LA DOLARIZACIÓN EN ECUADOR: 16 AÑOS DESPUÉS – por Pablo Zambrano Pontón (RIIM No. 66, octubre de 2017)

Resumen: La Dolarización, es un proceso de anulación o sustitución monetaria, donde una economía reemplaza su moneda original por el dólar estadounidense; dejando fuera de circulación el dinero nacional para que cumpla las funciones de reserva de valor, unidad de cuenta y medio de intercambio. No se debe confundir este proceso con la convertibilidad, donde la moneda nacional no es reemplazada, sino que equivale a una determinada cantidad de divisas, bajo un régimen de paridad cambiaria.

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LA REITERACIÓN COMO RASGO CARACTERÍSTICO DE LA POLÍTICA ECONÓMICA ARGENTINA – por Carlos Newland (RIIM No. 66, octubre de 2017)

Resumen: En este trabajo se destaca una frecuente reiteración como rasgo característico de las políticas económicas argentinas. Es notable como aparecen y reaparecen situaciones de populismo que incluyen gasto público exacerbado, inflación, aumento de deuda y revaluación de la moneda, seguidas por crisis en el sector externo, en la actividad productiva y de empeoramiento de los salarios reales. Dentro de cada ciclo también se produce una reincidencia: el nuevo gobierno que busca solucionar el desequilibrio generado por su predecesor repite luego de un tiempo similares conductas y políticas. En particular se analizan los ciclos Kirchner/Macri, Perón/Perón/Videla, e Yrigoyen/Uriburu/Justo.

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EL PROCESO ECONÓMICO DE UN PEDAZO DE PAN, DE EMILIO A. CONI. por Henry Vizcaino (RIIM No. 66, octubre de 2017)

Resumen: En este articulo se intenta rescatar un escrito que data de 1933 de la autoría de Emilio A. Coni- Ingeniero Agrónomo que dejo trabajos y libros con respecto a la economía de Argentina. Normalmente se suele citar autores más conocidos dentro de la tradición económica y liberal anglosajona, dejando un poco de lado a aquellos que escribieron en suelo argentino o la región latinoamericana y que pueden presentar visiones interesantes para reflexionar sobre el desenvolvimiento y entendimiento de la economía con bastante originalidad. En este ámbito que la presente reseña se enfoca en una valoración e interpretación de una obra muy poco conocida pero que vale la pena conocer y aplaudir, sobre todo teniendo en cuenta que se puede mezclar con el pensamiento e ideas establecidas por otros economistas que gozan de repetidas menciones.

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A PESAR DEL GOBIERNO. Historia del Agro Argentino, desde la Conquista hasta comienzos del siglo XXI (RIIM, No. 66, octubre de 2017)

Resumen: Osvaldo Barsky y Jorge Gelman (2009) se han propuesto una tarea ambiciosa al intentar relatar la historia del agro argentino en un solo volumen de 579 páginas. A favor, el libro logra clasificar, ordenar y describir numerosos hechos en diversas etapas de la historia del país; en contra, el libro falla en advertir que la evolución del agro argentino ha sido exitosa a pesar de la política económica que los sucesivos gobiernos han implementado desde siempre.

Para ser más precisos, este trabajo se inscribe en una tradición liberal clásica, donde la experiencia del agro argentino puede mostrar que cada vez que el Estado sobre expande sus funciones por encima de aquellas de un “gobierno limitado”, sobrevienen consecuencias indeseables.

El alcance de este documento debe comprenderse tan solo como un esquema de las etapas de la historia del agro argentino. Desde luego, en tan corto espacio, no se pretende agotar los eventos que en otro lugar se han ocupado de investigar los especialistas en la materia.

Nuestra intención aquí es reseñar el libro respetando las etapas descritas por estos autores, pero complementando el trabajo desarrollado con algunas referencias sobre los cambios institucionales que hubo precisamente en estas etapas, de tal modo de enriquecer el mensaje del libro en cuestión.

El libro se publicó en 2009. Aquí extendemos el análisis al año 2017, año en que se escribe el presente documento, pues el agro argentino parece presentar una importante transformación en los últimos dos años con un nuevo cambio de gobierno y de política económica.

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MODELOS DE DESEQUILIBRIO EN LA TEORÍA DE LOS PRECIOS: CONSIDERACIONES CRÍTICAS – Esteban F. Thomsen (Libertas No. 2 – ESEADE – Mayo de 1985

Tradicionalmente, la teoría de los precios ha sido, casi de manera exclusiva, una teoría sobre precios en equilibrio. La principal preocupación ha sido el establecimiento de las condiciones que deben satisfacerse cuando se ha alcanzado la situación de equilibrio. Pero, al mismo tiempo, también se ha intentado obtener explicaciones más dinámicas de la formación de los precios, es decir, acerca del proceso por el cual puede alcanzarse un precio de equilibrio. Aproximadamente en los últimos quince años, algunos economistas han realizado trabajos sobre este tema que parecen acercar el enfoque tradicional al tipo de análisis efectuado por economistas pertenecientes a la tradición austríaca.

