LA PARADOJA DE LAS IDEAS – Por Alberto Benegas Lynch (h)

ABLResulta paradójico en verdad que se diga que la suficiente difusión de las buenas ideas son el único camino para retomar un camino de cordura y, sin embargo, se concluye que es altamente inconveniente pretender expresarlas ante multitudes. Parecería que estamos frente a un callejón sin salida, pero, mirado de cerca, este derrotismo es solo aparente.

Muchas han sido las obras que directa o indirectamente aluden a este fenómeno. Tal vez las más conocidas sean The Loney Crowd de David Reisman, The Courage to Create de Rollo May, La rebelión de las masas de Ortega, la horripilante antiutopía de Huxley (especialmente en su versión revisada) y, sobre todo, La psicología de las multitudes de Gustave Le Bon.

Ortega escribe en el prólogo para franceses de la obra mencionada, (once años después de publicada) que “mi trabajo es oscura labor subterránea de minero. La misión del intelectual es, en cierto modo, opuesta a la del político. La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las cosas, mientras que el político suele, por el contrario, consistir en confundirlas más de lo que estaban” y en el cuerpo del libro precisa que en el hombre masa “no hay protagonistas, hay coro” y en el apartado titulado “El mayor peligro, el Estado” concluye que “El resultado de esta tendencia será fatal. La espontaneidad social quedará violentada una vez y otra por la intervención del Estado; ninguna nueva simiente podrá fructificar. La sociedad tendrá que vivir para el Estado; el hombre, para la máquina del Gobierno”. Sigue leyendo

J.B. Say y ¿el método de la praxeología?

JBSayMurray N. Rothbard concede a J. B. Say el mérito de ser «el primer economista en pensar profundamente acerca de la metodología apropiada para su disciplina y en basar su trabajo, hasta donde podía, en dicha metodología.»

De economistas anteriores y de su propio estudio, llegó al método único de la teoría económica, lo que Ludwig von Mises iba a llamar “praxeología” más de un siglo después. La economía, apreciaba Say, no se basaba en una masa de hechos estadísticos concretos desordenados. Se basaba, por el contrario, en hechos muy generales (fait généraux), hechos tan generales y universales y tan profundamente enraizados en la naturaleza del hombre y su mundo, que todos, aprendiéndolos o leyendo sobre ellos, darían su asentimiento. Estos hechos se basaban, por tanto, en la naturaleza de las cosas (la nature des choses) y en la implicaciones deductivas de estos hechos tan ampliamente enraizados en la naturaleza humana y el derecho natural. Como estos hechos generales eran verdaderos, sus implicaciones lógicas debían ser también verdaderas.

Aquí dejo el artículo completo reproducido en español por el Instituto Mises Hispano. Pero mi pregunta a los lectores es si los clásicos en general, incluido Adam Smith, no tenían esta forma de enmarcar su trabajo.

A su vez, recuerdo por ejemplo de los «Caminos abiertos» de Gabriel J. Zanotti que J. S. Mill, N. Senior y J. E. Cairnes habrían sido los primeros economistas en plantear la posibilidad de desarrollar teorías económicas de aplicación universal.

Las Leyes Económicas en la Historia del Pensamiento Económico

Quisiera compartir aquí mi última contribución, en este caso en el campo de la epistemología de la economía. Hay tres cuadros en el ensayo que entiendo pueden ser de interés para los lectores de este blog.

¿Qué tratamiento reciben las leyes económicas en la historia del pensamiento económico? ¿Es posible formular leyes económicas? En caso de que la respuesta sea afirmativa, ¿cómo podemos clasificar las leyes económicas? En el reciente homenaje a Joseph Keckeissen escribí un ensayo en el que sintetizo la respuesta de este autor elaborada en su tesis doctoral. El cuadro No. 1 es ilustrativo respecto de su clasificación.

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Producimos muchos alimentos, ¿ahora hay que ver cómo distribuirlos?

MillEn una entrevista por la radio el sábado por la mañana, Juan Carr, quien desarrolla una notable actividad promoviendo la ayuda voluntaria para eliminar la pobreza a través de Red Solidaria, hablando sobre la situación argentina y que este país produce alimentos en cantidad suficiente como para eliminar el hambre de 450 millones de personas, propuso que era hora de sentarse a discutir la distribución de esos alimentos. La idea es que de esa forma se podría eliminar el hambre, al menos en la Argentina.

