Una entrevista sobre liberalismo y corrupción

Bertha María Carrillo me entrevistó acerca de la corrupción y la propuesta que podemos hacer los liberales para combatirla. Aquí el acceso al sitio Visión Liberal, con la entrevista completa.

La corrupción parecería ser un mal endémico en Latinoamérica. En momentos en que uno de los mayores escándalos de corrupción de Brasil ha salpicado a la región, la investigación conocida como Operación Lava Jato reveló una trama de sobornos que alcanzó a decenas de políticos y ejecutivos privados.

Una de las empresas involucradas es la constructora Odebrecht, que admitió haber efectuado pagos irregulares en diez países de la región. Nada más y nada menos, parece ser que solo pocos se salvan, por ahora, de caer en el más grande contubernio corrupto generado en esta parte del mundo.

Lamentablemente, esta descomposición del sistema es un fenómeno global, que podemos definir como el abuso de una posición de autoridad en el gobierno, la política, la economía u otras instituciones socialmente relevantes, por intereses personales violando reglas establecidas. Para el economista Adrián Ravier «en nuestra región el extremo se observa en Cuba y Venezuela. Argentina tuvo una expansión del Estado con el kirchnerismo que contribuyó a altos niveles de corrupción, pero ahora el proceso se revierte. Chile posiblemente sea el país con mayor calidad institucional, lo que no resuelve, pero limita y reduce el problema».

Consultado por Visión Liberal sobre el tema, Ravier expresó que lo importante para acabar con la corrupción es poner límites al poder. «Tanto el Premio Nobel James M. Buchanan, especialista en esta materia, junto con Gordon Tullock y la Escuela de la Elección Pública, sostienen que debemos dejar a un lado la ilusión de creer que los políticos se interesan por el bien común. Como cualquier persona siempre buscan maximizar su propio beneficio y el de aquellos a quienes representan, como empresarios que los acompañaron en campaña o el partido político sobre el que se sostienen. Lo que estos autores piden son límites al poder, el control de los custodios, lo que requiere de instituciones como la democracia y la división de poderes, pero también reglas fiscales y monetarias, y un federalismo real que descentralice el poder».

La ecuación es sencilla: a más Estado, mayor es la corrupción.

En Latinoamérica, y todos los países corruptos, es una característica tener vigorosos Estados, que con sus largos y octópodos brazos lo alcanzan todo. Sin embargo, los límites del poder están fallando en las sociedades contemporáneas. La falta de instituciones independientes, la creciente decepción de la ciudadanía en sus líderes corruptos, facilitan el crecimiento de esta infección.

«Me parece que el problema es el avance del estado sobre el sector privado. Más Estado es siempre menos mercado, y esto se presta a los excesos de burocracia y corrupción. Los autores que referencié antes estudiaron en profundidad las causas de la expansión del Estado moderno y detectaron varias razones históricas, económicas e ideológicas. Lo cierto es que la única forma de limitar la burocracia y la corrupción es deteniendo el avance del Estado e incluso, en gran parte, desmantelarlo. Es necesario atacar la raíz del problema, trabajando sobre las causas», manifiesta Ravier.

Otra de las características de las sociedades corruptas es el sinfín de regulaciones estatales. Es sabido que mientras menos permisos haya que pedirle al Estado, habrá menos políticos que puedan vender favores, por tanto, tendremos menos ciudadanos defraudados no sólo de su gobierno, sino también de la clase política y del sector privado.

Para Ravier, «detrás de las regulaciones están precisamente los obstáculos a la competencia. Los pseudo-empresarios quieren sostener el entramado de regulaciones para evitar la competencia.

Los políticos son sus socios ideales. Cuando el liberal exige eliminar esas regulaciones está lejos de apoyar a estos mal llamados empresarios, y en su lugar pide por más competencia, que a su turno beneficia a los consumidores que pagarán precios inferiores por bienes y servicios de mejor calidad».

