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Liquidez bancaria y letras reales II: Comentario de J. R. Rallo (y Daniel Fernandez)
Juan R. Rallo (aquí) y Daniel Fernandez (aquí) ofrecen réplicas a mis comentarios sobre liquidez bancaria y descalce de plazos (aquí y aquí.) Los días pasados estuve de viaje por lo que no pude prestar atención a sus posts. Vuelvo a viajar en breve por varios días. Por lo que ofrezco unas breves reflexiones. Espero que sean de interés a quienes han seguido este breve intercambio.
Liquidez bancaria y letras reales: Comentario de D. Fernández Méndez
Daniel Fernández Méndez nos envía su propio aporte al debate que están manteniendo en estos días Nicolás Cachanosky y Juan Ramón Rallo. Lo compartimos a continuación.
Nicolas Cachanosky has published recently an article criticizing the Real Bills Doctrine. The debate started with Rallo interviewing White in Juan de Mariana´s Institute. Later White criticized the Rallo´s point of view held in the interview here. Rallo rejoinder to White´s points can be found here. So far the last contribution to the bilateral debate was on White´s side here. So Nicolas is the last adherent to the controversy. I will answer the different critiques made by Nicolas in his article.
a. Banks manage flows not stocks.
Maturity mismatch is still a problem in flow terms. The saving flows materialize in a stock of capital. Banks receive saving flows and allocate them in capital structures through lending to producers. The maturity profile of the capital structure influence their composition (it is clear that it´s not the same a capital structure oriented towards long term capital as the housing market than having an agricultural or commodity oriented economy). Long term capital stocks hasn´t the ability to produce income flows at short notice. So finally stocks matters.
In fact, flows are transformed into stocks that in turn, produce another flows in the future. This is nothing else that the process of capitalization of an economy. Savings (flows) are transformed in certain kind of wealth (capital) that produce another kind of flow (income). As Rallo points out, stocks are nothing else than the present value of future flows.
The key point here is if the expected flows of both, producers and savers are aligned with current flows. As we are going to argue below, the maturity mismatch causes misalignment between them.
Liquidez bancaria y letras reales: Comentario de J. R. Rallo
En un reciente post Juan R. Rallo ofrece comentarios y respuestas a mi post en Sound Money Project sobre liquidez bancaria y letras reales. Siguiendo el mismo orden que Rallo, mis comentarios y reacciones a continuación.
Los bancos no manejan stocks, sino flujos
Mi comentario en este punto hace referencia a que un banco que toma préstamo a corto plazo continuamente en el tiempo puede extender prestamos a largo plazo. Esa administración es parte central de la actividad bancaria. Si espero un depósito por 100$ en el primer año y otro por 100$ en el segundo año, ambos por un plazo de un años, entonces al recibir el primer depósito puedo extender un préstamo de 100$ a dos años (dejando de lado, para simplificar, intereses). Esto es a lo que se refiere mi comentario sobre administración de flujo y no stocks.
LA TEORÍA DE LA BANCA LIBRE FRENTE A LA DOCTRINA DE LAS REAL BILLS: Respuesta de J. R. Rallo a L. H. White
Tras la conversación que L. H. White y J. R. Rallo mantuvieron en Madrid (video), el primero ofreció unos comentarios escritos en el blog Alt-M, que nosotros traducimos aquí al español. Ahora Rallo ofrece aquí su respuesta.
Esta nueva respuesta tiene varios elementos importantes. Rallo explica que en su conversación con Larry White la presentación de su tesis no fue todo lo sistemática que hubiera querido, por lo que resume aquí su tesis en una serie de párrafos.
Personalmente -y a la expectativa de una posible respuesta de Larry White-, debo decir que me pareció esclarecedor el post en varios sentidos, al punto que me parece cada vez más imprescindible un diálogo entre estos dos programas de investigación para ver hasta qué punto el mensaje de ambos es compatible. No quiero negar las diferencias entre los enfoques, pero me parece que parte de lo que hoy discutimos es más semántico que diferencias sustanciales de fondo. Esto es lógico que ocurra cuando dos programas de investigación tienen un lenguaje propio, los que comparten algunos conceptos, pero difieren en el significado de otros.
Rallo muestra aquí la importancia de la coordinación económica y la estructura productiva, y se toma el trabajo también de distinguirlo de la propuesta Rothbard-Huerta de Soto y White-Selgin.
