“El Gobierno sabía que iba a incumplir la nueva meta de inflación”: Entrevista con Marcelo Duclos de PanamPost

A finales de 2017 el Gobierno argentino, mediante una cuestionada conferencia de prensa que reunió al presidente del Banco Central con los ministros de Economía y Finanzas y al jefe de Gabinete, reconoció que la meta de inflación anual pautada del 10 % no sería posible y establecieron una nueva del 15 %.

En la jornada de hoy el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) comunicó que la inflación mensual de febrero fue del 2,4 %, lo que comienza a hacer presión sobre el nuevo objetivo anual del 15. Los principales factores detrás del incremento  mensual fueron los aumentos de tarifas de transporte y combustibles.

El gobierno movió la meta de inflación hasta los 15 puntos anuales, pero los datos de hoy parecen mostrar que ni siquiera podrá cumplir la nueva “meta laxa” que se propusieron. ¿Cuál es tu opinión?

Yo creo que desde el momento en que se planteó la nueva meta ya se sabía que se iba a incumplir. En ningún momento el Gobierno tuvo intención de cumplir la meta inflacionaria. Hay un juego de poner una meta por debajo de la inflación esperada con la idea de reducir el gasto público en términos reales.

Es decir, que si logra que el 15 % de meta se use como referencia en las paritarias y después la inflación real termina en 20 %, entonces el gasto público baja y estaríamos ante un nuevo ajuste, como ocurrió en toda la historia argentina.

Un ajuste en términos reales y no nominales, que la verdad es que es muy difícil. La inflación mensual en 2,4 % es preocupante, no sólo por la meta, que ya es imposible, sino para terminar el año por debajo del número de 2017. Los dos primeros meses acumulados ya son preocupantes. Yo considero que vamos a estar alrededor de un 20 % anual, con un primer semestre más alto que el segundo.

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La Curva de Phillips y la tasa de interés

La autoridad monetaria se debate desde hace meses si subir o bajar la tasa de interés. El debate está en el premio que le vamos a dar a los agentes por mantener sus activos pesificados. Subir la tasa, contribuye a pesificar la economía; Bajar la tasa, contribuye a dolarizarla. La demanda de dinero en pesos resultante es una de las claves para contener la inflación.

Otro modo de ver la cuestión es si privilegiar la lucha contra la inflación o la actividad económica, lo que nos conduce, en definitiva, a la lógica de la Curva de Phillips. Phillips planteó un trabajo empírico en 1958 donde mostraba la relación inversa que existe entre inflación y desempleo. En términos prácticos, si Argentina decide acelerar su lucha contra la inflación, por ejemplo subiendo las tasas, tendrá que aceptar en el corto plazo un nivel de actividad menor, con impacto negativo sobre el empleo. Si decide postergar esta lucha para otro momento bajando las tasas, entonces puede recalentar la economía, pero el costo será una mayor inflación.

Desde mi punto de vista la autoridad monetaria debería privilegiar el objetivo de tener una moneda sana, lo que sólo se puede conseguir limitando la asistencia que el BCRA le ofrece al Tesoro. Esto, a su vez, tiene dos soluciones, o se eleva la tasa de interés lo suficiente, o bien, se controla los agregados monetarios (una propuesta que viene ganando adherentes).

Probados hechos hay en la historia económica que sólo una moneda sana fomenta el ahorro, la inversión, la formación de capital, la generación de empleo, el aumento de productividad, los mejores salarios reales y el aumento en el bienestar. Sólo de ese modo se soluciona el problema de la inflación, y se fomenta actividad económica y empleo.

El gobierno, sin embargo, decide priorizar recurrentemente el nivel de actividad y empleo, poniendo el carro delante del caballo. Lo más grave es que el margen de acción se acorta porque las elecciones se acercan, y entonces ya no hay opción para bajar a tiempo la inflación y que en 2019 la actividad económica y el empleo despeguen fortalecidos. Son los costos del gradualismo, y nadie puede decir que los economistas no lo hemos advertido.

Publicado originalmente en La Gaceta, el 16 de febrero de 2018.

La inflación no se detendrá hasta que no se usen herramientas más ortodoxas

Me entrevistaron una vez más en La Gaceta de Tucumán y conversamos sobre temas monetarios.

La suba de precios, el incremento del gasto público y el atraso cambiario siguen siendo las materias económicas pendientes de la gestión del presidente Mauricio Macri. Si bien el Gobierno intentó corregir el atraso, mostró mejoras en el resultado fiscal de 2017 (anunció una baja en el déficit primario, que no incluye deudas) y anunció que la inflación del año anterior fue prácticamente la mitad que la registrada en 2016, el rumbo económico espera señales de mayor estabilidad en la actividad. En una entrevista con LA GACETA, el doctor en Economía Adrián Ravier marca sus expectativas acerca de cómo evolucionarán estos tres componentes en lo que resta del año.

Aquí la nota completa.

