Desde el ajuste del cepo cambiario se percibe un temor por parte del público a que el gobierno imponga un corralito sobre los depósitos en dólares. En otras palabras, que los actuales límites a la compra de dólares se extiendan al acceso a los dólares propios.
Otro temor es un canje compulsivo de los depósitos en dólares. El gobierno confisca los dólares y ofrece a cambio algún tipo de bono. Estos temores llevan a un retiro de depósitos que pueden llevar a problemas financieros.
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Notas Sobre el Nuevo Cepo Cambiario
Demanda, Oferta, y Cepo Cambiario
Como era de esperarse, la pérdida de reservas del BCRA llevaron a un endurecimiento del cepo cambiario. Y también como es de esperarse, esto ha de traer mayores costos que beneficios.
Uno de los problemas de un cepo cambiario es que mientras en la practica no soluciona el problema de pérdidas de reservas, puede llevar a una devaluación mayor a la necesaria para cerrar la perdida de reservas. Esto se puede apreciar en un gráfico de demanda y oferta.
Sigue leyendo¿Qué balance haremos en 2019 del gobierno de Macri?
Comparto esta nota de ayer publicada en El Cronista, que se complementa con la que compartí más temprano en el blog.
Haciendo futurología y proyectando la economía de estos dos años 2018-2019, nos preguntamos -a modo de balance- cómo terminaría Mauricio Macri su primer gobierno en el Ejecutivo Nacional y cuánto habrá podido avanzar en corregir los desequilibrios heredados. En qué ámbitos sería considerado exitoso, en cuáles hablaremos de inacción y en cuáles tendríamos problemas mayores.
Progresos
Comenzando por las buenas noticias, recordemos que una de las primeras medidas fue la quita del cepo cambiario, lo que permitió eliminar el dolar blue de la jerga habitual de los argentinos, habilitándonos a acceder a la compra de divisas, tanto para turismo como para importaciones. Esto permitió eliminar un cuello de botella sobre la producción industrial que estaba estancada.
Esto contribuyó a terminar con un estancamiento económico que duró todo el gobierno anterior (2011-2015), en el que la economía crecía un año para caer el siguiente, de acuerdo al ciclo político. Entre 2017 y 2019 se espera un crecimiento moderado y estable de entre 2 y 4 por ciento con mejoras en los niveles de consumo e inversión. Aquí jugará un rol fundamental la reforma laboral para reducir los obstáculos y los costos excesivos que hoy enfrentan las empresas para generar empleos y proyectos de inversión.
El fin del cepo cambiario permitió eliminar el dolar blue de la jerga habitual de los argentinos.
Si bien no podrán cumplir con las metas, sí podrán ofrecer datos que muestren una baja de la inflación desde el 41% registrado en 2016 hasta una tasa cercana al 15% en 2019. Los críticos dirán que la inflación en 2015 era menor al 41% señalado, pero esto no toma en cuenta la política monetaria expansiva de 2015 que genera un efecto rezago al año siguiente. Aquí hay que destacar, además, la polémica del dólar futuro que dejó la gestión de Alejandro Vanoli y sobre la que aun sigue dando explicaciones ante los Tribunales de Comodoro Py.
La baja en la inflación permitirá reducir la pobreza que alcanzaba el 31% en 2015, que alcanzó el 28% en 2017 y concluiría 2019 en torno al 25-26%, un nivel estructural que sólo podrá reducirse con ahorro e inversión y continuo crecimiento.

Un aspecto importante cuyo costo político no fue menor habrá sido terminar con el atraso tarifario, quitando subsidios a los servicios públicos. La política energética manejada por Juan Jose Aranguren será calificada como exitosa, además, por corregir el déficit de inversiones en infraestructura energética.
Por último, la Argentina habrá salido del aislamiento gracias a los esfuerzos del oficialismo por separarse de Irán y Venezuela y construir lazos con China y Occidente, buscando inversiones, desde luego, pero también fortaleciendo lazos políticos. No será considerada una cuestión menor que Argentina haya abandonado un largo default de su deuda pública, lo que le permitió volver a los mercados financieros y, entre otros aspectos, haya acumulado reservas internacionales para sostener a su debilitada moneda local.
