– Hola ¡!!!!!!!! ¿Qué haces en Viena?
– Me cansé de Florencia. Más bien, tú qué haces en Viena….
– Visitando lugares de mi juventud. Entre paréntesis, Don Galileo, siempre es un gusto hablar con usted…
– Je, no me adule, jovencito. Ustedes los filósofos de la ciencia siempre se hicieron un festín conmigo.
– Bueno, es comprensible, no? Además usted debe estar muy contento de haberse convertido en un clásico, y no su amigo Maffeo Barberini…
– Bueno, su posición era más parecida a la suya….
– De ningún modo. Mi posición era la del cardenal Bellarmino y usted lo sabe.
– Vamos, Karl, no era un debate epistemológico. El pobre Bellarmino estaba haciendo lo que podía para salvarme la cabeza, fue un consejo táctico, no epistemológico.
– Puede ser, pero retrospectivamente, si usted hubiera afirmado lo suyo como hipótesis, no sólo hubiera salvado la cabeza sino que su posición en la epistemología hubiera sido la correcta.
– Vamos, ¿y qué sabe si lo de la hipótesis no era la cuestión de la mera hipótesis matemática de Ossiander?
¿Qué quisiera que hiciera, aparecer como un escéptico instrumentalista, como hizo el pícaro de Copérnico?
– No puede ser que estemos debatiendo esto de vuelta. Usted sabe bien que no soy instrumentalista, sino realista, pero no hiper-realista, como usted…
– Esas son sus clasificaciones. Ustedes los filósofos de la ciencia clasifican pero los que hacemos ciencia somos los científicos.
– No comience a enojarse!!!, que ese temperamento le valió muchos enemigos….
– Usted tampoco fue precisamente el Gandhi de la filosofía de la ciencia…
– Vamos, no salgamos de tema. Usted afirmó que podía probar lo suyo…. Craso error…. Se puso la soga al cuello….
– ¿Otra vez me va a salir con que las conjeturas nunca se prueban? ¿Por qué habló entonces de experimentos cruciales?
– Y dale. ¿Qué estuvo haciendo todos estos siglos? ¿Leyendo a Lakatos?
– No, mejor, a Kuhn….
– Bueno no diga malas palabras. Usted sabe bien que si le hubiera hecho caso a Bellarmino…
– ¡Y dale! ¿Qué quiere, extraerme de vuelta una confesión?
– Espere, calmémonos. A ver. Paso por paso. ¿Dijo usted o no dijo que iba a probar lo suyo con el argumento de las mareas?
– Si…
– ¿Y no fue ello un error?
– ¿Lo de las mareas?
– No, obvio que ya sabemos que las mareas son por otra cosa….
– ¡Ah!!!!!!!!!!!!!! ¡Lo agarré!!!!!!!!!!! Cómo, Popper, que “ya sabemos que”….?
– Quiero decir, conjetura corroborada….
– Ah!!!!
– Bueno, volvamos, ¿fue un error o no?
– ¿Lo de las mareas?
– ¡NOOOO, lo de “probar”!!!!
– ¡Bueno ok!!!!!!! ¡Puede ser! ¿Contento ya?
– No es cuestión de contento o no, eso es el mundo 2….
– Ay Dios………………………………………….
– ¿Qué, no le gusta lo de los 3 mundos?
– No, estuve leyendo a Bunge.
– AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
– Calma Karl, ahora es usted el que va a tener un infarto.
– Bueno, ya no puedo, usted tampoco, recuerde que ahora somos dos clásicos.
– ¿Los clásicos no mueren?
– No.
– Pero son seres humanos, no?
– Y?
– Que todos los hombres son mortales………..
– ¿Qué es esto, Lógica 101? Pensé que debatíamos cosas importantes.
– Ok, ya me perdí. ¿En qué estábamos?
– No sé, me perdí también.
– Bueno, al final, no sé por qué es tan importante mi física, ahora. Creo que tienen otras cosas que resolver.
– ¿La unificación entre cuántica y relatividad?
– Sí.
– No es tanto problema. Los planetas son también nubes de electrones regidos por la mecánica cuántica.
– ¿Es broma no?
– Si J
– Bueno, don Karl, ya me estaba asustando…
– A veces puedo hacer bromas.
– Yo también. Si quiere le hago una.
– ¿Si?….
– Bueno, que lo mío era finalmente una hipótesis….
– Bueno, esa sí que estuvo buena…
– ¿Sabe qué?
– ¿Qué?…
– No todo es hipótesis, no?
– No….
– ¿No?
– No claro, nunca fui panconjeturalista…
– Ya sé….
– Bueno, es tarde.
– Si, los mortales deben seguir con sus artículos en los journals.
– Pobres…
– Si…
– Bueno Galileo, siempre es un gusto….
– Lo mismo jovencito…
– Un abrazo.
– Venga.
– ¿Algún mensajito final?
– No, yo…. Ya está.
– Yo también.
– Ok, vaya con Dios.
– Y a dónde vamos a ir, genio…. ¡Esa sí que estuvo buena!