The Financial Cycle and Macroeconomics: What Have we Learnt? (Claudio Borio)

I’ve read a few papers by Claudio Borio during the last year, and I usually find them instructive and challenging. In his latest working paper titled “The Financial Cycle and Macroeconomics: What Have we Learnt?”, Borio argues that present business cycle theories do not need to work on the their fine-tuning, but in re-thinking the business cycle process in itself. More specifically, Borio contrasts present business cycle theories, where the crises are triggered by an unexpected shock, to pre-WW2 theories where the bust was the consequence of an unsustainable boom. It is not just that the boom precedes a bust, but that the boom is -or can be- the cause of the bust.

The shift in focus on the key drivers of business cycles after WW2, Borio argues, set aside the role of the financial cycle in business cycle theories. Finance become to be considered a veil and, therefore, unneeded to understand business cycles. Only recently it has been under new consideration as a way to add friction to the business cycle process. The financial sector, however, being the market that channels loanable funds to different investment projects is a key player in business cycles, old and present. It is not easy to define what consists a financial cycle. Borio suggests to focus on changes in the perception of value and risk by agents in the financial market. After arguing for the importance of the financial market, Borio goes into explain essential features that require to be revisited in business cycle theories.

Sigue leyendo

La familia keynesiana…

Algunos comentarios menores:

Me cuesta ver a la Nueva Macroeconomía Clásica de las expectativas racionales integrando la familia keynesiana. ¿Son Robert Lucas, Edward Prescott y Robert Barro keynesianos en algún sentido?

En la síntesis neoclásica (neo-keynesianos) me parece que Hicks  y Samuelson resultan centrales. Pero quizás Stiglitz poco a poco va abandonando el barco de la síntesis neoclásica. Algunos de sus últimos artículos son lo suficientemente críticos de la macroeconomía moderna como para continuar perteneciendo a este grupo mainstream.

Entre los keynesianos ortodoxos (post-keynesianos), no podía faltar Joan Robinson, pero me parece que Minsky debiera recibir hoy la mayor atención.

Me ha sorprendido la ausencia de figuras centrales del keynesianismo del siglo XX, especialmente John Galbraith y Axel Leijonhufvud.

¿Qué estamos haciendo los modernos con Mises?

Axel Leijonhufvud se ha preguntado, ¿qué han hecho los modernos con Keynes? Ha reclamado que los economistas modernos interesados en la síntesis neoclásica keynesiana, han abandonado al Keynes original, un autor que descreía de la matemática y de los gráficos para expresar las ideas en economía, y que poco se había interesado por los estados de equilibrio. Me pregunto: ¿Estamos haciendo hoy lo mismo con Mises?

Sigue leyendo

La economía heterodoxa y la enseñanza de economía

Amado Boudou, actual Ministro de Economía de la República Argentina y desde mañana Vice-Presidente del mismo país, ha participado de un Encuentro de Jóvenes Economistas Heterodoxos que se realizó la noche del lunes en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde dejó el siguiente mensaje:

Las fórmulas académicas intelectuales pueden ser útiles para un concurso de vanidades, pero no sirven para hacer una sociedad más justa. De eso deben tratarse las ciencias económicas.

Es un absurdo intelectual que una universidad pública se convierta en un cofre donde no se pueden discutir visiones alternativas

Sin dudas, en estos ocho años los argentinos, los trabajadores, los empresarios y docentes recibieron recursos del Estado nacional y suena extraño que las universidades le cierren las puertas a la política.

[P]ara que la ciencia de verdad dé respuestas, hay que enseñar la economía de otro modo.

Es necesario empezar por ver que la economía es una ciencia social que comprende las relaciones de fuerza y de poder entre diferentes actores. Una sociedad no crea valor, no crece, ni es sustentable si no crea empleo formal constantemente.

[Los planes de estudio y los tópicos que se enseñan] son parte de herramientas de dominación para que el pueblo no piense por sí mismo y compre recetas del Fondo Monetario Internacional, y a algunos argentinos les da miedo que otros argentinos piensen. Les molesta que el país se pueda repensar a sí mismo y muchas veces los factores que buscan imponer el consenso de Washington están en nuestros propios centros de estudio y no afuera.

Sigue leyendo

La crisis de la ciencia económica y la reforma de los programas de estudio

Página 12 abre el debate:

Los planes de estudio en las principales facultades de Economía están siendo revisados. La crisis en las potencias mundiales cuestiona la corriente de pensamiento neoclásica, redefinida ortodoxa o neoliberal, predominante en esa carrera universitaria.

