Bemoles de la Reforma Impositiva en Argentina

Finalmente el gobierno de Mauricio Macri anunció la tan esperada reforma impositiva, a pocos días de un sólido triunfo en las elecciones de medio término.

El tema fiscal en Argentina es uno de los principales problemas económicos a solucionar. Con una presión fiscal asfixiante, un sistema impositivo casi imposible de entender, y un nivel de gasto público insostenible, una reforma fiscal se hace imperante.

Lo avances fiscales pueden dividirse en dos frentes. El primero y más importante es reducir la presión fiscal. Un problema de segundo orden es simplificar los impuestos en Argentina. Es decir, si se mantuviese la presión fiscal intacta pero se simplificasen los impuestos, en definitiva la reforma impositiva sería un avance o mejora. Qué es lo que se intuye en estos dos frentes de la reforma impositiva presentada por el Ministro Dujovne?

Presión fiscal

Por el lado de la presión fiscal hay muy poco avance. Según el propio Ministerio de Hacienda, la presión fiscal se reduciría 1.5 puntos del PBI en un plazo de 5 años. Esto es un avance que no satisface expectativas dada la presión fiscal récord a nivel mundial que Argentina le impone a sus contribuyentes. Pareciera ser que el gobierno intuye lo pobre de la mejora en este frente. La página del Ministerio de Economía sostiene lo siguiente:

La reforma implicará una reducción en la presión tributaria nacional de 1,5 puntos del PBI al cabo del quinto año, lo que se sumará a la reducción de 2 puntos del PBI que tuvo lugar desde 2016 y a la baja del impuesto inflacionario a partir de este año. Gracias a la reforma bajará la evasión y crecerá más rápido la economía (en 0,5% del PIB adicional por año durante al menos 5 años): con estos impactos la reforma le costará al Tesoro Nacional solamente 0,3% del PBI a la vez que aumentará los recursos coparticipados a las provincias.

Parece ser que la reforma impositiva desacelera la baja del 2 puntos que tuvo lugar en el último año y medio de manera considerable. En lugar de bajar 2 puntos cada 18 meses, el gobierno propone bajar 1.5 puntos en 5 años. Sin embargo, me da la impresión que mencionar los 2 puntos ya logrados buscan inflar el impacto de esta reforma, que no debe ser evaluada por cambios fiscales previos.

No me termina de convencer la segunda mitad del párrafo. La idea de que una baja impositiva tan leve va a genera un boom económico significativo me parece optimista por dos motivos. Según los cálculos del ministerio la presión fiscal sigue siendo asfixiante. En segundo lugar, Argentina sigue siendo una economía cerrada y excesivamente regulada. Estas restricciones pueden limitar el impacto económico de bajar impuestos tan levemente.

Simplificación impositiva

Aquí las mejoras, si bien encaminadas en el buen sentido, podrían haber sido más audaces. Dos cuestiones a mencionar.

En primer lugar, en lugar de eliminar parches, se han superpuesto los mismos. Por ejemplo, en lugar de avanzar en reducir el impuesto a las transacciones bancarias, parte del mismo se puede tomar a cuenta del impuesto a las ganancias. En segundo lugar, se bajan algunos impuestos internos, incluso eliminándolos, pero se aumentan otros, incluso duplicándolos. El gobierno puede haber perdido una oportunidad única para simplificar el laberinto que es el sistema impositivo argentino.

Tres puntos controversiales

Hay, aún, tres puntos controversiales en la reforma impositiva.

El primero tiene que ver con el aumento de impuestos a ciertos bienes como bebidas alcohólicas o gaseosas. Desde un punto de vista técnico, se entiende el sentido de aumentar impuestos a bienes inelásticos. Pero el argumento del gobierno no es otro que el del paternalismo. El argumento es que estos impuestos se incrementar porque no son bienes saludables. Menos mal que Argentina tiene a Cambiemos para decirle a sus residente como vivir sus vidas. Cambiemos repetidamente se ha descripto como un movimiento político de izquierda. Bien le cabe la calificación. El problema que veo es este paternalismo (tan presente en CABA) que tan cómodo le cabe a Cambiemos y que tan peligroso es.

El segundo tiene que ver con un gran ausente. No he visto mención a permitir a las empresas ajustas sus balances, y por lo tanto su cálculo de impuestos, por inflación. Me pregunto si cuando esta propuesta se discuta en el congreso alguien de la oposición será lo suficientemente audaz de levantar este punto.

