo que va del siglo XXI- identifican cada caso con una burbuja. En la crisis de los años 1930, por ejemplo, los historiadores observaron burbujas bursátiles e inmobiliarias. La crisis dot-com de 2001 en Estados Unidos fue la burbuja bursátil de las acciones relacionadas a internet. La gran recesión de 2008, también en Estados Unidos, fue el desenlace de la burbuja inmobiliaria gestada desde fines de 2001. La crisis europea actual fue la de una burbuja inmobiliaria, seguida de una burbuja del gasto público que se ha pinchado en varios países, pero queda aún una brecha importante por corregir. Vale aclarar que las economías solo lograron recuperarse de las distintas crisis mencionadas cuando las burbujas se terminaron de desinflar y emprendieron un proceso de formación de capital a través del ahorro y la inversión.

En la Argentina de hoy la crisis que viene será asociada a la burbuja del gasto público, que se fue gestando desde 2003 y especialmente a partir de los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, con sucesivos planes y programas.

Sin ánimo de ser exhaustivo, aunque presentados cronológicamente, recordamos ya en agosto de 2003 el Plan Manos a la Obra de Néstor Kirchner, seguido por la prolongación del Programa Remediar, la creación del Museo de la Memoria, el Plan Federal de Salud, el Plan Nacer Argentina, el Plan Espacial Nacional, el Programa de Becas del Bicentenario, el Programa de Apoyo de Infraestructura Universitaria, el Programa Argentina Trabaja, Fútbol para Todos, la asignación universal por hijo, el Fondo del Bicentenario para pagar la deuda externa, el Programa Conectar Igualdad, el Programa de Financiamiento Productivo del Bicentenario, Pakapaka, Tecnópolis, la recuperación de YPF, Procrear, el Programa Sumar (que fue una ampliación del Programa Nacer) o el Plan Raíces, entre otros.

Tres críticas presentamos los economistas a estos programas.

En primer lugar, que varios de estos programas y planes no se presentan como temporarios -mientras duró la crisis de 2002, con más de un 50 % de pobres y más de un 20 % de desempleados-, sino como continuos, garantizando a mucha gente una serie de ingresos que perdurarán en el tiempo. Esto evita que los beneficiarios tengan incentivos para buscar por sí mismos la generación de ingresos que les permitan abandonar esta dependencia del Estado. Más grave aún ha resultado el caso en que muchas personas rechazan posibilidades de trabajo para no perder un plan del Gobierno.

En segundo lugar, preocupa la sustentabilidad del gasto público total, el que no puede mantenerse aun con la mayor presión tributaria de la historia argentina, requiriéndose ahora de emisión monetaria para cubrir la brecha entre ingresos y gastos, y sometiendo a toda la población a niveles elevados de inflación. Axel Kicillof inició un proceso de ajuste por la vía de la inflación, pero el costo político de su sucesor será elevado, lo que puede implicar problemas de gobernabilidad para quien ocupe el sillón de Rivadavia en 2016.

En tercer lugar, desconocer que mucho de lo que estos programas hacen el mercado podría hacerlo por sí solo y de manera mucho más eficiente. Esto se vincula con el primero de los puntos planteados. Basta observar a nuestros países vecinos, con niveles de desempleo y pobreza radicalmente inferiores a los de Argentina, para comprender el daño que estos planes y programas le hacen a la población. Esto se vincula al debate que la Presidente ha querido abrir en distintos discursos -sobre qué Estado queremos-, pero al que nadie de la oposición atendió. Personalmente, pienso que el objetivo final debería ser que los argentinos tengan trabajo, ingresos propios, y a través de ese ingreso y el acceso a crédito puedan adquirir su casa, su auto o incluso pagar por los bienes y los servicios que deseen consumir, sean estos remedios, computadoras o incluso fútbol. En la medida en que esto se vaya logrando, el Estado debería ir reduciendo su tamaño, desmantelándose muchos de los programas y los planes o también los ministerios y las secretarías que este Gobierno ha creado. Que en esta “década ganada” el proceso haya sido contario a este ideal es una muestra de que hemos tomado el camino inverso al deseado. Que Daniel Scioli esté pensando hoy en crear nuevos ministerios y secretarías también es un camino opuesto al deseado.

Los economistas no exigimos un cambio hacia la anarquía y la desaparición inmediata de todos los planes sociales y programas, y menos aún en las condiciones de la Argentina en 2002 o 2003, sino un llamado de atención a los excesos de gasto que el kirchnerismo ha iniciado y el costo político y social que puede implicar revertir este proceso.

