Prólogo de Gabriel Zanotti al libro de Agustina Borella, Modelos Económicos y Realidad, La discusión sobre el realismo de los modelos económicos en Popper, Lawson y Mäki, CABA, Grupo Unión, 2017.
El problema del realismo en la ciencia económica es de larga data, y uno de los ejes centrales de los debates de epistemología de la economía.
El primero que lo encaró con una respuesta que se hizo clásica fue J. S. Mill[1]. Asumiendo que en las ciencias naturales se pueden controlar variables, y en las ciencias sociales no, Mill propone para estas últimas algo muy parecido a lo que luego sería el método hipotético-deductivo: una hipótesis básica de maximización de beneficio material, a partir de la cual se construye la ciencia económica. El problema en ese caso no radica en la teoría económica, sino en su aplicación a las circunstancias concretas, donde cierto conocimiento práctico nos guiaría a la hora de saber que agregar o qué más tener en cuenta a la hipótesis teórica fundamental. Sin referirse específicamente al problema de los modelos en economía, Mill fue en ese entonces “modelo” de cómo encarar los supuestos básicos de la teoría económica.
El debate posterior entre aprioristas y empiristas en economía no fue tanto si partir de un modelo teórico o no, sino qué lugar ocupaba el testeo empírico del modelo en la ciencia económica. De algún modo los primeros aprioristas (Cairnes, Senior[2], el propio Mill, el primer Menger[3]) trataban de afirmar la certeza “a priori” del modelo, y un poco ese fue el aire que se respiraba en la “Economics” hasta que en 1938 Hutchison puso el dedo en la llaga con su insistencia en la esencial importancia del testeo empírico de las hipótesis para que estas “digan” algo[4]. Mientras tanto los austríacos de entonces tenían otras preocupaciones aunque, sin saberlo, Hayek estaba elaborando teorías superadoras de estas dicotomías cuando escribe su “Economics and Knowledge”, en 1936[5]. Popper, ya en 1942[6], hace un aporte fundamental cuando afirma que la economía parte de un “principio de racionalidad” que es la hipótesis fundamental de un sistema hipotético-deductivo que también se aplica –contrariamente a lo que pensaba Mill- a las ciencias naturales, intentando con ello una superación entre el a-priori para las ciencias sociales y el “a posteriori” para las naturales.
Así las cosas, el artículo de Friedman de 1953 es un hito fundamental[7]. En principio es una defensa de la irrelevancia del realismo de los supuestos del modelo de competencia perfecta, dando con ello una respuesta a todas las acusaciones de “no realismo” de los modelos básicos de la economía neo-clásica. Friedman fue objeto de todo tipo de estudios e interpretaciones –a las cuales él luego nunca respondió- aunque posiblemente quiso afirmar el “no completo realismo” de los modelos más que su “no realismo”. Machlup responde a Hutchison en 1955[8] pero a la vez elogia a Friedman aunque difiera “únicamente” en algo fundamental: la falta de fundamentos filosóficos en Friedman[9]. Si Friedman y Machlup hubieran seguido el diálogo por ese camino, otro mundo paralelo, tal vez más fructífero epistemológicamente, hubiera surgido, pero el debate se empantanó. Machlup quedó en el medio de un Hutchison que lo acusaba de ser dogmático y apriorista[10] y un Rothbard que lo “acusaba” de NO ser “ultra-empirista” como sí lo habría sido, según Rothbard, Mises[11]. A partir de allí todo quedó dividido de vuelta en los más empiristas al estilo Hutchison, y los más aprioristas al estilo Rothbard, enfrentados además ideológicamente, hasta que en la década del 80 surgieron nuevos autores que intentaron re-encaminar esta cuestión[12].