En este trabajo consideraremos algunos de estos intentos y las críticas a que han dado lugar; también señalaremos ciertas dificultades teóricas que se han encontrado, muchas de las cuales no fueron aún resueltas satisfactoriamente. Señalaremos entonces cómo algunas de ellas pueden relacionarse con temas que han interesado a economistas austríacos y consideraremos en qué medida el análisis de estos últimos parece tratar algunos de los problemas teóricos de una manera más satisfactoria1. Esto puede sugerir la posibilidad de una futura convergencia de intereses entre austríacos y otros economistas en torno de esta área, posibilidad que consideraremos brevemente.

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PROMEDIOS Y AGREGADOS EN ECONOMIA – Louis M. Spadaro (Libertas No. 4 – ESEADE – mayo de 1986)

En una digresión interesante, aunque aparentemente desatendida, el profesor Hayek ha observado que «ni los agregados ni los promedios actúan uno sobre otro y resultará imposible establecer entre ellos las mismas conexiones de causa y efecto que podemos establecer entre los fenómenos individuales, los precios individuales, etc. Incluso hasta me animaría a afirmar que, desde la naturaleza misma de la teoría económica, los promedios no constituyeron nunca un eslabón de su razonamiento […]».1

Ahora bien, toda duda seria con respecto a la validez de agregados y promedios es una daga que apunta al corazón de una buena parte de la investigación empírica y el análisis estadístico actuales de la economía. Por lo tanto, requiere que se la siga de manera atenta y sistemática, aun cuando ello implique, según algunos empíricos dedicados, una molesta interrupción de la actividad de «primera línea» de la medición con el mero propósito de un debate «teórico» sobre temas metodológicos.2 Sin embargo, es tal nuestra animosa marcha contemporánea sobre datos objetivos que cuando alguien comienza a sospechar que se puede haber hecho un giro equivocado en algún punto anterior casi naturalmente se siente culpable por abrigar este pensamiento traidor y, si en verdad lo pone de manifiesto, debe esperar que se lo considere como un obstruccionista meditativo rodeado de hombres de acción.

Pero la metodología no debería necesitar disculpa alguna. En primer lugar, toda persona comprometida con las políticas y la «economía planificada» debería ser la menos capaz de negar la necesidad de una «ciencia económica planificada». En segundo lugar, tal como lo demostrará una pequeña reflexión, es tan grande la proporción de datos que se acumulan, en la actualidad, en forma de agregados y promedios3 que sería, evidentemente, antieconómico ignorar una posibilidad que, de ser cierta, viciaría ampliamente su utilidad.4 Tampoco puede la economía sortear esta dificultad apoyándose metodológicamente en las ciencias físicas. Por un lado, en modo alguno se ha establecido que éstas puedan hacer otra cosa que un uso tentativo e hipotético de la deducción estadística y del razonamiento probabilístico; por el otro, y aunque pudieran hacerlo, no se deduciría necesariamente que el tipo de problema que plantea la economía puede estar sujeto al mismo tratamiento.5 El hecho de que las implicancias del concepto de «ley» en las ciencias naturales excluyen la aplicabilidad a las ciencias sociales ha sido puntualizado por muchos 6 como para necesitar aquí un debate adicional del tema. Nuestra tarea actual no consiste en discutir los amplios aspectos metodológicos e, incluso, filosóficos de la ciencia económica, pese a lo importantes e interesantes que, sin lugar a dudas, son sino en concentrarnos en la tarea relativamente modesta de averiguar algunas de las características de los promedios y de los agregados que los investigadores de nuestro campo pueden haber omitido considerar, y de intentar clarificar algunas de las implicancias de su uso, teniendo en cuenta que este uso constituye una parte tan integral de la investigación empírica.

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BANCOS OFICIALES Y EMISIONISMO – Leandro N. Alem (Libertas No. 3 – ESEADE – octubre de 1985)

Tan alarmante situación impone a los ciudadanos serios deberes, y preocupado de ellos es que el Comité Nacional de la Unión Cívica ha resuelto dirigir este Manifiesto a la República, para exponer con franqueza los peligros que la envuelven, a fin de que todos los hombres patriotas y de buena intención concurran a la obra. de salvación común. El Comité Nacional ha expresado ya en otros Manifiestos la bandera de principios y el impersonalísimo de su causa, y procede ahora a establecer de un modo más positivo estos nobles ideales, consignando en fórmulas concretas las bases de las reformas que inicia. y procurará que prevalezcan en el gobierno.

