La universidad “virtual” del siglo XXI

VirtualComparto una nueva nota publicada en Infobae, el día de ayer, 21 de enero de 2014.

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Escribo como economista, pero hablaré de educación. Y me permito hacerlo porque desde hace varios años he formado alumnos en economía en muchas partes del mundo sobre la base de plataformas virtuales. Contaré mi experiencia la que espero sea útil para aquellos que deseen introducirse en la universidad virtual del siglo XXI.

Mis estudios de grado fueron en la Universidad de Buenos Aires entre 1997 y 2002. En ese entonces -y esto se mantiene al día de hoy- se ofrecía cursar algunas materias del Ciclo Básico Común (CBC) bajo la modalidad de UBA XXI, es decir, un programa de educación a distancia. En la propia página web se puede observar que “UBA XXI desarrolla materiales y recursos que enriquecen la organización del estudio de las asignaturas y promueven la autonomía de los alumnos, como así también una formación flexible, sin tener la obligación de asistir a clases. Ofrece en la actualidad un entorno virtual, UBAXXI Campus Virtual, que potencia la interacción entre docentes y alumnos y da cuenta, a su vez, de una práctica histórica, en la inclusión de soportes multimediales, hoy convergentes”.

Numerosas universidades han incorporado esta modalidad en sus carreras, complementando programas tradicionales con una plataforma virtual desde la cual se puede acceder al programa de la materia, al material bibliográfico, a sitios de interés, a una planificación de las clases, a ciertos trabajos prácticos, e incluso a un blog o chat para que docentes y alumnos interactúen. Algunas universidades complementan esto con el acceso a bibliotecas virtuales como J-store o EBSCO.

En aquellos años, pude cursar además algunas materias del ciclo profesional bajo la modalidad “a distancia”, como Análisis Económico II e Historia del Pensamiento Económico. El alumno compraba un libro “guía” que básicamente introducía los temas, y luego nos derivaba a ejercicios prácticos o lecturas del programa. En ambos casos, en UBA XXI y en educación a distancia, los exámenes eran presenciales en la Facultad, bajo los mismos lineamientos, condiciones y exigencia de la cursada tradicional.

La tecnología, sin embargo, siguió avanzando y con ello surgieron plataformas superadoras. Hoy se permite dictar clases presenciales, en tiempo real, a diferentes alumnos de todas partes del mundo. Ya no hablamos de clases asincrónicas o a distancia donde el alumno estudia solo, sino de clases sincrónicas donde el profesor y el alumno conversan en tiempo real.

Sería similar a una reunión en teleconferencia. La tecnología desarrollada por Webex o Adobe connect -seguramente existen otras- permiten al docente y a los alumnos verse las caras mutuamente por video en tiempo real, al mismo tiempo que interactúan verbalmente a través de un micrófono o por escrito a través de un chat. El profesor además utiliza un pizarrón sobre el cual puede escribir con el ratón, el teclado, o bien, con un lápiz electrónico. También se puede llevar al aula el paquete Office, utilizando presentaciones en PowerPoint elaboradas con carácter previo a la clase, o bien, una planilla de Excel que resulta útil especialmente en materias financieras.

La dinámica del docente con sus alumnos no sólo es similar a la tradicional, sino que es superadora por la tecnología que puede utilizarse. Esto se vuelve especialmente importante para programas ejecutivos y de posgrado, donde los empresarios que viajan pueden conectarse a clase desde cualquier lugar del mundo, o bien disfrutando de la alternativa de grabar las reuniones para verlas cuando cuenten con el tiempo necesario.

Por citar mi propio ejemplo, me encontraré este primer semestre de 2014 dictando clases de economía en un MBA de la Edinburgh Business School (EBS), universidad líder en Escocia que cuenta hoy con más de 11.000 estudiantes en todo el mundo, y que hace escala en América Latina a través de CMT Group. Lo mismo se puede decir de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) de Guatemala, asociada con OMMA de España, ofreciendo un Master en Economía totalmente virtual. Finalmente, la Swiss Management Center University (SMC) de Suiza, ofrece un Master in Political Economy y un PhD in Economics, ahora en español, para estudiantes de toda América Latina.