En tercer lugar, el impuesto a la renta financiera a individuos (más técnicamente, la eliminación de una excepción.) Uno de los argumentos del gobierno es que los países más importantes de la región cobran este impuesto. Me parece un pobre argumento. Países de al región tienen menos carga impositiva, economías menos reguladas, y mayor apertura económica. No lo veo al gobierno de Cambiemos muy apurado por mejorar estos frentes. Mejor argumento sería mencionar el principio de igualdad ante la ley. Este principio, sin embargo, descansa en el supuesto de que la ley se justa, es decir, se ajusta a derecho. El marco impositivo en argentina no es equitativo y difícilmente se pueda justificar desde un principios estrictamente republicano. En argentina se cobran impuestos Noruegos sin contraprestación de servicios públicos a cambio. En argentina hay una inflación aún no domada por el banco central y un sistema de retiro de reparto que deja mucho que desear. El argentino medio no tiene otra opción que asegurarse su futuro por sus medios. Gravarle la renta financiera a las personas es atentar contra su futuro. Este impuesto tampoco construye confianza luego del blanqueo fiscal y pedir confianza a los ahorristas en traer sus ahorros (bien ganadas) al país.


Las reforma fiscal apunta en la dirección correcta (en general). Pero los avances concretos deberían, y podrían, haber sido más audaces. Cuándo va a ser la próxima oportunidad de realizar cambios verdaderamente profundos en el sistema impositivo argentino?

Portfolio Personal: Una Segunda Oportunidad para Cambiemos

Columna en Portfolio Personal sobre una segunda oportunidad para encarar reformas de fondo en Argentina luego de las elecciones.

Las próximas elecciones legislativas presentan una segunda oportunidad para Cambiemos. Una ocasión para llevar adelante los cambios estructurales que aún se hacen esperar. La primera chance, fue la de avanzar de manera sólida inmediatamente luego de las elecciones presidenciales. El no haber presentado de manera clara y contundente la herencia recibida del kirchnerismo contribuyó a mantener con vida política la figura de Cristina Fernández de Kirchner. La sombra de CFK y el gradualismo no contribuyeron a atraer inversiones.

El gobierno llega a esta instancia(asumiendo que Cambiemos logra un triunfo significativo en las elecciones) con signos positivos en el panorama económico. Se ven repuntes de consumo, inversión, y menores tasas de inflación, entre otras mejoras. Bienvenidas son las mejoras en los indicadores económicos, pero aún puede ser temprano para cantar victoria. El indicador IGA, por ejemplo, aún no ha superado los máximos históricos del kirchnerismo y de hecho, muestra una caída en 2016. La mejora en los indicadores económicos, entonces, ¿refleja genuino crecimiento económico o es mera recuperación de lo perdido en el 2016?

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Portfolio Personal: Panorama Electoral

Mis reflexiones sobre el panorama electoral de medio término del gobierno de Mauricio Macri. Un poco de todo, gradualismo vs shock, resultados fiscales, inflación.

Cambiemos se aproxima a unas importantes elecciones de medio término. El objetivo es imponer otra derrota electoral al Kirchnerismo y consolidar  así poder político. Sin embargo, a casi medio término de mandato no ha logrado cambiar el eje del debate político y tiene  logros económicos grises para mostrar a sus electores.

Que a grandes rasgos el debate electoral se centre en “Cambiemos vs Kirchnerimo” muestra que el nuevo gobierno no ha logrado mover la opinión pública del pasado hacia el futuro. Hay dos motivos que explican esta situación. En primer lugar, la promesa de cambio es una promesa vacía (o caja negra) en el sentido que no se identifica de manera precisa en qué consiste el cambio.

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Infobae: Las Reformas que Nunca Llegan

Reflexiones, críticas, sobre la inacción de Cambiemos respecto a los problemas económicos de fondo.

Hace alrededor de 70 años que Argentina vive de crisis en crisis, tanto económicas como políticas. Ningún gobierno hasta el momento se ha abocado a llevar adelante las reformas estructurales necesarias para generar un punto de inflexión en la economía argentina. Por el contrario, cada gobierno se ha dedicado más a hacer equilibrio en los períodos entre crisis que a prestarle atención a las soluciones de fondo. Lamentablemente, hasta el momento Cambiemos no es la excepción.

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Why Nations Fail: Pequeñas Reflexiones

En «Economic Policy Analysis», curso al final de la carrera de economía, discutimos el libro de Acemoglu y Robinson «Why Nations Fail.» Hoy martes es el último día de discusión donde vamos a cubrir los dos últimos capítulos.

Son varios los comentarios que pueden surgir de un libro tan extenso. Del libro surge una lectura que, quizás un poco forzadamente, me hace pensar al situación actual de la política argentina.

