LA REITERACIÓN COMO RASGO CARACTERÍSTICO DE LA POLÍTICA ECONÓMICA ARGENTINA – por Carlos Newland (RIIM No. 66, octubre de 2017)

Resumen: En este trabajo se destaca una frecuente reiteración como rasgo característico de las políticas económicas argentinas. Es notable como aparecen y reaparecen situaciones de populismo que incluyen gasto público exacerbado, inflación, aumento de deuda y revaluación de la moneda, seguidas por crisis en el sector externo, en la actividad productiva y de empeoramiento de los salarios reales. Dentro de cada ciclo también se produce una reincidencia: el nuevo gobierno que busca solucionar el desequilibrio generado por su predecesor repite luego de un tiempo similares conductas y políticas. En particular se analizan los ciclos Kirchner/Macri, Perón/Perón/Videla, e Yrigoyen/Uriburu/Justo.

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Reflexión de domingo: «ACERCA DEL DISCURSO DE LA PRESIDENTE» – Por Alberto Benegas Lynch (h)

ABLEn mis escritos evito personalizar puesto que estimo que es mucho más fértil argumentar y discutir ideas. No solo para ahorrar energía, tiempo y espacio, sino porque en general las personas exponen sus recetas con la mejor de las intenciones (y si no fuera así es en realidad irrelevante a los efectos prácticos).

En este caso me refiero a la presidente de la República Argentina, aunque a esta altura, luego de décadas de estatismo, de desigualdad ante la ley, de ocultamiento de los actos de gobierno, de intentos de eludir la alternancia en el poder, de concentrar funciones impropias de una sociedad abierta, de atropellar derechos de los gobernados y de intentos de bloquear la división de poderes, después de todo esto decimos, en rigor, no puede hablarse de una República.

En cualquier caso, una nota al pie: la presidente de marras fue al Congreso de la Nación a inaugurar un nuevo período de sesiones parlamentarias y henos aquí que omitió esa anunciada misión aunque no la exige la nueva reforma constitucional, después de hablar casi cuatro horas en el recinto no declaró la antedicha formalidad que ha sido una tradición argentina. En las líneas que siguen, por razones de espacio, marco telegráficamente los puntos más salientes del discurso en un balance de la gestión que adolece de llamativos defectos.

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BRADEN O PERÓN, FONDOS BUITRES O CRISTINA, LA MISMA PATOLOGÍA

MarxSin asumir la dialéctica hegeliana, se podría decir, sin embargo, que muchos argentinos han construido su propia identidad a partir de su enfrentamiento al amo, el mundo anglosajón, malo, feo, sucio, que le impide a él, al esclavo, la libertad y la manifestación de toda su belleza, bondad, plenitud y poder.

Como la Argentina fue un empate entre las tendencias tradicionalistas antiliberales y el liberalismo continental francés –Alberdi es la excepción- los argentinos tienen amplios recursos dentro de su tradición cultural como para racionalizar su odio atávico al inmundo imperialista anglosajón. El nacionalismo llamado católico argentino encuentra en Rosas su héroe principal; la Constitución del 53 es vista como un adefesio anglosajón y el fracaso de dicha constitución, que nunca termina de hacer carne cultural, no es casualidad. Esa visión del mundo no tiene ningún problema, en la década del 20, de tomar a Mussolini y luego a Franco como modelos; ello gana el corazón del ejército, e incluso resulta extraño que el golpe del 30 no haya barrido con todas las instituciones republicanas. El antisemitismo, siempre patológico, que los rodea, los hace coquetear con Hitler, y encuentran en Perón –un típico dictador autoritario fascista y protector de nazis- la concreción de sus ideales. Perón capta inmediatamente –como en casi todo- el odio a lo anglosajón como un componente básico de dicho pensamiento y su famoso “Braden o Perón” no es más que la genial instauración discursiva de un modelo de pensamiento donde todos nuestros males no son nuestros: son fruto del auténtico dominador colonial, al auténtico explotador, protestante y enemigo para siempre de las más preciadas tradiciones nacionales y “católicas”: los ingleses y, peor aún, los “yanquis”.