Para ser más gráficos, quienes ejercemos la docencia en estos programas nos encontramos semanalmente con una o dos docenas de alumnos de Estados Unidos, España, México, Guatemala, Panamá, Colombia, Perú, Brasil, Chile, Argentina o Uruguay para discutir cierto material asignado en el programa. No sólo se enriquecen los alumnos de este proceso cosmopolita y multicultural, sino que los mismos profesores nos vemos obligados a internacionalizar estos programas de estudio.

Es importante notar que al completar estos programas, los alumnos reciben títulos oficiales y certificados. Esto representa un desafío para los Ministerios de Educación latinoamericanos que exigen a estas y otras casas de estudio cumplir con numerosos burocráticos requisitos si quisieran instalarse en el país. Pero nótese que bajo esta modalidad todos estos requisitos se pueden sortear a bajo costo. El título lo emite el Ministerio de Educación del país extranjero, al que luego se le agrega la apostilla de La Haya para que tenga validez nacional.

Esto que abre una oportunidad única para aquellas casas de estudio que han logrado construir reputación durante las últimas décadas o siglos. También abre una oportunidad única para aquellos alumnos que viven en lugares donde ciertos programas no se dictan y tienen la imposibilidad de viajar. Estudiar bajo los programas certificados de Estados Unidos y Europa es ahora una posibilidad accesible, lo que debe conducir a los Ministerios de Educación y a las universidades públicas y privadas tradicionales a adaptarse rápidamente a un mundo virtual que no se detiene.

Resumen 2012 No. 6: Dinero y Banca

dineroEn este campo de estudio, es donde posiblemente hayamos profundizado más junto a Nicolás, y personalmente debo decir que he aprendido mucho, al punto de cambiar mi visión en algunos temas.
Para empezar, pienso que puede resultar útil este artículo sobre la producción de zapatos y la producción de moneda. Si bien el lector puede concebir fácilmente las alternativas en la producción de zapatos (producirlos en competencia abierta, con monopolio privado, con monopolio público o importándolos), da la sensación que cuando pasamos a la moneda y la banca, estas alternativas desaparecen, y sólo podemos tener una moneda administrada por el estado de forma monopólica.
De esto se deduce el interés que puede tener la pregunta acerca de la viabilidad de contar con un dinero privado: ¿Es posible el dinero privado? Claro que sí! Después de todo, la historia monetaria y bancaria nos demuestra que durante mucho tiempo el mercado proveía el dinero exitosamente. ¿Por qué se crearon entonces los Bancos Centrales? ¿Por qué se creó entonces la Fed? Selgin aquí nos ofrece respuestas.
Incluso, debiéramos concebir la posibilidad de que la Fed haya sido un fracaso, puesto que se creó para reducir la inflación, alcanzar el pleno empleo y suavizar los ciclos económicos, y en los tres casos -después de un siglo-, Estados Unidos ha experimentado una performance mucho peor que aquella previa al origen de la Fed.
Esto nos conduce a ciertos interrogantes, por ejemplo, acerca de un retorno al oro. Hemos trabajado aquí diversas respuestas a las principales objeciones de un retorno al metal o a un patrón mercancía y Lawrence H. White ha trabajado también una posible transición al patrón oro.
En esta conferencia que tuve la suerte de ofrecer en la UFM se resumen justamente distintas alternativas desde la Escuela Austriaca para mejorar el sistema bancario y financiero que nos ha dejado con una crisis global cuyos efectos pueden continuar haciéndose visibles en los próximos años. Esto incluye la competencia de monedas con dinero público, pero también con dinero privado, e incluso algún second best, con la regla de Hayek y la norma de productividad. Nicolás incluso ha discutido el dilema del prisionero presentado por Huerta de Soto en su libro «Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos», asumiendo que en un sistema de free banking, los bancos van a formar un oligopolio y aprovecharse del público.
Sobre historia de las ideas en este tópico en particular, hemos estudiado la propuesta monetaria de Ludwig von Mises e insistido en el efecto Cantillon, así como en entender la inflación como un fenómeno monetario o que el interés no es el precio del dinero.
También hemos prestado atención a algunas ideas novedosas en el campo, como la Teoría del Equlibrio Monetario, el Market Monetarism, o el Real Bills Doctrine, aspectos que debemos seguir trabajando en los próximos meses.

