Muchos lectores recordarán las palabras de Krugman sugiriendo que Grecia, Irlanda o España abandonen el euro y copien la salida argentina de la Convertibilidad.En este momento, esas palabras resuenan, mientras el desempleo en España sigue en aumento, y las políticas de austeridad no muestran los efectos deseados. Incluso Alemania parece apoyar cierta relajación en estas políticas, lo cual abre una incógnita sobre el convencimiento de la Unión Europea hacia el rechazo de la propuesta original de Krugman.
En América Latina, la Argentina también es fuente de discusión. Con la nacionalización de Aerolíneas Argentinas, la estatización del sistema de pensiones y la expropiación de Repsol-YPF, ofrece muestra claras en sus intenciones de revertir el noventismo.
Pero aquí Argentina no está sola. Desde la llegada de Evo Morales, Bolivia ha hecho todo lo necesario para controlar los sectores energéticos de la economía, nacionalizando el sector de hidrocarburos en 2006, el de telecomunicaciones en 2008 y la generación eléctrica en 2010, además de nacionalizar cementos y minas. Hoy Evo Morales volvió a la carga y nacionalizó una empresa española de electricidad con un argumento similar al de Argentina con Repsol-YPF. Dice La Nación:
Morales justificó la expropiación asegurando que la española y su predecesora, Unión Fenosa, «en 16 años apenas ha invertido 81 millones de dólares, una inversión en término medio de cinco millones al año», que consideró insuficiente.
Considerando que Kicillof ha dicho abiertamente que Argentina debe controlar los sectores energéticos, no sorprendería que profundice el modelo en el sentido de Bolivia. Y no sorprendería, luego, que el sentimiento anti-capitalista latinoamericano lleve a otros países de la región por el mismo canal.