En uno de estos párrafos resume la tesis:
To summarize: the Real Bills Doctrine just states that the proper financial asset for preserving savers liquidity is real bills, or in more general terms, IOU’s that are collateralized for goods in process of being sold to final consumers. The tradition of the Real Bills Doctrine (or, more broadly, the tradition of liquidity theorist) started with Adam Smith, but has included such renowned economists as Jean Baptiste Say, William Huskisson, James Wilson, James Laughlin, Henry Parker Willis, Felix Somary, Heinrich Rittershausen, Charles Rist, Jacques Rueff or Antal Fekete. I would also include Carl Menger in this tradition, attending to the final pages of his book Money (1909) and to enthusiastic defence of the Real Bills Doctrine by his student Eugen von Philippovich, but since Menger never developed a theory of credit, this inclusion is rather risky.
Sabía por ejemplo que Adam Smith, Menger y Antal Fekete formaban parte de la historia del pensamiento económico que respalda esta «nueva» corriente, pero ignoraba a los otros autores, y especialmente me sorprendió encontrar a J. B. Say o J. Rueff en la lista.
Rallo cierra afirmando que ante la pregunta de qué marco institucional es conveniente para tener prudencia bancaria y coordinación macroeconómica, él sugiere la banca libre con reserva fraccionaria como la que existió en Escocia, pero aclarando que aquel sistema escocés fue precisamente lo que él define como real bills. Me parece que por allí seguirá el debate, que es precisamente la especialidad de Larry White a partir de su tesis doctoral y del libro Free banking in Britain.
Por otro lado, en el mismo párrafo final aclara Rallo que es incorrecto afirmar que bajo banca libre habrá prudencia bancaria y el fin definitivo de los ciclos económicos. Personalmente insisto en aclarar, que bajo banca libre el sistema no es perfecto, y que lógicamente puede haber imprudencia de ciertos bancos que los conduzca a la quiebra, pero todavía me falta comprender cuál es el elemento por el cual los errores de los bancos serían masivos, y por qué «todos» los banqueros desearían tomar un curso de acción que los conduzca a la quiebra, y a quedar fuera del mercado. Más bien, creo que la competencia y la banca descentralizada tendría -como se observó en Escocia- un período de prueba y error que irá eliminando a ciertos bancos y fortaleciendo a otros, pero a medida que el sistema vaya madurando, se alcanzaría la «máxima prudencia posible», y con ello se reducirían los errores y la descoordinación que conducen a un ciclo económico.
El interrogante es el mismo, en cierto sentido, al que se le plantea a los defensores de la banca libre con encaje 100 %. Si bien, las reservas fraccionarias en un sistema de banca central, contribuyen a expandir el crédito y al auge de las primeras etapas del ciclo económico, bajo un sistema de banca libre, las mismas también pueden expandir el crédito pero al ser limitada esta expansión, se evita el ciclo económico. El caso de Escocia en particular, muestra la caída de un banco -el Ayr Bank-, pero no la caída del sistema. Por el contrario, en la medida que el sistema va madurando, incluso este tipo de problemas en bancos aislados tiende a desaparecer.
Uno de los aspectos que nos separa quizás es la definición de ciclos económicos. No negamos cierta descoordinación, que es inevitable, lo que negamos es el error en masa que ha caracterizado hasta el día de hoy a todas las grandes depresiones que sufrió -por ejemplo- EEUU, referenciando casos concretos en la crisis de 1930, 1987, 2001 y 2008. Bajo banca libre, tales burbujas o errores empresariales en masa no ocurren, pero no rechazamos la posible quiebra de un banco imprudente.
Conversation on free banking theory between Larry White and Juan Ramón Rallo
«El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico» se tituló un post que escribí hace casi 2 años, un 19 de septiembre de 2013. El post recibió una respuesta inmediata de Juan Ramón Rallo, y a partir de allí siguieron otros.
Ravier, El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico.
Rallo, El descalce de plazo sí es la causa del ciclo económico.
Ravier, El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico (Parte 2).
Rallo, El descalce de plazo sí es la causa del ciclo económico (Parte 2).
Ravier, El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico (Parte 3).