SOBRE LA MONEDA Y LOS SISTEMAS BANCARIOS – Por Alberto Benegas Lynch (h)

El tema monetario es de gran importancia puesto que está indisolublemente atado a los patrimonios de la gente. Trastornos en  ese campo repercuten de inmediato en el nivel de vida de todos, muy especialmente de los más necesitados puesto que la característica central de esos barquinazos se traducen en consumo de capital, lo cual, a su turno, significan disminuciones en salarios e ingresos en términos reales.

Desde tiempo inmemorial los aparatos estatales se han querido apoderar del instrumento monetario al efecto de hacerse de recursos. Ningún gobierno en la historia de la humanidad a preservado el poder adquisitivo del dinero, siempre lo ha derretido. El premio Nobel en economía Friedrich Hayek fue un pionero contemporáneo en señalar la imperiosa necesidad de apartar a los gobiernos de la administración de la moneda, a lo cual han seguido numerosos autores, tema que en la actualidad ha producido una muy prolífica bibliografía. Hayek escribe que su esperanza estriba en que no ocurra con el dinero lo que sucedió con la inconveniente unión entre el poder y la religión que tardó siglos en percibirse los daños que provocaba esa unión. Del mismo modo, sigue diciendo Hayek que el dinero debe separarse cuanto antes de todo vestigio de contacto político y que la independencia de la banca central no hace más que trasladar los problemas a otro sector apoyado por el poder.

Otro premio Nobel también en economía, Milton Friedman, en su último trabajo sobre temas monetarios sostiene que “el dinero es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de banqueros centrales”. Es cierto que Friedman antes sugería la implantación de una “regla monetaria” que analizamos  más abajo.

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Sincerar metas de inflación es resignarse a tener más pobreza [Informe IDESA]

La revisión al alza de las metas de inflación es un acto de sinceramiento pero también de resignación. El ritmo de gradualismo elegido para ordenar las cuentas públicas obliga a tolerar mayor inflación. Implica que los intereses de quienes se resisten a modernizar el Estado se imponen sobre las necesidades de los más débiles que seguirán pagando el desequilibrio fiscal con impuesto inflacionario.
El Gobierno decidió modificar la meta de inflación. Para el año 2018 había sido planteada originalmente entre el 8% y 12% anual modificándose con la revisión al 15%. Para el año 2019 la meta original era de entre 3,5% y 6,5% anual la cual se aumentó al 10%. El cambio implica aspirar a reducir la inflación con un ritmo mucho más lento. De esta manera, la Argentina seguirá soportando aumentos de precios muy por encima del observado en los países desarrollados e incluso en los países vecinos.
Una intensa polémica rodeó al cambio de las metas. En general, prevalecieron las opiniones de que es positivo el sinceramiento y que el cambio implica una derrota para la conducción del Banco Central. Para llegar a estas conclusiones se pasa por alto que quién fija las metas no es la autoridad monetaria sino el gobierno y que conceder a tener más inflación implica también ser menos ambiciosos en mejorar la situación social.
Para echar luz sobre la motivación del cambio de metas resulta pertinente apelar a los datos oficiales. En este sentido, según el Ministerio de Hacienda se observa que:
  • Entre los años 2007 y 2013 el déficit fiscal fue del 2,2% del PBI en promedio y la tasa de inflacióndel 23% anual.
  • Entre los años 2014 y el 2016 el déficit fiscal subió al 5,5% del PBI en promedio y la tasa de inflación se incrementó al 36% anual.
  • Para el año 2017 se proyecta que el déficit fiscal no habrá bajado del 6% del PBI pero la inflación se habrá reducido sensiblemente al 22%.
Estos datos muestran que hay una correlación entre déficit fiscal y aumento en los precios. Si bien la inflación depende de una multiplicidad de otros factores y la información del 2017 son estimaciones provisorias, la tendencia muestra que el aumento del déficit fiscal estuvo estrechamente asociado con el crecimiento de la tasa de inflación y que en el último año los esfuerzos por bajar la inflación fueron muy superiores a los de bajar el déficit fiscal. Esto significa que el fracaso no fue del Banco Central sino del resto del sector público que no fue capaz o no tuvo voluntad de ordenar las cuentas públicas a un nivel consistente con las metas de inflación que el propio gobierno se auto-fijó.
La experiencia muestra que frente a una política fiscal inconsistente las herramientas con las que cuenta el Banco Central son limitadas. Se puede aplacar las presiones inflacionarias subiendo la tasa de interés. Pero es una estrategia de horizonte muy limitado porque desalienta la inversión, atrasa el tipo de cambio y agrava la situación fiscal al aumentar los gastos en intereses. Por eso, la decisión del gobierno de flexibilizar las metas es un acto de sinceramiento. Frente a la alternativa de seguir forzando a la autoridad monetaria a aplicar medidas perjudiciales a la producción se prefirió la resignación a tolerar mayor inflación. En otras palabras, el anuncio señala que al actual ritmo de gradualismo no es posible reducir la inflación en el tiempo originalmente previsto.
Desde el punto de vista político es un reconocimiento de las enormes dificultades que se enfrentan cuando se quiere abordar el gran objetivo social de contar un sector público menos deficitario y más eficiente. El tortuoso proceso que implicó el cambio de la fórmula de movilidad previsional demuestra la incapacidad de la clase política para tratar con seriedad, tolerancia y responsabilidad temas estratégicos. Frente a esta debilidad estructural, solo queda seguir financiando el desequilibrio fiscal con impuesto inflacionario.
Revisar las metas es un acto de sinceramiento pero también de resignación a seguir tolerando alta incidencia de la inflación y, con ello, de la pobreza. Quienes con más énfasis y eficacia se resisten a ordenar el Estado son los segmentos medios y altos de la sociedad que bregan por pagar menos impuestos y continuar beneficiándose y apropiándose del gasto público, aun cuando en los discursos declamen sensibilidad social. En paralelo, los más castigados por el impuesto inflacionario son los pobres. Tolerar más inflación es una decisión pragmática en la que subyace la hipocresía de declamar en favor de los pobres pero actuar en contra de ellos.