Esta opinión es tan vieja como errónea. La idea de que la producción y la distribución son dos fenómenos distintos, separados, y regidos por leyes diferentes se encuentra ya en John Stuart Mill, autor que hemos estado viendo con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico, precisamente sobre este tema. Dice Mill:

“Quiéralo o no el hombre, su producción estará limitada por la magnitud de su acumulación previa y, partiendo de ésta, será proporcional a su actividad, a su habilidad y a la perfección de su maquinaría y al prudente uso de las ventajas de la combinación del trabajo […] No sucede lo mismo con la distribución de la riqueza. Esta depende tan solo de las instituciones humanas. Una vez que existen las cosas, la humanidad, individual o colectivamente, puede disponer de ellas como le plazca. Puede ponerlas a disposición de quien le plazca y en las condiciones que se le antojen” Principios de Economía Política (FCE [1848], p. 191).

Todos podemos tener alguna idea de cómo desearíamos que se distribuyera la riqueza en alguna sociedad ideal, pero lo que es incorrecto es pensar que esa “redistribución” (así hay que llamarla porque la distribución original ya se realizó por medio de decisiones individuales voluntarias) no va a impactar en las “leyes de producción” o, en otras palabras, en los incentivos para producir.

Toda producción se hace con miras a una distribución determinada: trabajo porque espero que recibiré un determinado sueldo. Si luego de haber trabajado, cambian las condiciones, entonces mis incentivos a trabajar en el futuro serán distintos.

Es más, eso es precisamente lo que ocurre en la Argentina con las retenciones a las exportaciones de esos mismos productos alimenticios que se estima pueden ser redistribuidos. Estos impuestos vigentes, que llegan en algunos casos hasta el 35% del precio de exportación (FOB) y son luego “redistribuidos” a voluntad o “como les plazca” según Mill, ya están impactando en los volúmenes de producción, los que serían mayores si esos impuestos no existieran. Es decir, si hoy se produce una cantidad total que permitiría sacar del hambre a 450 millones de personas, sin esa “redistribución” bien podría producirse una cantidad que sacara del hambre a 600 u 800 millones. Es lo que ha ocurrido en países vecinos donde no existen esos impuestos y la producción ha aumentado más que en Argentina, superándola en exportaciones tales como carnes o trigo.

En definitiva, el impacto de la “redistribución” en la “producción” lo estamos viendo ahora, lo tenemos delante de nuestra vista. La idea de que son decisiones guiadas por leyes diferentes debería ser definitivamente abandonada.

Tal vez se quiera continuar con la redistribución de todas formas, no estoy discutiendo eso aquí, pero debería presentarse su “costo” en términos de menor producción.

Taller de Economía «Historia de la Teoría Monetaria» [con acceso a la bibliografía]

El Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires invita a nuestros lectores a participar de este tercer año del Taller de Economía «Historia de las Teoría Monetaria», coordinado por los profesores Daniel Heyman y Sebastián Katz.

Lugar de realización: Aula 304 (3er piso, sector rotonda), Facultad de Ciencias Económicas UBA (Av. Córdoba 2122, CABA).

Fecha y horario: Jueves 24 de abril en el  en el horario de 17:00 a 19:00 hs.

Bibliografía

1- Moneda, comercio exterior y precios David Hume (1752); Political Discourses. Capítulos: 1-5. 2- División del trabajo, dinero y banca incipiente

Adam Smith (1776);  An inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. Libro 1: Caps. 1-7. Libro 2: Caps. 1-5. Libro 4: Caps. 1-2. Libro 5: Cap. 3.

3- Precios y tipos de cambio con dinero no convertible

4- Organización monetaria bajo patrón oro (Currency, Banking Schools)

Thomas Tooke (1844); An Inquiry into the Currency Principle. The Connection of the Currency with Prices, and the Expediency of a Separation of Issue from Banking. Capítulos: 1-5, 8, 11-15, Conclusiones.

5- Dinero, valor y crisis

Karl Marx (1867); El Capital. Libro 1: Caps. 1-4. Libro 3: Caps. 13-15, 25-28, 30, 34.

6- Moneda, crédito y ciclo económico

7- Funcionamiento del centro financiero bajo patrón oro

Walter Bagehot (1873); Lombard Street: A Description of the Money Market.

8- Dinero y patrones monetarios metálicos

Alfred Marshall (1923); Money, Credit and Commerce. Libro 1: Caps. 1-4, Libro 3: Cap. 12. Libro 4: Caps. 3,4.

9– Dinero, intercambio y Estado

Stanley Jevons (1875); Money and the Mechanism of Exchange, Caps. 1, 2, 25 y 26.

Karl Menger(1892);On the Origin of Money”, The Economic Journal,Vol.2, No. 6, (June), pp. 239-255.

Georg Knapp(1905);The StateTheory ofMoney,Cap.1

Ludwig von Mises (1953); TheTheory of Money and Credit,Caps. 1 a 6; 15 a 20.