Rallo, El descalce de plazo sí es la causa del ciclo económico (Parte 3).
de Bedoya, Mi pequeña aportación al debate Rallo v. Ravier.
Cachanosky, Ciclos económicos y descalce de plazos (resumen).
Al poco tiempo, se sumó otro capítulo en este interesante debate cuando George Selgin visitó Madrid: Banca Libre: el remedio contra los ciclos económicos.
Aquí se suma un nuevo capítulo al debate, con la visita de Lawrence H. White a Madrid en julio de 2015, y este video que muestra su conversación con Juan Ramón Rallo. El intercambio vale la pena, y creo que todos los que estamos interesados en estos temas lo estábamos esperando. Imagino que será un aporte más en la construcción de la teoría de la liquidez que incluye los trabajos de Adam Smith, Carl Menger, Antal Fekete y el trabajo de catedráticos españoles como José Ignacio del Castillo o el mismo Juan Ramón Rallo, quienes desde hace varios años vienen trabajando en ello.
En este video el mismo Rallo comenta que está trabajando en esta teoría, que de alguna manera se inspira en el trabajo de banca libre elaborado por el profesor White. Una vez elaborado no cabe duda que el debate entre la banca libre con encaje fraccionario y la banca libre con encaje 100 por cien, pasará a tener una tercera opción que agregarán valor a la moderna Escuela Austriaca.
Nuevo número de la revista Laissez Faire
La Facultad de Ciencias Económicas de la UFM ha publicado un nuevo número de su revista Laissez Faire. Este, sin embargo, no es un número más. Para mí es un placer aparecer en la tapa junto a mi amigo y colega Nicolás Cachanosky.
El profesor Cachanosky ofrece en este artículo un análisis crítico de la posición de Huerta de Soto contra el free banking, en particular, el argumento de que en ausencia del coeficiente de encaje del 100 %, los bancos tenderán a expandir en forma concertada la oferta monetaria. Siguiendo a Mises-White-Selgin, Nicolás ofrece una serie de argumentos para explicar que bajo un sistema de banca libre, descentralizada, competitiva y con reserva fraccionaria, habría un límite a este tipo de expansión del crédito.
Al respecto, nuestros lectores habituales recordarán que el tema resurgió en el reciente debate con Juan Ramón Rallo (que finalmente Nicolás resumió) acerca de si el descalce de plazos puede generar o no el ciclo económico.
Por mi parte, el artículo que presento es básicamente una breve biografía de Ludwig von Mises que recorre sintéticamente su vida y obra, pero en particular, mi interés pasó por reseñar su Planificación para la Libertad, un libro que afortunadamente ahora se puede obtener en la colección de Unión Editorial.
Además, en este mismo ejemplar, Marco Antonio Del Río R. nos ofrece algunas reflexiones en torno a la obra literaria de Mo Yan; Sarah Skwire nos habla de literatura y economía, relacionando en este caso a Shackespeare con la Teoría de los Sentimientos Morales de Adam Smith. Finalmente, Moris A. Polanco ofrece un aporte sobre ética, con algunas referencias a Milton Friedman y un análisis crítico del concepto de responsabilidad social de la empresa.
Ciclos Economicos y Descalce de Plazos (resumen)
Estuve siguiendo con interés el intercambio entre Adrián y Juan Ramon Rallo sobre si el descalce de plazos es la causa o no de los ciclos económicos. Creo que hay algunos puntos que aún pueden ser aclarados. En este post comparto un resumen del intercambio junto a unas breves reflexiones.
El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico, parte 2
Hace unos días subí un post en el que ofrecía algunos argumentos a favor de la hipótesis de que el descalce de plazos no es la causa del ciclo económico. Inmediatamente, Rallo ofreció una réplica sistemática, lo que abrió un diálogo en diversos grupos de redes sociales y blogs que manifiestan el interés que hay en el tema. A continuación intentaré una réplica.
Aclaración previa: Si bien en las redes sociales han surgido defensores de la posición Rothbard-Huerta de Soto, por el momento prefiero concentrarme exclusivamente en la posición Fekete-Rallo (la que incluye por supuesto a otros economistas, especialmente a Gabriel Calzada y José Ignacio del Castillo, con quienes he conversado sobre estos temas en varias oportunidades). Es por ello que dejaremos fuera del análisis a los depósitos a la vista, porque pueden generar confusión. Cuando de aquí en más diga “depósitos”, me referiré especialmente a los depósitos a plazo fijo, en el que el “depositante” pierde la disponibilidad del dinero por el plazo del contrato. Quedará para otro post, extender el análisis incluyendo los depósitos a la vista.