La tesis de doctorado de Agustina Borella, sobre los modelos y el mundo real en economía, no sólo es un aporte importantísimo a toda la historia de esta cuestión, sino una propuesta de salida, teniendo en cuenta los aportes de Popper, Lawson y Maki al tema de los modelos. La clave se encuentra según la autora en la fortaleza y a su vez la debilidad de la propuesta de Maki. Popper ya habría colaborado con la cuestión al sostener el tema de la aproximación a la verdad del modelo hipotético-deductivo. Lawson explica algo fundamental al sostener que la clave es una ontología social según la cual un modelo es realista o no. Pero es Maki[13] quien asume la clave del problema al re-interpretar a Friedman según su propia categoría de modelos “subrogados”, que simplifican la realidad al aislar los factores relevantes del problema que tenemos entre manos, simplificación indispensable en un mundo infinitamente complejo. Por lo tanto los modelos no mienten ni dicen la verdad: no mienten porque no pueden decir toda la verdad, ni dicen toda la verdad porque deben aislar lo relevante de lo complejo[14]. La crítica de la autora se concentra en la debilidad del Maki al tratar de explicar de qué modo los modelos “re-presentan” la realidad social.
La importancia de este libro para los austríacos es fundamental. Los austríacos actuales, en general, creen estar más allá del tema de los modelos porque su teoría del mercado como proceso es “realista” mientras que la economía neoclásica “no”. Pero no es así de simple. La teoría del proceso de mercado es un modelo también, porque cumple con la forma “if…then” que tienen todos ellos. Si sintetizamos los aportes de Hayek[15], Mises[16] y Kirzner[17] a la teoría del proceso de mercado, podríamos sintetizarlo diciendo que “si” hay precios libres como síntesis de conocimiento disperso (1), libertad de entrada al mercado(2), y “suficiente” alertness empresarial para compensar la dispersión de conocimiento(3), “entonces” el mercado tiene de una menor coordinación a una mayor coordinación. Pero entonces, la teoría del proceso de mercado no escapa a la pregunta de todo modelo, aunque no sea matemático: ¿cómo sabemos en qué medida esas tres características (1,2,3), que están dentro de una proposición condicional, se dan en el mundo real?[18]
Y allí viene entonces una “austrianización” de la propuesta de Lawson: hay que ir a una ontología social para responder esa pregunta. O sea, lo que decía también Machlup: ir a los fundamentos filosóficos de los modelos. Que, en el caso de Hayek, se encuentra en la visión del conocimiento y la naturaleza humana que tenía la escuela escocesa, esto es, Hume, Smith, Ferguson[19]. O sea, la ontología básica, en ese caso, no es tanto un modelo sistemático, sino una ontología del orden espontáneo, una ontología de los fenómenos complejos, que supere también las dudas que al respecto deja el planteo de Hayek[20].
Este es el camino que deben seguir recorriendo los austríacos. Pero, para ello, deben profundizar el tema de los modelos. Espero que al menos los austríacos de habla hispana sepan encontrar en esta tesis una referencia fundamental para sus futuros planteos epistemológicos.
Gabriel Zanotti
Buenos Aires, Diciembre de 2016.
[1] Ver sus Essays on Some Unsettled Questions of Political Economy, Augustus M. Kelley Publishers, Clifton, 1974, cap. V: “On the Definition of Political Economy; and on the Method of Investigation Proper to It”.
[2] De Cairnes, J., ver The Character and Logical Method of Political Economy, Frank Cass and Co. Ltd. , 1965; de Senior, N.W., ver An Introductory Lecture of Political Economy y Four Introductory Lectures on Political Economy, en En Selected Writings in Economics, Nassau W. Senior, Reprint of Economic Classics, Augustus M. Kelley Publishers, New York, 1966.
[3] Nos referimos a su famoso Principios de economía, que fue editado por primera vez en Viena en 1871, con el título Grundsatze der Vonkswirthschaftslehre; fue traducido al inglés por primera vez en Glencoe con el título Priciples of Economics, The Free Press, 1950; reeditado en 1976 por el Institute for Human Studies, con una introducción de F. A. Von Hayek; traducido al español –Principlos de economía política– por Unión Editorial y el Instituto de Economía de Mercado, en 1983. Decimos “el primer” Menger porque “el segundo”, de 1883 (Investigations into the Method of the Social Sciences With Especial Reference to Economics (1985, New York University) tiene un apéndice V que adelanta los modelos de competencia perfecta.