Sigue leyendo

How far away from post-popperian epistemology is Austrian economics?

Without time for translation (maybe interpret too lazy), this time goes in English…

The tension between Austrian economics and empirical tests is well known. While this kind of tension has been a long stand, this strain may have been exaggerated or misinterpreted (maybe by both sides, critics and some defenders); there does not seem to be too much distance between the empirical work of Austrians and contemporary works in epistemology as sometimes seems to be implied.

Sigue leyendo

¿Qué ocurrirá tras el fin de la economía neoclásica?

La “Metodología de la economía positiva” de Milton Friedman (1958) se ha constituido en un clásico de la literatura por disociar el irrealismo de los supuestos de una teoría, de su validez o relevancia, señalando que aquello que debemos pedir a una teoría es que permita predecir, no describir correctamente el mundo.

El trabajo fue el origen de generaciones de economistas que han intentado desarrollar teorías económicas que describían poco y nada el mundo en el que vivimos, pero intentaban predecir sucesos futuros.

Tras la crisis financiera internacional, y tras la incapacidad de dichas generaciones de economistas por predecirla, se han alzado cientos de voces de los más prestigiosos economistas del mundo, reclamando el fin de la economía neoclásica, alegando que para predecir los sucesos futuros que sobrevendrán en la economía real es necesario primero comprenderlo, y que los supuestos irreales son sólo un “juego de niños” que distraen el intelecto de los economistas en un sentido opuesto al que se requiere.

Estos economistas señalan el abuso de la matemática en economía y abogan por el fin de los modelos de equilibrio general o parcial, con información plena o relevante, pidiendo el retorno de la filosofía de la incertidumbre y los desequilibrios.

Lo cierto es que más allá de este reclamo, la mayoría de los economistas siguen haciendo su ciencia como si nada hubiera ocurrido. Si el reclamo tendrá o no algún tipo de respuesta, aun no lo sabemos.

Es por ello que propongo un ejercicio. Imaginemos que los economistas deciden abandonar la síntesis neoclásica. ¿Qué escenario enfrentaría la profesión?

Qué engloba la economía neoclásica

Tratemos de dar respuesta primero a qué escuelas de pensamiento engloba la economía neoclásica. Qué es lo que en definitiva se pierde con tal hipotético suceso.

Desaparecería la economía monetarista o Escuela de Chicago, aquella iniciada en los trabajos de Irving Fisher, Frank Knight y Jacob Viner, que alcanzaran su máxima expresión en los escritos de Milton Friedman, y que ha dado lugar a numerosos premios Nobel, como Gary Becker o Edmund Phelps.

También desaparecería la Nueva Macroeconomía Clásica, en la que contribuyeron John Muth, Robert Lucas, Thomas Sargent y Robert Barro, con sus modelos de expectativas racionales e “información relevante”. Esta escuela en cierta medida reemplazó al monetarismo de Chicago, absorbiendo a sus principales figuras y ocupando la escena en la vieja Escuela de Chicago.

En el mismo entorno, aparece el Public Choice o Escuela de la Elección Pública de James M. Buchanan o la Nueva Economía Institucional de Douglass North. Es cierto que James  M. Buchanan aboga por estudiar la cataláctica de Mises y Hayek, y rescata la economía política, no matemática, pero por desgracia, gran parte de la teoría contemporánea de la Elección Pública ha sido moldeada por la corriente dominante. También es cierto que Douglass North o Ronald Coase han destacado el rol de las instituciones en el análisis económico, tan necesario como importante, pero los modernos desarrollos de la tradición, siguen también la corriente y el método mainstream.

No podemos olvidarnos de la síntesis neoclásica del keynesianismo. Aquella que John Hicks y Paul Samuelson, entre tantos otros, contribuyeron a formular, y que dominaron por unas tres décadas entre 1940 y 1970, hasta que la contrarrevolución monetarista entró en escena. Es importante señalar que los macroeconomistas hoy exigen abandonar el anticuado modelo IS-LM.

¿Qué autores y Escuela de pensamiento no han sido absorbidas por la síntesis neoclásica?

Quedan los autores previos a la revolución marginal, lo que de algún modo lleva a retornar hacia los griegos, la escolástica o los clásicos. Seguramente en la tradición clásica hay teorías que sería necesario recuperar.