- Lo primero en lo que quiero insistir es en el argumento de que el descalce de plazos no es la causa del ciclo económico y para ello puede servir un contraejemplo. Imaginemos que un banco capta un depósito de 10.000 dólares a un año. Imaginemos ahora que el banco presta estos 10.000 dólares a diez años. Se podrá decir que cumplidos los primeros 365 días, el banquero no podrá cumplir su compromiso de devolver el dinero al depositante. Sin embargo, imaginemos que el banquero logra captar el último día del primer año otro depósito por el mismo monto, y nuevamente por un plazo de un año. El primer depositante habrá recibido su dinero, pero ahora hay un segundo depositante que corre el riesgo de perder su capital. Al cierre del segundo año, digamos entonces que el banquero logra captar nuevamente un depósito que le vuelve a permitir cumplir su compromiso. Digamos que esto ocurre una y otra vez hasta que llega el décimo año, y el banco recupera su préstamo inicial de 10.000 dólares, pudiendo cancelar –con ese dinero- el último compromiso.
- Nótese que el caso podría extenderse a muchos bancos y muchos depositantes, sin alterar la conclusión. Da igual que tengamos un “depositante” por 10.000 dólares, que 10.000 depositantes de un dólar. Da igual que el valor sea de 10.000 dólares que 10 billones de dólares. Da igual que en lugar de un banco hablemos de diversos bancos.
- En el punto 3 de la réplica, coincidimos con Rallo en que “[e]l ciclo es un fenómeno macroeconómico, no microeconómico, y en parte debemos explicar por qué la lógica individual puede conducir a descoordinaciones agregadas. Si todos los ahorradores han invertido a plazos y riesgos superiores a los que están dispuestos a asumir, ¿pueden todos ellos deshacer su posición? No, no pueden…” Nótese, sin embargo, que el contraejemplo muestra que el descalce de plazos no generó ningún problema, ni en el banco individual, ni en cada uno de los depositantes, ni tampoco en el sistema bancario.
- Nótese también que no se da aquí un efecto Ponzi, porque no se requieren nuevas “víctimas” recurrentemente para evitar el colapso del sistema. Es cierto que el primer año, el banco cancela su deuda con dinero de otro cliente, pero al cumplirse el décimo año, el banco recupera el depósito inicial, y con ello, cancela todas sus deudas.
- Nótese que si el banco tuviera problemas para captar un depósito a tiempo para cumplir su contrato, podrá subir el tipo de interés que paga al “depositante”, y con ello –en la medida que no tenga serios problemas de solvencia- lograría asegurarse la obtención de fondos.
- Nótese que el caso imaginario, no es otra cosa que la forma en que la banca ha operado históricamente desde sus inicios.
- Nótese que el caso incluye cierta incertidumbre, porque el banquero podría llegar al final del primer año sin captar el o los depósitos suficientes para cumplir su compromiso. Esto sin embargo, no debiera preocuparnos. El banquero ejerce en este sentido la función empresarial, al igual que millones de empresarios que día a día arriesgan capital en cada uno de sus contratos (explícitos o implícitos).
- Nótese que nada diferencia al banquero de un dueño de un restaurante que al cierre del período no logró vender los cubiertos suficientes para pagarle a sus empleados. La pregunta que surge entonces es por qué le vamos a exigir a la industria bancaria mayor certidumbre que al resto de las industrias.