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Reflexión de domingo: «Venezuela y el límite de nuestros esquemas conceptuales»

PeronEn medio de la tragedia de los venezolanos (y esto incluye a los chavistas) ponerse a hacer reflexiones in abstracto parecerá antipático pero sin embargo es necesario para tratar de entender qué está sucediendo.

La república constitucional norteamericana fue originada en horizontes lejanos. Horizontes donde se suponía que los derechos individuales eran el valor supremo de la ética política, donde las diversas “administraciones” no deberían tocarlos en absoluto y si ello ocurría, para eso estaba el control constitucional. Y, muy importante, todos coincidían en ese sistema, y ninguna persona, partido o lo que fuere se atribuía la propiedad de “la Nación”, la patria, la revolución o la historia.
América Latina nunca fue terreno cultural fértil para trasladar esas ideas. Hubo intentos, sí, siempre un mix no del todo coherente entre la influencia anglosajona y la influencia francesa; siempre un general ilustrado y un grupo de liberales constructivistas laicistas enfrentados con las tradiciones religiosas y españolas anteriores. De ese mix, siempre en tensión, nunca resuelto, algo salió. Muchas naciones latinoamericanas trataron de implantar la división de poderes, el control de constitucionalidad, un derecho penal liberal, algo de libre comercio, “pero”…. Dentro de la inestabilidad intrínseca de un marco cultural que se resistía, como un suelo rocoso resistente a instituciones que requerían un humus diferente. Lationoamérica nunca pudo plasmar instituciones liberales firmes. Su génesis es revolucionaria al estilo francés, y ese horizonte revolucionario la marcó, parece, para siempre.
Durante mucho tiempo eran guerras civiles intestinas, facciones diferentes que se disputaban un poder al que siempre se accedía con la lógica de la revolución: los buenos, los malos, los traidores, los cobardes. Palabras como democracia, república, límites, derechos de las minorías, etc., se escribían pero no se comprendían.
Pero con el advenimiento del marxismo como horizonte cultural, y con la revolución cubana como ejemplo, el asunto fue peor. Los Castro tuvieron al menos la coherencia de los violentos: por la violencia subieron y por la violencia están. Pero en otros lares, se introdujo el sutil engaño del acceso nazi al poder: la vía democrática en sentido lato. Mucho más inteligente y perverso. El Chile de Allende, la Argentina de Perón (1945, 1951, 1973, 2003), y, obviamente, la Venezuela de Chávez, son ejemplos perfectos. La dialéctica revolucionaria, junto con la marxista, encontraron en esas vías democráticas la forma casi perfecta de perversión conceptual. Los términos revolucionarios eran los mismos (leal, traidor, amigo, enemigo). Pero mientras que los constitucionalistas de los EEUU jamás imaginaron que toda esa dialéctica fuera compatible con los métodos electorales, ahora, en cambio, sí. El partido revolucionario, el que va a luchar contra el capitalismo opresor, sube al poder con la mayoría de los votos, o con los votos inventados o con los votos que fueren, pero asumen el criterio de legitimidad de origen de los sistemas democráticos. El enemigo sigue siendo el traidor, el vendepatria, el cipayo vendido al imperialismo, pero ahora es legítimo aniquilarlo –de golpe o de a poco- “democráticamente” y denunciar a todo el mundo “la violación de la democracia” de cualquier intento de resistencia.
Todo esto tomó a los no marxistas totalmente desprevenidos, conceptual y terminológicamente. Al principio, gentes desesperadas apoyaron las contra-revoluciones militares, pero la bestialidad e ignorancia de estos últimos no hizo más que acrecentar el problema. Ahora no hay salida posible. Ahora, los marxistas, los verdaderos golpistas, a quienes los derechos humanos les importan absolutamente nada, allí están, como cuasi estadistas republicanos. Los Correa y los Kirchner son ejemplos perfectos; Chávez, en cambio, era más sincero, y el delirante de su sucesor ha convertido a Venezuela no en una broma woodyallinezca, sino en una verdadera tragedia donde Calígula ha resucitado y el caballo tiene el apoyo del ejército, del ejército cubano y el silencio cómplice y cobarde de casi todos los gobernantes del mundo.