En el libro se hablan de dos tipos de instituciones (a mi gusto no bien definidas), las (1) instituciones extractivas y (2) las instituciones inclusivas. Las primeras representan el caso de instituciones destinadas a extraer riqueza del país a beneficio de la dirigencia política y sus amigos (Peronismo 101). La segunda hace referencia a instituciones de una sociedad y economías libres donde no hay (tanta) concentración de poder y están dados los incentivos para crear y acumular riqueza (dado que no van a ser extraídos.) Los países con instituciones extractivas fracasan, no logran crear riqueza y se mantienen en la pobreza. En cambio los países con instituciones inclusivas triunfan en crear riqueza y disminuir la pobreza.

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Reflexión de domingo: «Salir del populismo con buenos modales» – Por Alberto Benegas Lynch (h)

Es por cierto muy difícil unificar una interpretación que corresponde a cientos de miles de personas que naturalmente tienen sus propias visiones con diferentes énfasis y preferencias. De todos modos puede encontrase un denominador común en la valorización de las instituciones republicanas y, por ende, en ahuyentar la figura del helicóptero tan estimulada y ponderada por energúmenos de variado calibre.

En todo caso nos parece que esta marcha del 1 de abril abre una nueva oportunidad al gobierno para salir del marasmo de populismo con buenos modales y revertir la situación. Milton Friedman ha escrito que para lograr cambios en la buena dirección es imprescindible llevarlos a cabo en el período de la luna de miel y no demorarse y desgastarse para que la oposición junte fuerzas.

Esperemos entonces que esta marcha abra nuevamente un paréntesis de esperanza para hacer lo que es razonable hacer dadas las características de la opinión pública y de los propios gobernantes del momento. Nos referimos esencialmente al voluminoso gasto público que es indispensable reducir, de lo cual depende la colosal presión tributaria, el déficit fiscal, el endeudamiento, las regulaciones absurdas y dificulta la trifulca contra la inflación.

Recordemos unos pocos ejemplos: este gobierno comenzó su gestión aumentando ministerios, elevando el gasto estatal y al tiempo que ponderaba el respeto a las instituciones pretendió designar por decreto a dos miembros de la Corte y subrayar la división de poderes cuando operaba en la Justicia un amigo del presidente, maniobras que afortunadamente se interrumpieron merced a la denuncia pública de una diputada integrante del gobierno. También se intentó muy ingenuamente comprar a piqueteros entregándole la friolera de $ 30 mil millones y otras sandeces como la de pretender chantajes liberando el sector externo para las áreas donde se incrementan precios. Abrirse al mundo no es un trámite administrativo sino para mostrar algo distinto del estatismo. Debe hacerse honor a la expresión cambiemos’ y no repetir errores superlativos aunque sean sin corrupción.

Días pasados no puede contener la carcajada cuando escuché en la radio a un funcionario público que se ufanaba con que las cosas mejorarán cuando la ‘inversión’ en obras públicas se concretaran a través de ‘picos y palas´. Sobre esto último tengo una mejor idea: que se cave con las uñas para mejorar el empleo según esta receta bastante estúpida por cierto con la que se desmoronará todo lo que queda en pie.

En segundo lugar no hay tal cosa como ‘inversión pública’. La inversión es un concepto subjetivo en el que se conjetura que el valor futuro es mayor que el presente. Si le arrancara la billetera a uno de mis lectores y le digo que es para invertir el fruto de su trabajo, seguramente el despojado se percatará que para él es un derroche puesto que si hubiera podido disponer de sus recursos lo hubiera llevado a cado en otra dirección. Es lo mismo que en la época alfonsinista cuando se decretó el ‘ahorro forzoso’ cuando por idénticas razones no hay tal. En el presupuesto gubernamental el rubro correspondiente debe contabilizarse como gastos en activos fijos para distinguirlos de los gastos corrientes, pero no como inversión pública.

En resumen, interpretamos que en la marcha en cuestión se espera que cambiemos cambie antes de que resulte tarde.

Publicado en El Cronista, miércoles 5 de abril de 2017.

Una Pregunta para Pro/Cambiemos

El eslogan político «Cambiemos» es muy eficiente. Al no definir de manera precisa en qué consiste el «Cambio», cada votante puede verse atraído a este proyecto político esperando que sea su cambio el que va a tener lugar. Votantes que distintos deseos de cambio apoyan al mismo gobierno que sigue prometiendo que el cambio esperado ya va a llegar; paciencia se nos pide una y otra vez. Este eslogan permite mantener en el tiempo la sensación de que el cambio esperado ya va a llegar.

Algunos indicios se han dejado ver. El mismo Mauricio Macri sostuvo en su campaña electoral que no había que esperar grandes cambios por parte de su gobierno. Al menos tres representantes importantes del Pro/Cambiemos han descripto a este movimiento como un grupo que es o debe ser de izquierda (Ivan Petrella, Federico Pinedo, y Durán Barba.) Estas tres expresiones se dieron en los medios, es decir, dirigidos al público en general.