Tal como ocurrió en sucesivas crisis económicas, la Argentina no podrá retornar al crecimiento hasta que desinfle la burbuja del gasto público. Si la fase de desarrollo requiere inversión, como definió recientemente Miguel Bein -el asesor principal de Daniel Scioli-, y como sostiene también el equipo económico de Mauricio Macri, debemos tomar conciencia de que nadie querrá invertir en un país que mantiene un nivel de gasto público en torno al 50 % del PIB, con una inflación que supera -al menos- el 20 %, cuya presión tributaria es récord de todo el continente y que aún mantiene un déficit fiscal del 7 %-8 % del PIB.

La renta petrolera, la propiedad del subsuelo y los Escolásticos Hispanos

YeattsUn artículo sobre la “renta petrolera” me permite vincular algunos temas que me ha tocado ver en estos últimos días. Publicado en La Nación, comenta que:

la disputa entre el gobierno nacional e YPF, por un lado, y las provincias petroleras, por el otro, publicada por LA NACION hace unos días, tendrá consecuencias negativas para enfrentar la crisis energética. Se trata de una disputa sobre cómo regular y distribuir una renta petrolera que aún no existe (Vaca Muerta o no convencionales) y que tardará mucho más en llegar si no hay una política de Estado común.

El autor se refiere a los elementos de la disputa:

Un punto central en la disputa es definir quién tiene el poder de fijar la política petrolera y legislar. Si bien las provincias tienen el “dominio originario” de sus recursos naturales por el artículo 124 de la Constitución Nacional, también es claro el art.75 inc.12 de la Constitución y la ley 26197 (llamada ley corta), en el sentido que corresponde al gobierno nacional legislar y fijar las políticas en materia de hidrocarburos. Sin embargo, casi todas las provincias petroleras han sancionado leyes de hidrocarburos que de por sí son inconstitucionales y que además contradicen aspectos importantes de la ley de hidrocarburos nacional (17.319), creando un caos regulatorio. A favor de las provincias puede señalarse que desde 2002, con la creación de los derechos de exportación no coparticipables y la ley de emergencia económica que prácticamente congeló los precios de los hidrocarburos, el Gobierno se ha venido apropiando ilegítimamente de parte del valor de los recursos.

Aunque los abogados lo llamen de otra forma, desde nuestra perspectiva hay un problema de derechos de propiedad. Pero lo que quisiera comentar del artículo es esta breve referencia:

“En noviembre del año pasado, en Corea del Sur y en el marco del último Congreso Mundial de la Energía, el CEO saliente de Shell, Peter Voser, dijo que no creía que en otros países del mundo se pudiera dar el “boom” de los hidrocarburos no convencionales como se viene dando en EEUU. Una de las principales razones en que fundó su predicción fueron las características únicas del régimen legal de los EE.UU., en donde el superficiario es el dueño de los recursos del subsuelo.”

Respecto a este último punto, todos los países latinoamericanos hemos mantenido la legislación colonial que asignaba la propiedad del subsuelo al rey de España, el que fue reemplazado por los estados nacionales luego de la independencia. Quien más ha investigado y escrito sobre este tema es Guillermo Yeatts.

Pero he aquí que para asistir a un coloquio de Liberty Fund tengo que leer algunos capítulos del libro de Alejandro Chafuen: “Faith and Liberty: The Economic Thought of the Late Scholastics”, quien señala que estos autores, herederos de la tradición de Tomás de Aquino, también conocidos como la “Escuela de Salamanca” o “Escolásticos Hispanos”, aunque eran de distintas ciudades, y a pesar de encontrarse bajo el poder del soberano que se asignara para sí esos recursos, favorecían el mismo principio.

Tomás de Aquino

“Pedro de Ledesma, siguiendo el razonamiento de San Antonino, remarcó que aquellas cosas que nunca han tenido dueño ‘pertenecen al que las encuentra, y éste no comete robo al apropiarse de dichos bienes’.”

“Si la ley natural dice que un tesoro pertenece a quien lo encuentra,…, es lógico concluir que todo lo que sea ubicado por la naturaleza bajo la superficie razonablemente pertenezca al dueño de la superficie. Los Escolásticos citaban el ejemplo de los depósitos minerales y metálicos. Salón expresó explícitamente que “Los minerales y depósitos de oro y plata, como también cualquier otro metal en su estado natural, pertenecen al dueño de la tierra y son para su beneficio”.

Más de un siglo después, el autor escolástico tardío P. Gabriel Antoine (1678-1743) juzgó que: “las piedras, carbón, arcilla, arena, minas de hierro, plomo, que se encuentran en la tierra de alguien, pertenecen al propietario de la tierra. En efecto, son parte de la tierra, porque ésta no consiste solamente en la superficie sino en su total profundidad hasta el centro de la Tierra, y allí es donde podemos encontrar estos frutos. Y lo mismo puede decirse de depósitos de metales.”