- Creo que todos coincidimos que el descalce de plazos tendrá distintas consecuencias en distintos marcos institucionales. Quizás ayude en este debate mostrar qué ocurre bajo un sistema de banca libre con reserva fraccionaria, en comparación con un sistema de banca central. El mensaje de Rallo es parcialmente correcto bajo la órbita del banco central (como lo es también el ataque de la posición Rothbard-Huerta de Soto a las reservas fraccionarias), pero no bajo banca libre. Bajo un sistema de banca central, seguramente el “descalce” será mayor, porque los banqueros saben que hay un prestamista de última instancia que ofrecerá la liquidez necesaria para rescatarlos de problemas de iliquidez. Bajo un sistema de banca libre descentralizado y competitivo (White 1984, Selgin 1988, Dowd 1992) tal posibilidad de recurrir a un prestamista de última instancia desaparece, lo que obliga a los banqueros a comportarse más responsablemente. Recordemos que en competencia el éxito de un banco está en construir reputación. Pienso que el descalce de plazos bajo un sistema de banca libre con reserva fraccionaria será más limitado y no causará ciclos económicos, pues se comportaría como de hecho mostramos en el contraejemplo. En tal caso, los bancos no solo “no son los motores de este proceso distorsionador” (Rallo, punto 6), sino que al contrario, intermediando entre ahorristas e inversores, permiten la estabilidad del sistema.
- Aplicado al caso de Escocia, los bancos emisores competían unos con otros. El sistema de compensación bancaria justamente obligaba a cada banco a manejarse responsablemente. Si un banco sobre-expandía su oferta de billetes bancarios rápidamente veía disminuir sus existencias de oro, lo cual lo obligaba a cambiar, o bien, lo conducía a la quiebra (Mises 1949). Pero de nuevo, la quiebra de un banco, no implica la quiebra del sistema. En el caso escocés, especialmente en la primera etapa, hubo un proceso de prueba y error que dejó algunos bancos en el camino, pero con el tiempo la reputación de algunos bancos fue construyendo un sistema sólido donde el descalce de plazos no representó un problema.
- Nótese que para Rallo (punto 7) “[e]l análisis institucional –que elementos refuerzan o frenan el descalce de plazos– viene después una vez poseemos un sólido análisis económico.” Sin embargo, si coincidimos que el ciclo económico es causado por una “descoordinación generalizada”, y entendemos también –a través del contraejemplo- que el descalce de plazos en sí mismo no genera ese problema, entonces lo que importa es el marco institucional que hace que la descoordinación sea generalizada. Concluyo entonces que es Rallo quien coloca el carro delante del caballo (punto 8).
- Resumiendo, coincidimos con Rallo que el problema del ciclo económico está en una descoordinación generalizada. Creo haber mostrado que el descalce de plazos no es la causa de esta descoordinación. Si un banco, en una situación excepcional no consigue financiamiento para cubrir sus baches, ni siquiera aumentando los tipos de interés, entonces debemos estudiar concretamente el caso. Ya dijimos que si el problema es individual, entonces es otro problema. s el caso se generaliza, entonces estamos ante «el problema». Pero “ese” factor exógeno, será la causa del ciclo económico.
- Para cerrar, nótese que la posición de Rallo tiene un condimento keynesiano importante. El ciclo económico se produce ahora por un factor endógeno del capitalismo. Rallo no concluye de ello que el Estado deba intervenir para calzar los plazos, pero en lo que concierne a las causas del ciclo, la posición de la teoría de la liquidez parece fortalecer la visión keynesiana (y quizás marxista) sobre la inestabilidad inherente del capitalismo.
Por lo demás, han quedado dos puntos de la réplica de Rallo, no tratados arriba.
- El punto 1 me parece algo contradictorio. Por un lado se afirma no enfrentarse a la teoría austriaca tradicional, pero a paso siguiente se la critica. Al margen, como ha señalado Nicolás, es correcto señalar que el mercado funciona con una curva de rendimientos, y no con una única tasa de interés (reconocido en sus escritos por Mises, Hayek, etc.) Pero no es menos cierto que el sistema financiero opera arbitrando esa curva. Pasar de una tasa de interés única (como si toda la curva se moviese en paralelo) a una curva de rendimientos puede dar más insight y detalles, pero no veo porque debe cambiar la teoría.
- Dice Rallo: “Es una ilusión (de la que la Escuela Austriaca es en parte culpable) el pensar que existe un solo mercado intertemporal…” En Mises, sin embargo, queda claro que hay tantas tasas de interés originarias como individuos participan en la sociedad, vinculando esta tasa de interés a la preferencia temporal de cada sujeto. Dicho esto, bajo micro-fundamentos adecuados, no veo inconvenientes en afirmar que existe un mercado de fondos prestables –al estilo Garrison- que determina un tipo de interés a partir de la oferta y demanda agregada de ahorros que hay en el mercado.