No hay mucha salida. Que Dios se apiade de los venezolanos y de todos nosotros, porque la Venezuela actual es el futuro de todos, excepto que intervengan las aleatoriedades de la historia, imprevisibles, inconmensurables, sólo accesibles a las denuncias de los profetas, ya muertos, sin embargo, en el silencio del desierto.

Reflexión de domingo: «Perón y el asalto de las pensiones»

Juan Domingo Perón ofreció un discurso el 30 de noviembre de 1973, por Cadena Nacional, respecto del sistema previsional. Decía entonces lo que se puede ver en este video:

“Nosotros comenzamos a estudiar estos problemas cuando todos nuestros viejos estaban abandonados. No quisimos hacer un sistema previsional estatal porque yo conocía y he visto ya en muchas partes que estos servicios no suelen ser ni eficientes ni seguros. Dejándolo al Estado libre de una obligación que siempre mal-cumple. Es la experiencia que tengo en todas las partes donde este sistema lo he conocido, que hay en varias partes. Bien señores, ¿qué paso después? En 1956, el Estado acuciado quizás por la necesidad, echó mano a los capitales acumulados por las cajas, es decir, se apropió de eso. Para mí eso es simplemente un robo, porque no era plata del Estado, sino de la gente que había formado esas sociedades y esas organizaciones. Claro que lo descapitalizaron. He visto un decreto secreto por el cual se sacaron 65.000 millones para auxiliar a otros que no tenían nada que ver con las Cajas de Jubilaciones y Pensiones que nosotros habíamos creado. Es decir señores, se las asaltó. Fue un asalto. Entonces naturalmente que después de ese asalto los pobres jubilados comenzaron a sufrir las consecuencias de una inflación que no pudo homologar ningún salario, ni ninguna jubilación. Y llegaron a cobrar en la proporción como poder adquisitivo de la desvalorización de esa moneda. Cuando nosotros dejamos el gobierno en 1955, el dólar estaba en el mercado libre a 14,50 y ahora estos pobres tenían que cobrar a razón de un dólar de 1400 pesos. Entonces era lógico, señores. Cualquiera hubiera sido el arreglo que se hiciera esto no tenía arreglo. Lo que pasa es que se habían desfalcado las cajas. ¡Las habían asaltado! Y las cajas como todas las organizaciones económicas y financieras tienen sus límites. El límite está indicado por su capital. Una vez que le han sacado el capital es inútil que se pretenda buscarle soluciones de otra manera.”

Lo que decía Perón es una muestra de lo que hoy es sabido por todos. El sistema de previsión social “de reparto” que experimentó la Argentina hasta 1994 es el principal responsable de la precariedad con la que han vivido los jubilados y pensionados. La característica central de este sistema es que la contribución de los trabajadores se destina a financiar las prestaciones de los jubilados. Este sistema, que ha quebrado sucesivamente a lo largo de nuestra historia y que podríamos denominarlo como “coactivo”, no ha sido en el pasado, y no es en el presente, ni previsor ni social. Los actuales jubilados reciben sumas de dinero que no guardan relación con las contribuciones que han ido realizando durante su vida activa.

El cambio introducido al sistema en 1994, si bien lo reformó en cierto modo, conservó la naturaleza “coactiva” del sistema, ya que se le negó al trabajador la posibilidad de decidir sobre su patrimonio. Es cierto que se crearon las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), que han tenido como objetivo la administración de las contribuciones de los trabajadores. Sin embargo, estas agencias no compitieron en el mercado libre con otras posibles inversiones previsionales dentro y fuera del país, sino que recibieron compulsivamente una porción fija de los salarios de todos los trabajadores, cobraron comisiones astronómicas en relación con los sistemas vigentes en otros países del mundo y lo más importante: no se les permitió gestionar el cien por cien de los fondos según sus propios criterios, sino de acuerdo a las directrices aprobadas por el Gobierno. En definitiva, fueron más bien gerentes del Estado, que empresas privadas.