En una sociedad libre, los límites al poder son necesarios y la lucha contra la corrupción es parte integral de la política de desarrollo que involucra a todos: gobierno, ciudadanía e instituciones. «La tradición liberal clásica busca justamente desarrollar estas instituciones, limitando en su momento el poder del Rey y en la actualidad a los gobiernos. Lamentablemente en la educación universitaria se ignora a esta tradición por razones equivocadas, y es nuestro trabajo recuperar estas ideas por el bien de nuestros pueblos», finaliza el economista Adrián Ravier.

En tiempos de elecciones importantes y sorpresivas: Tullock sobre la matemática de contar los votos

En estos momentos de elecciones con impacto, con los alumnos de la materia Public Choice vemos a Gordon Tullock sobre sistemas electorales y escrutinios de elecciones:

tullock

“La democracia ha tenido un serio problema desde hace ya un largo período. Un poco antes de la Revolución Francesa, Condorcet, un matemático distinguido y miembro de la Academia Francesa, descubrió un problema matemático en el proceso de votación. Al comienzo de la década de 1950, Keneth Arrow, quien luego se convirtió en Premio Nobel, en parte por este trabajo, formuló una demostración general en orden a que todos los procesos de votación están sujetos a este muy severo problema.

El Imperio Romano fue en general un gobierno muy exitoso, pero tenía lo que hoy consideraríamos una forma muy grotesca para tomar ciertas decisiones importantes. Mataban un buey, observaban detenidamente su hígado y de acuerdo a esta inspección cuidadosa decidían lo que pensaban que los dioses querían que ellos hicieran. Hoy diríamos que no estaban recibiendo orientación de parte de los dioses; pueden haber sido engañados por sus sacerdotes, lo que tal vez ocurrió aun con la mejor de las intenciones. Por otra parte, pueden haber estado recibiendo una serie de resultados al azar.

Las matemáticas, según pronto les explicaré brevemente, plantean la posibilidad real de que el acto de votar, que es la base de toda estructura democrática, sea de la misma índole, ya que no es algo producido por la voluntad del pueblo o que sume las preferencias, sino que es simplemente un generador de sucesos al azar. No estoy diciendo que podamos demostrar que es así, sino que en este momento no hay forma de probar lo contrario; por cierto, el trabajo matemático realizado indica que es así.

Habiendo presentado esta demostración como una especie de advertencia a todos ustedes en contra de poner atención al resto de mi charla, procederé ahora a hablar acerca de problemas prácticos al diseñar una Constitución. Si todos ustedes, una vez escuchada la demostración, se paran y se van, no estaré en posición de reclamar.

Cuadro 1

Votante 1: A B C

Votante 2: B C A

Votante 3: C A B

Déjenme comenzar con el Cuadro 1: tenemos un cuerpo de votantes compuesto por 3 personas que son el señor 1, el señor 2 y el señor 3, y ellos están escogiendo entre las alternativas A, B y C, y cada uno de ellos tiene el orden de preferencia que he mostrado, o sea, el señor 1 prefiere a A sobre B y a B sobre C. Preguntémonos qué pasaría si votaran sobre el asunto. El procedimiento habitual en la mayoría de las legislaturas, cuando hay más de dos alternativas, es agruparlas de a pares. Por ejemplo, pongamos a A contra B y luego a la alternativa ganadora contra C. Al observar este caso, vemos que el señor 1 votaría por A, el señor 2 votaría por B y el señor 3 votaría por A, resultando en que A tiene más votos que B. A continuación se toma el ganador en contra de la alternativa C; en este caso, el señor 1 votará por A, el señor 2 por C y el señor 3 por C; por lo tanto, C le gana a A. Esta es la forma en que característicamente se detiene el proceso en las legislaturas comunes.