En el campo de teoría monetaria aplicada, hemos discutido si el euro es un buen sistema, lo hemos comparado con el caso de Panamá e incluso planteamos la posibilidad de que Colombia termine dolarizando la economía, como ya lo han hecho El Salvador y Ecuador, considerando que acaban de firmar un tratado de libre comercio con el Nafta.

¿Debe Argentina copiar al sistema monetario y bancario de Panamá?

En los intercambios surgidos a partir de un post anterior, resurgió el interés por conocer el sistema monetario y bancario de Panamá. Al respecto, Juan R. hizo referencia a un artículo publicado hace unos meses: «Lecciones de Historia Bancaria.» A continuación, copio un extracto de este artículo para abrir la discusión acerca de la dolarización, la eliminación del curso forzoso e incluso si sería una buena idea para otros países latinoamericanos como Argentina, seguir el caso panameño.

Despúes de todo, El Salvador y Ecuador ya han dolarizado en 2000 y 2001, justamente cuando Argentina se planteó el debate como alternativa a la devaluación, y otros países como  Colombia podrían hacerlo en los próximos años.

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Tasas de Interés y Tipos de Cambio, Jugando con los Triángulos de Hayek

Desde que Garrison popularizó el uso del Triángulo Hayekiano, el mismo se ha vuelto una herramienta que intenta capturar aspectos centrales de la teoría del ciclo: Cómo es que se distorsiona la estructura de producción. El modelo de Garrison es una las contribuciones contemporáneas a la teoría del ciclo. Otra área de investigación puede ser actualizar el supuesto de patrón oro por dinero fiat en un contexto internacional; es decir, con varios bancos centrales y zonas de curso forzoso.

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De la producción de zapatos a la emisión de moneda: Lecciones de la historia bancaria

Existen al menos cuatro formas de concebir la oferta de zapatos en un país. Una primera posibilidad es la planificación central. En Cuba por ejemplo, es el gobierno el que decide cuántos zapatos se van a producir y en qué calidad y color. Tal sistema incluso puede evitar la importación de zapatos, y con ello, garantizarle todo el mercado a este único productor, constituyendo un monopolio. Otra alternativa es que tal monopolio deje de ser público para ser privado. En este sentido tendríamos una única gran empresa capaz de producir la cantidad de zapatos necesarios, bajo la regulación del gobierno. Una tercera posibilidad es la competencia. Muchas empresas ofrecen zapatos y la gente demanda por precio y calidad, aquellos que satisfacen mejor su necesidad. En este sentido, algunas empresas tendrán ganancias, otras tendrán pérdidas y tras un período de tiempo quedarán en el mercado aquellas empresas que hayan satisfecho mejor las necesidades que sus competidores. Por último, la cuarta opción es que en el país no se produzcan zapatos. En su lugar, podrían importarse desde otros países y con ello satisfacer la cantidad de zapatos que el mercado requiera.

Con la emisión de moneda ocurre algo similar. Si bien en el último siglo, la mayoría de los países han optado por el primer sistema descripto, esto es, un monopolio público de la emisión de moneda, siempre tenemos la opción de retornar a otros sistemas alternativos.

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Panamá y la internacionalización monetaria y bancaria

El siglo XX ha sido testigo del avance del monopolio público de emisión. En 1900, solo había alrededor de 18 bancos centrales en el mundo. Para 1940 la suma ya alcanzaba a 40 países. Hoy ya suman 164. Algunas sociedades, sin embargo, insisten en utilizar una moneda extranjera, y no caer así en el vicio de las políticas inflacionarias para financiar el déficit fiscal. Panamá es uno de estos ejemplos.

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