Angus Deaton, Profesor de Economía en Princeton, recibió el Premio Nobel 2015 por sus estudios sobre pobreza y desarrollo. Seguramente se escribirá mucho en los próximos días sobre sus aportes, pero quiero aprovechar este espacio para compartir cinco cosas. En primero y segundo lugar, las columnas de Peter Klein y Alex Tabarrok.
En tercer lugar, el acceso a sus publicaciones.
En cuarto lugar, su reseña del libro de William Easterly, La Tiranía de los Expertos cuyo resumen traducido al español dice lo siguiente.
La Tiranía de Expertos de William Easterly es un himno a la libertad, a la democracia y a los derechos de los pobres. Se condena con razón la ‘ilusión tecnológica’ de que el desarrollo es un problema de ingeniería; no es un problema político que puede ser resuelto por expertos, sobre todo por expertos externos. Mientras que la Tiranía es fuerte en su denuncia de expertos inapropiados, es menos fuerte en explicar su función. Aunque el grado de conocimiento es a menudo exagerado, no somos completamente ignorantes acerca de los efectos de las políticas, sobre todo de las políticas perjudiciales. De hecho debemos defender los derechos de los pobres y su plena participación en un Estado democrático. Pero es demasiado optimista creer que los derechos y la democracia por sí mismos garantizan el crecimiento y la prosperidad, y es ilusorio pensar en el argumento de que los derechos y la democracia son a la vez necesarios y suficientes para la salud de la población.
Y por último, un artículo de Juan Carlos De Pablo sobre los economistas y el Premio Nobel que nos autorizó compartir aquí, pero que fuera publicado originalmente en CONTEXTO; Entrega N° 1.364; Setiembre 28, 2015. La compilación de citas de distinas economistas distinguidos con el Nobel no puede ser más oportuna.
ECONOMISTAS: INFORMALIDAD EN UN MOMENTO DE GLORIA – Por Juan Carlos De Pablo
El premio Nobel no cumple el requisito fundamental planteado por Vilfredo Pareto para indicar que un hecho mejora el bienestar de una sociedad. Porque hace felices a una, 2 o a lo sumo 3 personas, pero simultáneamente entristece a varias docenas de seres humanos. Paul Anthony Samuelson.
Mientras esperamos el 12 de octubre próximo, para saber quién, o quiénes, obtendrán el premio Nobel en economía 2015, repasemos lo que dijeron algunas de las 75 personas que ya lo recibieron, cuando tuvieron que decir algunas palabras (en alrededor de 4 minutos), en el banquete con el que fueron agasajados.
Ordené las aseveraciones elegidas en base al año en que fueron pronunciadas.
“Es una gran pena y desilusión que [Ragnar Anton Kitter] Frisch, también galardonado este año, no nos pueda acompañar porque se rompió una pierna” (Tinbergen, 1969).
“Consejos para conseguir un premio Nobel. 1) Tenga buenos profesores; 2) tenga buenos colegas, colaboradores y compañeros de clase; 3) tenga buenos estudiantes; 4) lea los trabajos de los grandes maestros; y 5) tenga suerte” (Samuelson, 1970).
“El premio Nobel en economía le confiere al galardonado autoridad que no posee. Propongo que quien lo recibe realice un juramento de humildad, similar al que realizan los médicos” (Hayek, 1974).
“No sólo no hay tal cosa como un almuerzo gratis, sino que tampoco existe un premio gratis. El galardonado se convierte instantáneamente en un experto en las cuestiones más diversas. Radios y TV de todo el mundo me consultaron desde cómo curar el resfrío hasta sobre una carta referida al mercado bursátil firmada por el presidente Kennedy” (Friedman, 1976).
“El economista equilibrado es un ser humano normal que tiene su corazón a la izquierda, su actividad diaria a la derecha y su cabeza clara y reflexiva en el centro” (Meade, 1977).