Inacción
Donde difícilmente veamos avances significativos será en el frente fiscal. Si bien la quita y baja de retenciones a las exportaciones y la suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias fueron un primer paso significativo, en materia de impuestos la reforma que aprobó el Congreso no plantea reducir la presión tributaria hasta después de 2020.
En materia de impuestos, la reforma que aprobó el Congreso no plantea reducir la presión tributaria hasta después de 2020.
En materia de gasto publico, si bien la quita de subsidios ya es y habrá sido significativa, hay y habrá otros incrementos que muestren que el gasto creció a una tasa similar a la inflación. La baja en subsidios económicos se compensó con suba en subsidios sociales.

El sobreempleo público tuvo correcciones mínimas que fueron compensadas con otras contrataciones. Sostenerlo público durante estos cuatro años transformará un problema coyuntural en un problema estructural.
La apuesta de Mauricio Macri en todo su gobierno fue cuidar el empleo público e intentar reducir el deficit fiscal via mejoras en la recaudación tributaria. Si bien el Gobierno podrá mostrar cierto cumplimiento de sus metas fiscales (el déficit primario estará posiblemente debajo del 3%), también es importante notar que habrá mantenido el déficit financiero en un nivel similar al heredado. Las bajas del déficit primario habrán sido compensadas con subas en los intereses de deuda que tuvo como costo el gradualismo.
Aspectos negativos
El mayor costo del gradualismo es la acumulación de deuda pública. Argentina presentará a fines de 2019 un nivel de deuda preocupante y un déficit financiero que necesitará de un contexto macroeconómico global líquido que difícilmente se sostenga hasta 2020.
Bajar la inflación a un dígito seguirá siendo un difícil problema en el próximo gobierno si se continúa evitando la reforma ortodoxa

La heterodoxia en la política de desinflación que maneja Federico Sturzenegger dejará un arsenal de Lebac que extenderá el problema de la inflación por más tiempo del necesario. Bajar la inflación a un dígito seguirá siendo un difícil problema en el próximo gobierno si se continúa evitando la reforma ortodoxa.
Por último, los más de 30.000 millones de dólares que habrá recibido la Argentina cada año en forma de deuda pública alimentarán un atraso cambiario que representará un obstáculo más para el desarrollo de su actividad productiva. El déficit en cuenta corriente será una consecuencia obvia.
Quien esperaba observar en estos cuatro años una corrección de los desequilibrios macroeconómicos heredados, verá progresos importantes, pero parciales. Quien esperaba observar una reforma estructural de la economía, tendrá que seguir esperando.
LA “HERENCIA”: ¿CHAMUYO O REALIDAD?
Por casualidad, en paralelo con mi nota en Infobae del día de ayer, el ex Ministro de Economía durante la última etapa del kirchnerismo, Axel Kicillof, publicó una columna en Página 12 para responder sobre la «pesada herencia.» Sugiero al lector, tomarse un momento para leer ambas columnas, tras lo cual ofrezco mis propias reflexiones.
El ex Ministro responde allí a cuatro de los diez puntos que planteo en mi artículo. Veamos:
- Elevadísimo déficit fiscal. Hay muchas formas de medirlo. Generalmente se toma el déficit primario, y éste a su vez se puede tomar con ANSES y BCRA, o sin ellos. El dato del 7 % de déficit fiscal que menciona Kicillof excluye esos recursos porque representan deuda interna. La deuda interna es una forma de financiar el déficit, pero no son recursos genuinos como los impuestos. Además, otros preferimos no tomar el déficit primario, sino también el que incluye los intereses de la deuda pública. En definitiva, esas erogaciones también hay que pagarlas. Ese déficit hoy es del 7,66 %. El gráfico No. 1 muestra la evolución del déficit fiscal durante la gestión de Kicillof, primero en las sombras, luego en su función de Ministro de Economía.