“Uno de los autores que influyó mucho en los Escolásticos Hispanos, Sylvestre de Priero, argumentó que la ley que atribuye al príncipe todos los tesoros encontrados por otros, aun si fueran encontrados en terrenos privados, era violenta y contraria al derecho natural y común. Sylvestre criticó el comentario de Paludano según quien por tradición todos los tesoros pertenecen al príncipe, sin importar donde se los encuentre. Domingo de Soto señaló que esta tradición: “no ha sido introducida en ninguna sociedad bien organizada…., y si fue aplicada en algún lugar, lo fue a través de la fuerza y contra la ley natural y civil.”

Al populismo se le acabó la energía

Compartimos un video desarrollado por la Fundación Libertad y Progreso acerca de la cuestión energética argentina. Los servicios públicos en los años 80 nos habían dejado con una crisis energética extraordinaria, importando energía y sufriendo recurrentes cortes de luz. En la década del 90 cambiaron las reglas de juego, se privatizaron las empresas y no sólo alcanzamos el autoabastecimiento, sino que incluso exportamos energía. Hoy las empresas públicas nacionalizadas ya no pueden alcanzar el autoabastecimiento, y de nuevo, requerimos una importación de energía creciente que además de ser costosa pone en jaque a la economía argentina. El video nos muestra que no aprendimos las lecciones de la historia.

El turno de Kicillof

Capitanich_KicillofNo comprendí el optimismo que despertó en los medios el nombramiento de Capitanich al frente de la Jefatura de Gabinete hace sólo un par de meses. Es cierto que dialogó con la prensa en estos dos meses más de lo que sus antecesores lo hicieron en los años previos. Pero la situación argentina amerita cambios de fondo, no cambios de estilo. Y esos cambios de fondo brillaron por su ausencia.

Ahora es el turno de Kicillof, que estratégicamente supo hacer silencio y dejar caer la imagen de su socio en el gobierno sin ver deprimida la propia. Pero él es el ministro de Economía, y las noticias no son buenas en la órbita que maneja: las reservas siguen cayendo, el dólar blue se volvió a disparar, la inflación no cesa, la escasez de productos es cada vez más visible y el desequilibrio fiscal no encuentra financiamiento.

La Argentina necesita cambios estructurales, pero la apuesta oficial -especialmente de la presidente- va por otro camino. Se trata de llegar al 2015 sin abandonar la línea que caracterizó al gobierno todos estos años. Bajo esa premisa, conjeturo que veremos un fracaso atrás de otro, con caras nuevas recurrentemente que intentarán lo imposible. Kicillof no podrá escapar a lo sucedido con sus antecesores. El problema central, una vez más, es el exacerbado gasto público. La teoría de las finanzas públicas nos enseña que para financiarlo hay tres instrumentos centrales. Impuestos, deuda y emisión.

En el primer caso, la presión tributaria ha ido aumentando incesantemente desde el comienzo del kirchnerismo. De poco más del 20% al final del menemismo a más del 40% en 2012. Este es un dato relevante que destaca la voracidad fiscal que ha caracterizado al gobierno argentino durante los últimos 10 años.

Algunos analistas creyeron encontrar el límite a la presión tributaria hace algunos años, pero el ingenio y la creatividad de este gobierno siempre encontró nuevas respuestas. Hoy muchos analistas dicen que no habrá más recursos por esta vía, aunque yo no lo veo tan claro. Este gobierno tiene una única meta, otra vez, que es llegar a 2015 sin cambiar la línea. No importa que paguemos un nivel de impuestos europeo o nórdico y recibamos servicios públicos africanos. Sólo importa evitar el ajuste a cualquier costo. Conjeturo entonces que la presión tributaria continuará su ascenso aunque resta definir qué sector de la población pagará el costo.

En el segundo caso, el gobierno buscará tomar deuda. Cinco o diez mil millones de dólares que refuercen las reservas harían la diferencia. En este sentido, Kicillof sólo hizo una cosa desde su llegada al nuevo rol en el gobierno. Trató de llegar a un acuerdo con Repsol tras la expropiación de YPF y viajó a Asia en busca de fondos. Muchos analistas destacan el “alto costo” de este potencial financiamiento, sin embargo, esto no será un limitante. Si alguien accede a prestarle dinero al gobierno y esto le permite evitar el ajuste antes de 2015, el gobierno avanzará “sin importar el costo”. Conjeturo entonces que el endeudamiento aumentará en estos dos últimos años de mandato.