Charles Goodhart (1998); «The two concepts of money: implications for the analysis of optimal currency areas», European Journal of Political Economy, 14, 407-432.

10Moneda, tasadeinterésy precios

 

Knut Wicksell (1898);Interest and Prices,Caps. 5-9.

 

Knut Wicksell (1934);Lectures on Political Economy, Parte I, Caps.1-4; Parte III, Caps. 1-5.11Perturbacionesmonetariasyorganizaciónmonetaria

Gustav Cassel (1921): The World´s Monetary Problems

 

John Maynard Keynes(1923):A Tract on Monetary Reform
12Moneda, tasadeinterésy precios (cont.)

 

Arthur Cecil Pigou (1917):TheValue of Money”,Quarterly Journal of Economics,Vol.32, No. 1,(November), pp. 3865.

 

Irving Fisher(1911):The Purchasing PowerofMoney,Caps. 1,2 y 8

 

Irving Fisher(1927): The Money Illusion,Caps14,7y8.
Irving Fisher(1930): The Theoryof Interest

Dennis Robertson (1922):Money:Caps 14

Ralph Hawtrey(1919): Currency andCredit,Caps.1– 3

 

Friedrich Hayek(1931): Prices and Production,LectureI.

 

John Maynard Keynes(1930):A Treatise on Money,  Caps. 12;223113– Ciclosecomicos

 

Dennis Robertson(1915):A Theory of Industrial Fluctuations.

 

Ralph Hawtrey (1926): The Trade Cycle.

 

Ralph Hawtrey(1932):  The Art of Central Banking,Cap. 4

 

Arthur Cecil Pigou(1927):Industrial Fluctuations.

 

Friedrich Hayek(1931): Prices and Production: LecturesII- III.
Friedrich Hayek(1933):Monetary Theory and theTradeCycle.

Rudolf Hilferding (1910): El capital financiero y las crisis.

14Demanda agregada, crédito, preferencia por liquidez y actividad real

 

John Maynard Keynes (1936): The General Theory of Employment, Interest and Money.

Michal Kalecki (1935): A Macrodynamic Theoryof the Business Cycle, Econometrica.

Michal Kalecki(1937):A Theory of the Business Cycle, Review of Economic Studies.

Wilhelm Röpke (1936): Crises and Cycles.

John Hicks (1937):Mr. Keynesand the Classics. A Suggested Interpretation, Economic Journal.

Dennis Robertson (1937):“Alternative Theories of the Interest Rate, Economic Journal.

Irving Fisher (1933):The Debt Deflation Theory of Great Depressions, Econometrica.

Raúl Prebisch  (1947):John Maynard Keynes.

Raúl Prebisch (1947):Curso de Dimica Económica.

Acceda aquí a la Bibliografía y cronograma.

Reflexión de domingo: «Al final, ¿qué es ser un liberal?»

VargasLlosaLIMA.- Como los seres humanos, las palabras cambian de contenido según el tiempo y el lugar. Seguir sus transformaciones es instructivo, aunque, a veces, como ocurre con el vocablo «liberal», semejante averiguación puede extraviarnos en un laberinto de dudas.

Por Alvaro Vargas Llosa

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CAMINOS ABIERTOS. Nuevo libro de Gabriel J. Zanotti en Unión Editorial

Cubierta CAMINOS ABIERTOS 11-4-13_Cubierta CAMINOS ABIERTOS 11-4Los diversos economistas neoclásicos y neokeynesianos saben que sus paradigmas están en crisis, pero la literatura especializada sigue esperando de las pruebas empíricas la sustitución de un paradigma por otro, mientras que los que debaten cuestiones filosóficas lo hacen con una gran incomprensión de los horizontes enfrentados. Hasta los propios austriacos se excomulgan hoy entre sí por cuestiones filosóficas, cuando, sin embargo, el debate de dichos fundamentos es la única salida. Va a tener que pasar mucho tiempo hasta que la economía vuelva a ser lo que fue, una rama de la filosofía moral y política dedicada a los órdenes espontáneos, para encontrar, justo entonces, caminos abiertos que sean además más universales. Hasta entonces, todo nuestro aporte seguirá siendo el humildemente austriaco, esto es, insistir en que los problemas epistemológicos de la economía no son más que un capítulo de la teoría del conocimiento; a saber, cómo el ser humano es capaz de conocer algo a partir de su ignorancia.

Abajo puede observarse el índice completo del libro.

Acceda aquí a su adquisición en Unión Editorial.

Acceda aquí al capítulo 1 del libro: «La economía como ciencia axiomático-deductiva»

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