“Los economistas no hacemos lo que tenemos que hacer para generar amigos. Los únicos verdaderos amigos que tenemos son algunos eventos nefastos; inflación, desempleo y momentos difíciles” (Schultz, 1979).
“A los economistas nos responsabilizan por los fracasos de las políticas económicas, pero a los físicos no los responsabilizan cuando un meteorito cae en la Tierra; a los químicos no los responsabilizan por el mal uso de los venenos; y a los médicos no los responsabilizan por las epidemias” (Stigler, 1982).
“Desde que el teléfono sonó en mi casa, a las 7 de la mañana del 15 de octubre [de 1985], tanto la vida de mi esposa Serena como la mía se transformaron por completo, y vivimos en un estado de exaltada borrachera. Por eso, a los futuros galardonados, les recomiendo vestirse antes de recibir el crucial llamado telefónico, y tener preparada la conferencia Nobel incluso antes de vestirse” (Modigliani, 1985).
“Ganar el premio Nobel es una experiencia única. Me siento como un ciego en un campo nudista” (Buchanan, 1986).
“En las últimas 7 semanas, desde que se supo que me habían otorgado el premio Nobel, me pidieron que resolviera los problemas económicos de Estados Unidos, Noruega, Suecia, Alemania, Israel, España, Portugal, Argentina, Brasil, México, Filipinas, China, Japón y Corea. Como ustedes comprenderán, conozco las respuestas a todas las preguntas” (Solow, 1987).
“Sostengo que los bancos centrales deben circunscribirse a luchar contra la inflación, pero delante de los funcionarios del Banco de Suecia no quiero discutir en este momento, recordando que cuando Voltaire, en su lecho de muerte, fue visitado por un sacerdote para que renunciara al Demonio, rechazó el consejo porque `éste no es el momento para generar nuevos enemigos´” (Lucas, 1995).
“El modelo que desarrollamos con Myron Scholes es muy popular en el mundo financiero, pero no lo pensamos con un objetivo de aplicación” (Merton, 1997).
“Cuando buscaba universidad recibí los siguientes consejos: 1) andá a la que te otorga la mejor beca; 2) andá a la mejor, y pedí prestado todo el dinero que necesites; y 3) casate con una chica rica y que te mantenga. Seguí el segundo consejo y me fui a estudiar al MIT” (Mundell, 1999).
“El análisis económico es como las carpas inflables que albergan a las canchas de tenis cuando rigen condiciones climáticas inhóspitas. Están totalmente sostenidas por aire pero el aire está direccionado en base a cierto objetivo, y es el resultado de un diseño cuidadoso y un mantenimiento sistemático del equipo mecánico, que provee estabilidad y forma” (Mc Fadden, 2000).
“Gracias a Benjamin Franklin, porque dijo `lo que me digas lo voy a olvidar, lo que me enseñes lo voy a recordar, y lo que me involucre lo voy a aprender’” (Smith, 2002).
“En materia de investigación, mi descubrimiento más importante fue mi esposa Viviana. Hemos tenido una magnífica vida” (Phelps, 2006).
“Robert Kennedy dijo: `algunas personas ven las cosas como son y preguntan por qué, yo sueño con cosas que nunca fueron y pregunto por qué no´. Quiere decir que, de corazón, era un economista, porque distinguía entre el análisis económico positivo y el normativo” (Maskin, 2007).
“Newton dijo que uno puede ver lejos cuando se apoya en los hombros de los gigantes. Agrego que los científicos somos como los acróbatas, que suben a una gigantesca pirámide humana. Nos interesan aquellos cuyos hombros tocamos, quienes nos ayudaron a subir y también aquellos que subirán más alto que nosotros” (Roth, 2012).
“John Maynard Keynes dijo que será espléndido el día que los economistas lleguen a ser humildes como los dentistas. Nos parecemos más a los meteorólogos y a los doctores, pero que no hayamos pronosticado, o prevenido, la crisis de 2007, igual nos tiene que hacer humildes” (Tirole, 2014).