También queda la Escuela Austríaca de Economía, que más allá de que su fundador, Carl Menger, participó de la revolución marginal, nunca adhirió a la economía matemática y a los modelos de equilibrio (aunque la macroeconomía de Hayek sí se adhirió en los años 1930). Ludwig von Mises, sobre las bases de los trabajos de Weber, Menger y Böhm Bawerk reconstruyó la teoría económica en su tratado “La Acción Humana”, donde justamente abogaba por estudiar la economía partiendo del hombre de carne y hueso, y fijando todo el interés en el realismo de las implicaciones lógicas que se obtienen de la acción, la que es necesariamente individual, subjetiva y dinámica, además de estar enmarcada en la incertidumbre.

En el otro extremo, vuelve Karl Marx, aunque limitado a las preguntas que todavía no encuentran respuesta tras el debate sobre la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo de 1920, y que se reprodujera en los años 1930, entre Lange y Hayek. En su ya clásico libro titulado “Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial”, donde justamente repasa dicho debate, el propio Jesús Huerta de Soto señala que Marx, tiene “curiosas coincidencias con el análisis del proceso de mercado de los teóricos austriacos”.

También retorna John Maynard Keynes, como ha reclamado su biógrafo Robert Skydelsky. “Debemos distinguir al Keynes hombre, del Keynes mito”, señalaba Ricardo Crespo, quien agrega que Keynes en 1946 declaró no ser keynesiano” Esto por supuesto da lugar también a los trabajos de Axel Leijonhufvud, quien intenta recuperar a Keynes de la síntesis neoclásica que se había construido sobre él.

Tampoco podemos olvidarnos de la Economía Social de Mercado, en la que han contribuido Wilhelm Röpke, Ludwig Erhard y Walter Eucken y donde hoy se destacan algunos defensores modernos como Marcelo Resico.

Para terminar, existen numerosos movimientos heterodoxos que son menos conocidos, que han criticado el enfoque neoclásico y que reclamarían su lugar.

Reflexión final

Un suceso hipotético como el mencionado, llevará a la profesión a retroceder, quitar aquello que no sirve, tomar aquello que queda, y ver dónde estamos.

Por supuesto que el debate entre Estado y Mercado continuará independientemente del lenguaje y los métodos que los economistas elijan para debatir. Pero lo dicho nos deja un escenario renovado y diferente.

Nos deja con algunos marxistas en defensa de un socialismo golpeado, tras la caída de todos los régimenes en el este de Europa y la imposibilidad de dar respuesta al planteo original de Ludwig von Mises en 1920. De hecho, la hipotética respuesta de equilibrio desarrollada por Oskar Lange y otros socialistas, considerada como un desvío indebido al debate, caería junto con la crisis del paradigma neoclásico.

Keynes resurge, pero su intervencionismo también está limitado a los procesos inflacionarios que supo generar en los años 1970 y que dieron lugar a la contrarrevolución monetarista y el resurgimiento austríaco. Difícilmente este keynesianismo vuelva a plantear la política monetaria y fiscal activa que reclamaba en los años 1930, o el mercantilismo proteccionista exacerbado que Keynes promovió en vida. Más bien, parecieran moderarse a que tales políticas sólo pueden ser útiles en circunstancias puntuales como la de aquella gran depresión de los años 1930, o los sucesos que hoy mismo estamos enfrentando tras la gran depresión global.

La Economía Social de Mercado es todavía un movimiento demasiado chico, y no tiene hoy centros de investigación, más allá de las contribuciones de la Fundación Konrad Adenauer. Tampoco  parece representar todavía una escuela de pensamiento independiente, ajena al keynesianismo y a la Escuela Austriaca de la cual se nutrieron originalmente, aunque sí puede permitir un diálogo fructífero entre éstos, y ofrecer un punto intermedio de política económica

Y tenemos a la Escuela Austriaca, que resurge y crece, tomando un destacado lugar en algunos centros académicos como el de la George Mason University, el Cato Institute y el Ludwig von Mises Institute (Estados Unidos), el de la Universidad Rey Juan Carlos (España), el de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala), o el de ESEADE (Argentina), además de participar activamente en las revistas científicas más renombradas.

Demás está decir que un suceso hipotético como el imaginado dará lugar a ciertos replanteos dentro de las escuelas de pensamiento caídas, como el monetarismo, el public Choice o la nueva economía institucional, que posiblemente se reconstruyan y den lugar a nuevos movimientos.