Pero supongamos que somos escépticos y en vez de decir que como C gana a A y A gana a B, C le debe ganar a B. Al observar cuidadosamente vemos que el señor 1 votaría por B, el señor 2 votaría por B y el señor 3 votaría por C. En otras palabras, no hay una sola proposición que pueda ganar si las consideramos todas, ya que una de estas tres proposiciones será derrotada por una de las otras. Esto se llama un ciclo de votación.

Cuando se tiene dicho tipo de ordenamiento de las preferencias estamos ante la desafortunada circunstancia de que el resultado queda completamente determinado por el orden de la votación. Desgraciadamente, cualquiera sea el orden por el cual se sometan a votación, el asunto no mejora nada, ya que dicha votación sólo reproduce el mismo problema.

Así no hay salida. Parecería, sin embargo, que estoy recurriendo a mucha simetría en este diagrama, ejemplificando una situación muy improbable. La razón por la que apelo a esta simetría es porque tengo sólo 3 votantes, ya que si se tiene un número grande de votantes no es necesaria tanta simetría. Por ejemplo, si se supone que hay 100 votantes como el señor 1 y 100 votantes como el señor 2, ocurrirá el mismo fenómeno.

Las investigaciones de carácter matemático acerca de la frecuencia de los ciclos en el mundo real han resultado ser extremadamente difíciles. Yo comencé con eso, programando un computador; generé una gran cantidad de individuos en la memoria del equipo, les di órdenes de preferencia, los hice votar y conté los ciclos. Ese método se ha repetido después en una forma mucho más complicada y sofisticada y se han desarrollado numerosas técnicas matemáticas, todas las cuales inducen a creer que los ciclos son en realidad muy comunes. Sin embargo, debo decir que realmente no lo sabemos.”

EN TORNO A LA REPUTACIÓN – Por Alberto Benegas Lynch (h)

ABLMuchas veces por error se piensa que los aparatos estatales son garantía para la calidad en la prestación de servicios y en la compraventa de bienes. Sin embargo, como se ha señalado desde Adam Smith, los intercambios comerciales en gran medida se basan en los fuertes incentivos presentes en la sociedad abierta que permiten lograr los objetivos.

Por ejemplo, sobre la calidad de alimentos nada más efectivo que la prestación del servicio para garantizarla que el abrir la posibilidad que empresas en competencia hagan la tarea, con lo cual existen auditorías cruzadas. Digamos que tal o cual consultora ofrece la “cinta azul de calidad”: si llega a producirse una intoxicación, la consultora en cuestión y la marca correspondiente desparecen del mercado y son sustituidas por otra u otras. Por el contrario, si se trata de una repartición estatal, como último recurso se reemplaza un funcionario por otro dentro de la misma repartición y todo queda igual en cuanto a incentivos y procedimientos. A las empresas que ofrecen servicios que garantizan calidad le va la vida si las cosas salen mal, en cambio, los aparatos políticos del caso siguen en pie.

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LA DIMENSIÓN ÉTICA DEL LIBERALISMO – Por Alberto Benegas Lynch (h)

El término más empleado es “capitalismo” pero personalmente prefiero el de “liberalismo” puesto que el primero remite a lo material, al capital, aunque hay quienes derivan la expresión de caput, es decir, de mente y de creatividad en todos los órdenes. Por otro lado, la aparición de esta palabra fue debida a Marx quien es el responsable del bautismo correspondiente, lo cual no me parece especialmente atractivo. De todas maneras, en la literatura corriente y en la especializada los dos vocablos se usan como sinónimos y, por ende, de modo indistinto (incluso en el mundo anglosajón -especialmente en Estados Unidos- se recurre con mucho más frecuencia a capitalismo ya que, con el tiempo, liberalismo adquirió la significación opuesta a la original aunque los maestros de esa tradición del pensamiento la siguen utilizando, algunas veces con la aclaración de “in the classic sense, not in the american corrupted sense”).