Gráfico No. 1: Resultado fiscal
Fuente: MECON y estimaciones propias.
LA “HERENCIA” EN NÚMEROS
1. Sobreempleo público
¿Sobreviven la Pymes a un plan liberal? [Infobae]
«Si se aplica un plan liberal, ninguna pyme va a sobrevivir”, dijo el ministro de Economía Axel Kicillof mientras anunciaba la creación de un consejo de defensa a las pequeñas y medianas empresas. Luego sentenció: “En el mercado, si no está el Estado, rige la ley de la selva”.
La frase del ministro deja mucha tela para cortar, como cada una de sus reflexiones. ¿Qué parte es cierta y qué parte no lo es?
Lo cierto es que liberales y socialistas llegan a pocos consensos en la política económica, pero en la medida en que haya buenas intenciones, coincidirán en terminar con la corrupción y también con el favor político que el Estado ofrece a algunos empresarios. En este sentido, el pensamiento del ministro de Economía no encaja en ninguna escuela económica de pensamiento. Su política económica consiste en reemplazar al mercado y ofrecer privilegios o sanciones arbitrarias a quienes él cree que lo merecen. La igualdad ante la ley lógicamente brilla por su ausencia.
Siempre insisto en dejar de llamar Unión “Industrial” Argentina a ese grupo de seudoempresarios y seudoindustriales que se reúnen tras la Presidente para las fotos de sus discursos. ¿Qué empresario puede estar a favor de este modelo? Solo aquellos que reciben la “protección” del Estado. Pero ha sido tan gigantesco el entramado de regulaciones, favores, autorizaciones para compra de divisas, permisos de importación o exportación, subsidios, aranceles y protecciones que se extendieron en los últimos doce años, que engloba a una importante proporción de la estructura productiva.
¿Está quebrado el Banco Central de la República Argentina?
En esta nota en Infobae ofrecemos algunos datos que nos pueden acercar a una respuesta.
Devaluar es, según la Real Academia Española, ‘rebajar el valor de la moneda’. Nadie contribuyó tanto a rebajar el valor del peso argentino como este último Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en el que tuvo una destacada participación el actual ministro de Economía, Axel Kicillof. El economista Luis Secco guarda plena razón cuando explica: “La devaluación ya está hecha”, “Solo resta sincerarla”, algo que aparentemente le corresponderá hacer al próximo Gobierno, con el costo político y social que eso trae aparejado.
Para mostrar esta rebaja en el valor del peso entre 2011 y 2015, cabe una mirada a la evolución de las distintas partidas del balance del Banco Central de la República Argentina (BCRA), institución que cuenta con el monopolio de emisión de estos billetes depreciados. El cuadro presentado a continuación es un extracto del resumen estadístico que elabora trimestralmente Nicolás Cachanosky para nuestro blog Punto de Vista Económico.
Nótese, por ejemplo, la evolución del pasivo, que pasó de 0,4 a 1,2 billones de pesos entre 2011 y junio de 2015. El pasivo se triplicó desde que Kicillof incide en la política monetaria del BCRA, lo que se logró con dos políticas concretas:
– Emitiendo billetes que más que duplicaron la base monetaria (pasó de 223 a 483 mil millones de pesos).
– Colocando títulos del BCRA en pesos (pasó de 84 a 355 mil millones de pesos).
Una mirada al activo nos puede explicar el destino de estos fondos. Mientras el activo pasó de 0,4 a 1,2 billones de pesos entre 2011 y junio de 2015, las reservas apenas pasaron de 200 a 308 mil millones de pesos. De nuevo, hay dos destinos concretos para la emisión monetaria del BCRA:
– La compra de títulos públicos (pasó de 127 a 534 mil millones de pesos).
– Adelantos del BCRA al tesoro del Gobierno nacional (pasó de 67 a 272 mil millones de pesos).