Cristina Kirchner envió en su momento un proyecto al Congreso para intentar modificar este sistema. Pero en lugar de girar hacia la dirección correcta, es decir, hacia un sistema privado voluntario, decidió empeorar la situación eliminando las AFJP y volviendo a un sistema de reparto.

En lugar de eliminar la “coacción” que obliga a los trabajadores a elegir o bien por las AFJP locales (aprobadas por el Gobierno) o bien por el sistema de reparto, la propuesta pasó por suprimir las AFJP y, con ellas, el ínfimo espacio con el que contaba el mercado. El proyecto tuvo como objetivo apropiarse de los fondos acumulados en el sistema, esto es, casi treinta mil millones de dólares e impagar la deuda de los últimos catorce años. Al mismo tiempo, los más de nueve millones de trabajadores debieron contribuir de forma obligatoria al sistema de pensiones de reparto público, lo que equivale a una cifra superior a los trescientos millones de dólares mensuales. Recordemos que un año antes de presentar este proyecto de ley, se ofreció la posibilidad a los trabajadores de pasar de las AFJP al sistema público, y sólo entre un 20% y un 30% aceptó el cambio (es decir, entre el 70 y el 80% de los trabajadores permaneció en el sistema de las AFJP). Los argentinos no deseaban regresar a los sistemas de reparto justamente porque conocen sus consecuencias tan bien explicadas por el propio Perón. Ya en 2009, los legisladores de la oposición denunciaron lo que era lógico, que la ANSES estaba manejando los fondos con arbitrariedad, sin informes públicos y sin los controles que se prometieron a la hora de conseguir rápidamente los votos en el Congreso.

¿Cuánto del dinero transferido de las AFJP hoy mantiene ANSES? ¿Que proporción de esos activos son bonos del gobierno (de difícil cobro en el futuro)? Son preguntas simples, que hasta el momento nadie responde. Lo cierto es que ante la crisis fiscal en la que ya está el gobierno, y que lamentablemente se profundizará en los próximos años, los que sufrirán serán precisamente nuestros viejos. Hay quienes dicen que las jubilaciones y las pensiones son algo demasiado importante para dejarlo en manos del mercado. Yo pienso que las jubilaciones y las pensiones son algo demasiado importante para dejarlo en manos del Estado. En una sociedad libre, el Estado no debería imponer ningún sistema de jubilación. En su lugar, tendría que permitir que hubiera tantos como los que establezcan los interesados según sean sus preferencias y sus situaciones económicas.

Resumen 2012 No. 8: América Latina y Argentina

argDesde el inicio del blog, hemos afirmado que Punto de Vista Económico radicará mayor énfasis en las ideas y en los pensadores, y en menor medida en datos y estadísticas. Sin embargo, un acuerdo con Roberto Cachanosky y EPT, nos llevó a escribir varias columnas sobre la coyuntura local, las que a su vez compartimos en el blog.

La realidad macroeconómica y social de América Latina es bastante positiva en estos últimos años, de acuerdo a los precios de los commodities que se mantienen en niveles récord, pero nosotros dimos un paso más y nos preguntamos si tal desarrollo se trata más bien de una nueva burbuja.

También separamos dos grupos de países en cuanto a la estrategia de desarrollo «hacia afuera» y «hacia adentro» y mostramos que en el corto plazo, la performance macroeconómica es similar, dudando que tal similitud se mantenga en los próximos años. Esto nos llevó a preguntarnos si realmente fracasó el neoliberalismo, dado que aquel modelo hacia afuera continúa en muchos países, con un éxito rotundo en los resultados de la política económica. Y nos preguntamos también que tan neoliberal fue la argentina durante los años 1990, definiendo previamente qué entendemos por ese concepto.

Después de todo ansiamos que la Argentina post 2015, siga aquel modelo abierto, claramente identificado con Chile, y que tan bien sintetiza Rolf Luders.

Respecto a Argentina, publicamos una serie de posts con reflexiones históricas y en particular, nos interesamos por la economía política del peronismo, con su evolución, su significado y hasta su posición sobre las pensiones.