Por último, la fuente de financiamiento que el gobierno viene utilizando y que también parece llegar a un límite es la de la emisión monetaria. La consecuente inflación ya está en boca de todos. El malestar social por la suba continua de precios es generalizado. Y muchos analistas concluyen entonces que no podrán seguir abusando de este “recurso”. Sin embargo, insisto, lo único que está en juego en este último período del kirchnerismo es evitar el ajuste. Conjeturo entonces que emitirán todo lo necesario para sostener el modelo. Las fuentes alternativas de financiamiento están agotadas, pero el gobierno se niega a creerlo. No habrá un cambio estructural de la política económica, y sólo decantará el modelo cuando los estallidos sociales impongan un límite. Ahora sólo podemos sentarnos a ver lo que la creatividad de Kicillof nos depara, pero aumentando a la vez la presión tributaria, el endeudamiento y la inflación, mientras la oposición va preparando propuestas estructurales que recién en 2015 iniciarán el cambio.

Fuente: Publicada originalmente en Infobae, martes 14 de enero de 2014.

Expropiaciones y Deficit Fiscal

En un interesante post de IDESA, se muestra una correlación entre déficit fiscales y expropiaciones en Argentina. Los principios republicanos indican que son los impuestos, legislados a través de los representantes (el pueblo) el método de financiación del Estado. Algunos países, como Argentina, ante la presencia de déficit fiscal deciden, en lugar de aumentar impuestos o bajar el gasto, directamente expropiar stocks y flujos de recursos de sus propios ciudadanos. Es notable que el caso de YPF haya sido ignorando las normas constitucionales, y ni siquiera así la oposición se haya hecho escuchar.

Esto, sin embargo, no es otra cosa que un impuesto implícito a través de un traslado de deuda a generaciones futuras y de pérdida de inversiones y bienestar. Es claro que los legisladores, confundidos, creen representar a sus líderes de partido, y no a los ciudadanos como de hecho deberían hacer.

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Respuesta a Axel Kicillof: «El problema es el modelo K, no el mercado»

En este artículo explicaba que Kicillof es un académico serio y que el debate sobre YPF-Repsol es de ideas, no de personas. Mi opinión es que es un error del diario La Nación concentrar la atención en Kicillof persona, sea como marxista o sea como keynesiano, y que mejor sería refutar sus ideas, que lamentablemente hoy dominan en la política argentina.

En esta oportunidad, quiero mostrar dos videos y analizar sus argumentos:

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YPF y la Incertidumbre de Régimen

Se ha dicho mucho en las últimas 24hs sobre la decisión K de expropiar YPF. Independientemente de cómo se quiera llamar a esta medida, qué adorno institucional se le de en la escribanía que se ha vuelto el Congreso argentino, y qué retórica K se use, el caso es que en cuestión de minutos el gobierno se ha hecho cargo de facto de una de las empresas más grandes del país.

No conozco los detalles del mercado de energía en Argentina. Tampoco conozco en detalle cual debería haber sido el camino legal si el estado está interesado en ser accionista de la empresa, pero claramente no es lo que sucedió ayer. Este caso ilustra el efecto del “regime uncertainty” que Bob Higgs ha estudiado en la Gran Depresión.

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La nacionalización de YPF II

En junio pasado, antes de las elecciones en las que Cristina Kichner resultó victoriosa con más de un 50 % de los votos, hicimos un análisis de la economía argentina bajo el kirchnerismo concluyendo que el gobierno argentino debía encarar tres desafíos si quería evitar una nueva crisis económica en los próximos años:

Cualquiera sea el resultado de la próxima elección presidencial, los desafíos centrales de la política económica post-elecciones son 1) el crecimiento de la economía, 2) el control del gasto público y 3) evitar que se dispare la inflación.

El kirchnerismo amagó con ajustes sobre los subsidios, pero los conflictos sociales no tardaron en llegar. Es por ello que cambió el rumbo, y se volvió sobre la profundización del modelo. A la estatización de las pensiones, se sumaron la apropiación de las reservas del BCRA y ahora la expropiación de YPF, aspecto que temíamos hace unos días.

Nestor Kichner –como muestra el video- había apoyado la iniciativa menemista de privatizar YPF, pero las necesidades fiscales del gobierno pudieron más. De hecho, si no se recortan los subsidios, ni se reduce al gasto público, la alternativa para financiarlo sería le emisión de moneda, pero eso aceleraría la inflación.

El gobierno tiene ahora -para el corto plazo- un recurso adicional para evitar el descalabro financiero de la nación (YPF en números), pero estimo que el daño «institucional» no tendrá reparos al menos en una década.

Mi pregunta a los lectores es si este daño institucional impactará en la economía en el cortísimo plazo a través de caída de la inversión, lo cual acelerará la llegada de la crisis, o si esta política le dará aire al gobierno, y el daño institucional será un legado más para lo que vendrá después.