[4] Ver Hutchison, T.: The Significance and Basic Postulates of Economic Theory, reproducido en Caldwell, B. J., Appraisal and Criticism in Economics: A Book of Readings, Allen and Uwin, Boston, 1984.
[5] Reproducido en Individualism and Economic Order, Chicago University Press, 1945, reeditado por Midway Reprint, 1980.
[6] Popper, K.: La miseria del historicismo, Alianza Ed., 1973, cap. IV.
[7] Nos referimos a su famoso The Methodology of Positive Economics, reproducido en Reproducido en Caldwell, “Appraisal…”, op. cit. Versión castellana en el libro Ensayos sobre economía positiva, Gredos, Madrid, 1967, p. 9.
[8] Nos referimos al clásico artículo de Machlup, “The Problem of Verification in Economics”, Southern Economic Journal, vol. XXII, No 1, julio de 1955, reproducido en el libro Methodology of Economics and Other Social Sciences, Academic Press, New York, San Francisco, Londres, 1978. Versión española en http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/1_9_Machlup.pdf
[9] Nota a pie de página Nro. 42.
[10] Hutchison, T.: “Professor Machlup on Verification in Economics”, Southern Economic Journal, April 1956, reproducido en “Appraisal…”, op.cit.
[11] Rothbard, M.N.: “In Defense of ‘Extreme Apriorism’ ” en Southern Economic Journal, 1957, vol. 23, No 3. Digo “…….como sí lo habría sido, según Rothbard, Mises”, porque con Nicolás Cachanosky hemos intentado demostrar que esta interpretación de Mises, por parte de Rothbard –que tanto ha influido, para mal, en los austríacos y en sus críticos- es errónea. Ver al respecto Zanotti, G.J. and Cachanosky, N. (2015) ‘IMPLICATIONS OF MACHLUP’S INTERPRETATION OF MISES’S EPISTEMOLOGY’, Journal of the History of Economic Thought, 37(1). Scott Scheall nos ha respondido en What is Extreme About Mises’ Extreme Apriorism? , Arizona State University, College of Integrative Sciences and Arts, August 8, 2016, Center for the History of Political Economy Working Paper No. 2016-23, en https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2820203, y nosotros le hemos respondido en What is so Extreme About Mises’s Extreme Apriorism?: Reply to Scott Scheall, Gabriel Zanotti, Universidad Austral, and Nicolas Cachanosky , Metropolitan State University of Denver, November 23, 2016, en https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2875122
[12] Un buen resumen de todas estas nuevas posiciones se encuentra en New Directions in Economic Methodology, Edited by R.E. Backhouse, Routledge, 1994, donde se encuentran aportes seminales de Blaug, Boland, Caldwell, Hands, Hausman, Lawson, McCloskey, Maki y Rosembarg, entre otros.
[13] Una buena síntesis de la posición de Maki, realizada por él mismo, la encontramos en su ensayo “Realistic Realism About Unrealistic Models”, en The Oxford Handbook of Philosophy of Economics, Edited by Harold Kincaid and Don Ross, Oxford University Press, 2009.
[14] Ver al respecto Cartwrigh, Nancy: How the Laws of Physics Lie, Clarendon Papers, Oxford University Press, 1983.
[15] Nos referimos al cap. 15 de La Acción Humana, Sopec, 1968.
[16] Economics and Knowledge, The Use of Knowledge in Society, y The Meaning of Competition, en “Individualism…”, op.cit.
[17] Kirzner, Israel M.: Competencia y función empresarial, Unión Editorial, Madrid, 1975; y The Meaning of Market Process, Routledge, 1992.
[18] La autora y yo ya hemos tratado esta cuestión en “Modelos y Escuela Austríaca: una fusión entre Friedman y la Escuela Austríaca pasando por Maki” en Filosofía de la economía (2015), vol. 4, en http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/filoecon/issue/view/443
[19] Sobre esta cuestión, Hayek hace una excelente síntesis en “La primacía de lo abstracto”; Nuevos Estudios, Eudeba, 1981.
[20] Ver ese tema en nuestra Introducción filosófica a Hayek, Unión Editorial/UFM, Madrid/Guatemala, 2003.