En relación con la actualidad, no dudamos en subrayar que el nuevo desarrollo económico de la Argentina no es otra cosa que un nuevo auge insostenible, lo que personalmente sostuve en la revista Perspectivas, de la Universidad Nacional de La Pampa.
Las dos miradas sobre el modelo K, también pueden observarse en esta entrevista a Mark Weisbrot, a las que agregué mis propias respuestas, a modo de contraste.
En cuanto al entendimiento de la crisis, debemos insistir en la atención sobre el déficit y subrayar aquello que el gobierno no ve.Le dimos un significado al 8N, y discutimos el crecimiento inédito que subraya el oficialismo, el que supuestamente duplicó la clase media.Desde luego, criticamos el constitucionalismo popular y no pudimos ser ajenos al tema inflación y sus causas, e identificamos al modelo K con aquel camino de servidumbre sobre el que escribió Hayek en 1944.
Nos preocupamos por mostrar que la crítica al modelo K no proviene sólo desde nuestra posición ideológica, sino también desde la izquierda más científica. Pero a pesar de nuestro pesimismo de corto plazo, intentamos separarnos de la Venezuela de Chavez.
En el plano de popuestas, nos preocupamos por identificar las reformas que Argentina necesita, por entender  qué elementos no pueden faltar en un plan macroeconómico, mostrando las limitaciones del kirchnerismo y la oposición, y enfatizando la importancia de la calidad institucional (entrevista a Martín Krause) y los límites a la democracia. Incluso imaginamos una carta de Milton Friedman a la Presidente, pues entendemos que las propuestas que hizo a Chile, representan lo que hoy necesita la Argentina.
Para el largo plazo, volvimos a insistir con la re-privatización del sistema de pensiones y con copiar el sistema monetario y bancario de Panamá.Para cerrar, tuvimos la oportunidad de conversar con representantes de las islas malvinas, lo que a su vez generó un interesante diálogo con los lectores.

La evolución del peronismo

En estos dos artículos escribí sobre el peronismo. El primero (2002) no ofrecía una salida para el problema. El segundo (2009), sí, por la paradójica consecuencia de que el kirchnerismo corrió hacia la centroderecha a algunos peronistas no montoneros y más democráticos. Creo que no hay contradicción entre ambos; que el lector juzgue por sí mismo.

¿Qué significa el peronismo?

Muchos alumnos me han preguntado a qué se debe el continuo fracaso de la Argentina en su objetivo de encontrar un camino hacia el desarrollo económico. Si bien no soy historiador, mi impresión es que la raíz del problema se encuentra en el peronismo.

Hace unos días publicamos un post con un artículo de Roberto Cortés Conde sobre la economía política del peronismo. A continuación, subimos un poco el tono, para analizar un nuevo artículo de Alberto Benegas Lynch (h) sobre una pregunta clave: ¿Qué significa el peronismo?

En las líneas que siguen, he optado por transcribir documentación e incluir reflexiones de autores que han llevado a cabo medulosos trabajos de investigación sobre el tema que en esta oportunidad nos ocupa, y he limitado a lo estrictamente indispensable las acotaciones y glosas personales al efecto de dar cabida a la mayor cantidad de opiniones posible en un espacio reducido. Confío en que estos pantallazos de hechos crudamente expuestos contribuyan a subrayar algunas de las razones clave del lamentable desmembramiento moral argentino.

Sería interesante conocer la opinión de los lectores sobre este tema.

La Economía Política del Peronismo (1946-1955)

No es un texto de reciente publicación, pero yo acabo de descubrirlo. Roberto Cortés Conde explica en sólo doce páginas la economía política del peronismo (1946-1955). Particular interés puede generar el gráfico de la página 11.

En pocas palabras, el peronismo significó un punto de quiebre en la historia argentina, del cual ya no hubo retorno.

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Juan Domingo Perón y las pensiones

Uno de los grandes desafíos del siglo XXI es solucionar el problema de las jubilaciones y pensiones. Es un problema profundo hoy en Estados Unidos, también en Europa y también en muchos países latinoamericanos. Quizás Chile constituye la excepción.

Muchos hemos escrito sobre esto. Yo al menos lo hice aqui, aquí y aquí. Pero qué mejor que escuchar lo que Juan Domingo Perón tenía para decir sobre este tema.