La moral alude a lo prescriptivo y no a lo descriptivo, a lo que debe ser y no a lo que es. Si bien es una noción evolutiva como todo conocimiento humano, deriva de que la experiencia muestra que no es conducente para la cooperación social y la supervivencia de la especie que unos se estén matando a otros, que se estén robando, haciendo trampas y fraudes, incumpliendo la palabra empeñada y demás valores y principios que hacen a la sociedad civilizada. Incluso los relativistas éticos o los nihilistas morales se molestan cuando a ellos los asaltan o violan. La antedicha evolución procede del mismo modo en que lo hace el lenguaje y tantos otros fenómenos en el ámbito social.

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The Calculus of Consent: Numero especial de Public Choice

El journal Public Choice ha sacado un número especial en conmemoración de los 50 años de la publicación de The Calculus of Consent de James M. Buchanan y Gordo Tullock. Esta obra es una pieza clave en lo que se llama “Constitutional Political Economy,” que estudia que instituciones o reglas constitucionales son necesarias para garantizar una economía prospera.

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Nuevo sitio web y nuevo número de la revista Laissez Faire

La revista Laissez Faire, editada semestralmente desde 1994 por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín, acaba de estrenar su nuevo sitio web. Desde allí pueden leerse los artículos, o bien bajarlos en formato pdf.

También se encuentra disponible un nuevo número de la revista, el No. 36, donde se incluye una nueva serie de artículos de carácter interdisciplinario.

Destaca el artículo de Marco Antonio del Río como reseña al libro de «LECTURAS de Historia del Pensamiento Económico» de Adrian Ravier. También el artículo de Herberth Solórzano Somoza sobre «La teoría de las decisiones públicas como herramienta de análisis económico: aplicación a la inflación y a los ciclos políticos». Y por último, la contribución de Colleen H. Haight, Andrés Marroquín Gramajo, Nikolai G. Wenzel recordando el 50 aniversario del libro de James M. Buchanan y Gordon Tullock, El cálculo del consenso (1962).

Acceda aquí a este número completo.

Acceda aquí a la nueva página web.

«Viviendo la Economía», el nuevo libro de Peter J. Boettke

La pasión del maestro es a menudo la fuente de inspiración para un estudiante. Este libro muestra cómo la economía afecta a todos los ámbitos de la vida, ya sea en el mercado, en las elecciones, la iglesia, la familia, o de cualquier actividad humana. Boettke cree que la economía no es sólo un juego para ser jugado por los profesionales, sino una disciplina que incide en los problemas prácticos más acuciantes en cualquier coyuntura histórica. La riqueza y la pobreza de las naciones están en juego; la duración y la calidad de vida resulta de las condiciones económicas con las cuales las personas viven.

Así que la enseñanza y el aprendizaje de la economía resultan de fundamental importancia. En el camino se nos presenta a los pensadores más importantes: a partir de Smith, Say y Bastiat, de la Escuela Clásica, a los académicos neoclásicos y austriacos (Menger, Mises, Hayek, Kirzner y Rothbard) a nuevos economistas institucionales (Alchian, Coase, Demsetz, North, Ostrom y Williamson) y teóricos de la Public Choice (Buchanan, Tullock y otros). Este atractivo y razonado libro es una lectura obligada para los economistas, estudiantes, y todos los demás que deseen entender mejor la economía.

Es mi esperanza de que los siguientes ensayos capturen no sólo mis más de treinta años de amor con la economía como disciplina, sino también la alegría que recibo de la investigación económica y de invitar a mis estudiantes a unirse a esa investigación, explica el autor.

Lamentablemente aun no disponemos de su traducción al español, pero el autor me comentó que lo estará pronto gracias al esfuerzo de la UFM.

Acceda aquí al prefacio.

Acceda aquí el capítulo 1.

Abajo, los comentarios de Bruce Caldwell, James M. Buchanan, Israel Kirzner, Vernon Smith, Steven Horwitz, Gordon Tullock, Steve Hanke, Richard E. Wagner, Mario J. Rizzo, David L. Prychitko, Randall G. Holcombe, entre varios otros.

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