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Por qué no baja la tasa de inflación – Por Roberto Cachanosky

La batalla contra la inflación va a ser uno de los grandes desafíos de 2018. Si bien el Gobierno muestra que la inflación bajó del 45% anual en 2016 al 24% actual, lo cierto es que en ese punto hay un truco estadístico. Como dice Mancur Olson en su libro Auge y Decadencia de las Naciones: «Hoy en día los economistas disponemos de tal herramental matemático, estadístico y econométrico que podemos torturar los números hasta que confiesen lo que queremos».

Si uno observa la evolución del IPC de los últimos cinco meses puede advertir que la inflación no está bajando, sino que se mantiene estancada en torno al 24% anual aproximadamente.

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1er Informe de Coyuntura Económica Argentina (ICEA-2017)

En el marco de las actividades del Observatorio Económico que depende de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa, elaboré el presente informe de coyuntura económica argentina (ICEA-2017) que espero sea de interés para nuestros lectores.

El objetivo es elaborar un informe por semestre, programando los próximos dos para mayo y noviembre de 2018.

Resumen de la Actividad Económica Argentina (2017): se observan graduales y parciales correcciones de los desequilibrios fiscal, monetario y cambiario que generan buenas expectativas en el mercado, lo que contribuye a fomentar la inversión. 2017 cerraría con una tasa de crecimiento económico del 3 %, y se proyecta un 3 % para 2018. Sin embargo, hay dudas en la sostenibilidad del crecimiento, por la inacción en el frente fiscal y el déficit en cuenta corriente.

Acceda aquí al informe completo.

«Virtudes y Límites de la Teoría Cuantitativa del Dinero», en Laissez Faire, No. 47

La Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín acaba de publicar la revista Laissez Faire No. 47. La revista incluye mi artículo «Virtudes y Límites de la Teoría Cuantitativa del Dinero«. A continuación el índice completo y el acceso a todos los trabajos de la revista.

El Hedonismo Cualitativo-Cuantitativo de John Stuart Mill
Moris A. Polando
No. 47 (Septiembre 2017)
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Sobre Utopías y Distopías (con comentarios sobre una novela distópica moderna)
Julio H. Cole
No. 47 (Septiembre 2017)
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Liberalismo y Libertarianismo: Reflexiones Críticas
Jesús María Alvarado Andrade
No. 47 (Septiembre 2017)
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Batalla Institucional para Limitar el Poder y Preservar la Libertad
Julio César de Léon Barbero
No. 47 (Septiembre 2017)
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La marginalidad de lo invisible: O la res publica oculta
Paul Laurent
No. 47 (Septiembre 2017)
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Virtudes y Límites de la Teoría Cuantitativa del Dinero
Adrián O. Ravier
No. 47 (Septiembre 2017)
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Indice Cronólogico
Julio H. Cole
No. 47 (Septiembre  2017)
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Perspectivas de Inflación en Argentina

El tema de qué puede suceder con la inflación en Argentina sigue siendo una prioridad en la opinión pública. Uno los costos del gradualismo es que los problemas que preocupan al votante se mantienen en el tiempo, por lo que más fácilmente reviven en un contexto electoral como el actual. Se sigue hablando del pasado que no se termina de ir en lugar de discutir las oportunidades del futuro. Medido interanualmente, la inflación se encuentra en claro descenso, ¿por qué entonces hay cierta preocupación a futuro?

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Ajuste fiscal: ¿no quieren o no pueden? [Infobae]

Parece haber cierto consenso entre los economistas acerca de la necesidad de reducir el gasto público. Después de una década de constante incremento en el empleo público, la Argentina supera ampliamente a sus vecinos en presión tributaria y, sin embargo, acumula año a año déficit fiscal. El kirchnerismo monetizaba esos déficits y nos dejó con una compleja herencia en materia de inflación. El macrismo por el momento sólo ha reemplazado parte de esa monetización con endeudamiento y ha proclamado la necesidad de reducir la presión tributaria, pero no se ha animado aún a reducir el gasto público.

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