El descalce de plazos no es la causa del ciclo económico
Varios lectores nos han consultado a los editores de este blog qué pensamos acerca de la teoría de la liquidez de A. Fekete y J.R. Rallo. Lo que escribo aquí no es “nuestra posición”, sino un comentario mío, individual, incluso escrito con algo de apuro, acerca de un punto central de esta teoría, la que esperamos estudiar y comentar más adelante y de un modo más general, cuando el tiempo nos permita profundizar mejor en ella.
Lo primero que quiero destacar es que no debemos confundir el ciclo económico, con la quiebra de uno o unos pocos bancos. Son cosas distintas. Un banco puede quebrar por cientos de causas distintas, y posiblemente el campo de la administración financiera o la administración bancaria ayude a ofrecer fundamentos sobre estos errores que un banquero puede cometer.
Una de esas causas podría ser el descalce de plazos. Si un banco toma “depósitos” (que para nosotros son préstamos) a un año, y luego los presta a veinte años, puede ocurrir que el “descalce” conduzca al banco a la quiebra.
Pero la administración financiera nos enseña que debemos distinguir un problema “financiero” de un problema de “solvencia”. Si el problema es de “liquidez” pero el banco es solvente, entonces muchos otros bancos podrán prestar dinero a este banco en problemas para que pueda cumplir sus contratos y evitar la quiebra. Deberá pagar un interés por esos préstamos que sanean su problema financiero, pero el banco tiene respaldo con el que cumplir sus contratos.
Si por el contrario el banco tiene un problema financiero, pero además tiene un problema de solvencia, entonces pocos o ningún banco querrá comprometer su patrimonio ofreciendo créditos al primero, dado que estaría arriesgando su propio capital o el de sus clientes y comprometería con ello su situación patrimonial y su reputación.
Dicho esto, tomemos el sistema monetario y bancario que tomemos, siempre habrá descalce de plazos, pero no siempre será un problema.
Por ejemplo, el famoso ejemplo de Escocia que estudia Larry White (1984) explica que durante más de un siglo hubo estabilidad monetaria y bancaria bajo un sistema de banca libre, en el que varios bancos emisores de forma competitiva y descentralizada podían emitir sus propios billetes bancarios respaldados en oro. ¿Por qué este sistema era estable? Brevemente, porque existía un sistema de compensación bancaria que permitía evidenciar si un banco tenía una mala performance en la administración de su empresa.
¿Había descalce de plazos entonces? Seguramente, pero si el “descalce” tomaba una magnitud que comprometía el patrimonio del banco, entonces este quebraba, sin perjudicar al resto del sistema. Esto en sí mismo no era un ciclo económico, sino una quiebra de una empresa individual que manejó mal su patrimonio.
Decir que en la crisis subprime el problema fue el descalce de plazos, puede ser correcto si nos quedamos en el plano del arte de la administración bancaria, pero no lo es desde un punto de vista económico. ¿Qué quiero decir con esto? Que corresponde a un auditor contable explicar las razones por las cuales un banco quebró, pero corresponde a los economistas explicar las razones por las cuales todos o casi todos los bancos fallaron al mismo tiempo. Si en la crisis subprime el descalce de plazos fue global y además tomó una magnitud inmanejable, debe haber una causa institucional que lo generó, a saber, el monopolio de emisión. Esa explicación es la que debemos atender los economistas.
Cuando Rothbard-Huerta de Soto y White-Selgin discuten acerca de “la causa” del ciclo económico, no están trabajando en el plano de la administración bancaria, sino en este marco institucional. Los primeros concluyen que el problema es la reserva fraccionaria. Los segundos concluyen que el problema no puede ser la reserva fraccionaria sino el monopolio de emisión. La discusión sigue y en ese plano seguimos trabajando.
Aquí Rallo ofrece otra respuesta, pero en mi opinión no compite con estas otras dos, porque lo hace desde un plano diferente.
Valoro el trabajo que viene desarrollando Rallo durante estos últimos años precisamente porque está conectando dos áreas que hasta el momento no se comunicaban. Sin duda, los intelectuales de ambas pueden aprender unos de otros, pero concretamente sobre el tema del título de este post, me parece que el descalce de plazos no es la causa del ciclo económico. El descalce de plazos (generalizado y de magnitud) es más bien la consecuencia de un marco institucional inadecuado sobre el que tenemos que seguir trabajando.