Para ser claros, el Gobierno quebró al BCRA. En 2011 las reservas representaban el 46 % del activo del BCRA; en 2015 esa misma relación cayó a menos del 25 %. La sumatoria de títulos públicos y adelantos del BCRA al Tesoro del Gobierno Nacional representaban en 2011 el 44 % del activo del BCRA, en 2015 estas mismas partidas representan el 63 % del activo.
La situación se agrava, lógicamente, si en lugar de tomar las reservas brutas, se tomaran las reservas netas, es decir, si se descontara aquella porción de esas reservas que no son propiedad del BCRA.
Resulta claro que un desafío difícil de lograr para el próximo Gobierno es el saneamiento del BCRA. Los asesores de ambos candidatos, Mauricio Macri y Daniel Scioli, apuestan a crear un marco de confianza que conduzca a una gran atracción de capitales en el país, pero esta confianza difícilmente ocurra mientras el BCRA presente este estado de situación. Por eso, volvemos al comienzo. “La devaluación del peso está hecha, solo resta sincerarla.”
Y entonces sí, los costos de esta devaluación serán más bajos si se ofrece un plan integral de reformas al Estado, que significan -necesariamente- un cambio de modelo.
Mis 8 discrepancias con Axel Kicillof y el gobierno argentino
El ministro de Economía, Axel Kicillof, fue entrevistado recientemente por Joaquín Morales Solá y nos dejó -en 35 minutos- interesantes argumentos para defender su administración de la política económica.
En la entrevista arremetió una vez más contra los economistas ortodoxos, defendió la política de desendeudamiento, de reindustrialización y de inclusión social, enfatizó el fuerte crecimiento económico que el país experimentó desde 2003, recordó la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas. Se apoyó sobre ciertos economistas como Miguel Ángel Broda, Orlando Ferreres y Carlos Melconian para señalar que la economía está bien, creciendo un 1 %, que la inflación se desaceleró de un 40 % a un 25 % -sin recetas ortodoxas-, que las reservas están estables, que no hay problemas con los vencimientos de deuda, lo que deja una buena herencia para el próximo Gobierno, garantizando continuidad del modelo luego de 2015.
Cuando se le cuestionó el bajo crecimiento, el ministro de Economía explicó el complejo contexto internacional que nos acompaña, con caída en los precios de los commodities, con las locomotoras de China y Estados Unidos bajo ciertas dificultades y con Brasil en recesión.
Es precisamente ese contexto el que lo obligó a decidir aplicar una política contracíclica desde principios de 2014 para estimular el consumo interno mediante planes y programas, apoyado en un supuesto consenso de los economistas en las recetas keynesianas que se presentan en todos los manuales de macroeconomía y política económica.
Dejando de lado los discutibles números del ministro de Economía -que él mismo se ocupó de criticar antes de asumir funciones oficiales-, presentaré a continuación mis diferencias con su administración de la política económica, que se pueden resumir en ocho puntos fundamentales.
El necesario ajuste del que no se habla
En dos columnas previas intenté imaginar lo que podría ser la política económica de los dos candidatos firmes a suceder a Cristina Fernández de Kirchner como presidente de la nación argentina: Mauricio Macri y Daniel Scioli. En las dos oportunidades intenté sistematizar las propuestas que sus asesores, sus equipos económicos o ellos mismos plantearon ante distintos medios, pero en ningún caso planteé si aquellas propuestas son suficientes para corregir los desequilibrios actuales.
En esta oportunidad me propongo explicar el error fundamental que los equipos económicos de ambos cometen al ignorar el necesario ajuste, propio de un error de diagnóstico que puede costar caro a un eventual próximo gobierno de cualquiera de los dos candidatos.
No está de más aclarar que los economistas trabajamos como los médicos: hacemos un diagnóstico de una situación dada a través de ciertos indicadores (actividad económica, empleo, presupuesto de ingresos y gastos, índice de precios, balanza de pagos, balance del Banco Central, índices de confianza, etc.) y planteamos una solución que puede contener efectos indeseados, lo que no significa que ignoremos esos efectos o los deseemos.
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