Es un axioma ante la conciencia Argentina que el mal se ha producido por exceso de oficialismo y de que los Bancos oficiales han sido el agente activo de la ruina de la fortuna pública y privada y de la depresión del carácter nacional. El Banco oficial constituye un peligro permanente, porque siempre será un medio político sujeto a la influencia de las pasiones partidistas. Trabajar, entonces, contra este género de establecimientos es hacer obra de cordura y de patriotismo. Los ciudadanos necesitan desenvolverse libremente en la vida del Estado, pero para ello es menester que éste no se apodere de todos los resortes de su acción individual. Si, el Estado, tomado en el sentido restrictivo del Gobierno, que maneja el tesoro, el ejército, la escuadra, los empleados públicos, constituyendo ya una fuerza enorme, se encuentra además dotado del poder de manejar el crédito particular de los ciudadanos, éstos en realidad no existen como hombres libres, pues se hallan aprisionados en el único terreno que debía ser su baluarte de defensa, en su hogar. La historia humana enseña que los hombres tienen heroísmos contra la prepotencia de la fuerza, pero que son débiles contra la influencia en sus sentimientos: esto es perfectamente lógico: ellos se agrupan en pueblo o nación para garantir su acción individual y la felicidad de sus hogares. El Banco oficial, entonces, es un elemento perturbador del orden social y será sabia la política que tienda a suprimirlo.

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LIBERTAD POLITICA Y LIBERTAD ECONOMICA – Alberto Benegas Lynch (h) y Ezequiel L. Gallo (Libertas No. 1 – ESEADE – octubre de 1984)

El prestigio creciente de las ideas liberales en círculos académicos e intelectuales ha estimulado, como es lógico, tentativas por mejorar y hacer más consistentes sus principios básicos. Paralelamente a este encomiable esfuerzo, muchos autores han intentado ajustarlo a lo que a veces se denominan “las exigencias de los tiempos que corren”. Este segundo aspecto, en nuestra opinión, ha llevado a conclusiones que resultan incompatibles con los principios centrales de aquel cuerpo de ideas. Pocos de esos ajustes han tenido tanta influencia como el que intenta una separación tajante entre la llamada “libertad política” y lo que habitualmente se denomina “libertad económica”. Los que corrientemente hacen esta distinción señalan, también, la supremacía de la primera sobre la segunda.(4)

Este ensayo intenta ser una primera aproximación al problema, que estimule un amplio debate de un tema que consideramos crucial. En él se intentará señalar la invalidez de la distinción señalada y que, con las correcciones menores del caso, el viejo principio liberal de la “indivisibilidad de la libertad” sigue manteniendo toda su vigencia.(5) Se procura precisar, asimismo, los aspectos más relevantes del funcionamiento del mercado, puesto que pensamos que su conocimiento imperfecto es una de las causas principales de la subestimación de las llamadas libertades económicas. Finalmente, se tratará de demostrar que la fundamentación de la tesis en discusión ha descansado en un uso ambiguo, y a veces desacertado, de alguno de los conceptos centrales en discusión. Antes de iniciar el análisis del tema resulta conveniente esbozar algunos conceptos básicos del pensamiento liberal clásico.

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¿QUÉ DEBERÍAN HACER LOS ECONOMISTAS? – James M. Buchanan (Libertas No. 1 – ESEADE – octubre de 1984)

Propongo examinar “el deambular de la mente de los hombres que ocupan el sil1ón de Adam Smith”, aquellos que tratan de mantenerse dentro del “estricto campo de la ciencia” y formulan las siguientes preguntas: ¿qué están haciendo los economistas? ¿qué “deberían” estar haciendo? En mi empeño por seguir el consejo de Lord Acton, me opongo firmemente a la opinión de un economista moderno cuyas ideas considero con respeto, George Stigler. Nos dice que es insensato preocuparse por la metodología antes de los sesenta y cinco años. Como juicio de valor, la advertencia de Stigler es difícilmente discutible, pero como hipótesis podría ser refutada, al menos por analogía con un mapa de rutas corriente. Uno de mis defectos conocidos es no mirar a tiempo los mapas de rutas, esperando siempre que algún instinto intuitivo del sentido de la dirección me impida alejarme del esquema planificado de mi viaje. Hace muchos años aprendí que el comportamiento “óptimo” consiste en detenerse inmediatamente después de que uno se ha “perdido”, cuando se llega a la duda más allá de un límite razonable, y consultar un mapa correctamente trazado. Parece haber una gran analogía con la metodología científica. A menos que, por alguna razón, podamos aceptar las actividades siempre cambiantes de los economistas como parte de la necesaria evolución de la disciplina a través del tiempo, tal como ocurre “en la ruta”, es esencial que, en ocasiones, miremos el mapa o modelo de progreso científico que cada uno de nosotros lleva en su mente, consciente o inconscientemente.

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