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El presidente Macri, por la radio, propone cambios en los valores y las ideas. Correcto, pero está sólo.

El presidente Macri dio una entrevista esta mañana por la radio bien extensa, donde se trataron muchos temas. Apenas terminada, los medios periodísticos comenzaron a buscar qué claves o datos políticos podrían sacarse de lo dicho. No niego que pueda haber señales políticas cuando habla un presidente, pero en este caso, como en otros antes, Macri habla más bien de “valores e ideas”, a punto que parece más un monje que un político.

Mauricio_Macri

En definitiva, creo que su actitud refleja una preocupación que ya he comentado antes en este blog: que el destino de una sociedad, en última instancia, depende de los valores e ideas que predominan en ella. En otras palabras, Macri está diciendo que si la gente, si los argentinos, no abandonamos las ideas populistas de las últimas décadas, y en particular, el populismo con esteroides de los últimos años, no hay mucho futuro. Porque no va a mejorar la calidad institucional más allá de haber puesto algo de orden y haber moderado las formas y si eso no cambia no habrá inversiones que lleguen, ni mucho crecimiento económico, ni mejorarán las oportunidades que tenga la gente.

Entiendo ese punto, Macri ha asumido una tarea apostólica, y tal vez titánica, de convencer a los argentinos que abandonen las promesas cortoplacistas del populismo que ya muchas veces nos han dejado en la ruina. Entre otras, esas ideas típicamente son: que los derechos se defienden en la calle, haciendo piquetes, y no en la justicia; que obtener una mayoría circunstancial habilita a ejercer el poder sin ningún tipo de límites; que la política se maneja con dinero y por eso hay que extraer lo máximo posible del estado; que la división de poderes es un invento para eludir a la voluntad popular; que la inflación la genera la avaricia de los comerciantes y empresarios; que es mucho mejor una empresa estatal, con déficit, que varias en competencia que brinden mejores servicios y más baratos; que todos tenemos el derecho a nuestro propio privilegio y que nadie se atreva a tocarlo (ya sea abriendo algún mercado o el comercio internacional o desregulando) porque entonces volvemos al comienzo de esta lista, y así sucesivamente.

Los políticos hacen su propio juego, no es de extrañar. Sus principios se miden por los votos que pueden generarle, no hay que esperar de ellos otra cosa si los votantes están finalmente dispuestos a avalarlos.

Pero si la intención de Macri es la que he esbozado, hay algo que está débil, y es que nadie más en su propio gobierno se preocupa por las ideas y los valores. Se trata de un gobierno de gerentes, tal vez buenos gerentes, que se dedican frenéticamente a su gestión sin sacar a la luz los principios que están en juego. Entonces ninguno de ellos termina contribuyendo a la competencia de ideas en la que se ha involucrado su presidente.

Por ejemplo, en estos días, se discutió en una audiencia pública la posibilidad de abrir el mercado aeronáutico a nuevas empresas aéreas que quieran ingresar o ampliar sus servicios. ¿Alguno de los funcionarios pregonó acaso los beneficios de la competencia para los consumidores, no para las empresas? ¿Alguno mencionó los exitosos procesos de apertura que ocurrieron en Estados Unidos y en Europa? ¿Alguno fue acaso tan osado como para plantear que, como individuos, deberíamos tener el derecho a elegir viajar como se nos dé la gana? ¿No dice el artículo 14 de la Constitución que tenemos derecho a trasladarnos libremente dentro del territorio? Nada de eso, entonces los sindicatos, y la empresa estatal, que viven de los privilegios, presenta esa tibia apertura como un negocio para empresarios. ¿Cuánto cambiaron entonces las ideas populistas? Nada.

En fin, en este campo de los valores y las ideas se juega el destino de esta sociedad.

Infobae: A ocho meses de gobierno, aún no se perciben cambios de fondo

Comparto mi última columna en Infobae, donde comento sobre lo que parece ser falta de convicción en Cambiemos para llevar adelante las reformas de fondo que tanto necesita Argentina.

A ya ocho meses de gobierno de Cambiemos, aún no se perciben los prometidos cambios de fondo que tanto necesita la Argentina. Es cierto, se ha arreglado con los holdouts y salido del cepo cambiario, pero ambas medidas iban a ser tomadas independientemente de quién ganase las elecciones. Sin querer tampoco quitar mérito a estas dos medidas, lo cierto es que solucionar estos problemas requería más de voluntad política que de capacidad técnica. No se ven de manera clara, en cambio, reformas que no sean inevitables en el inmediato o corto plazo. Los cambios realizados hasta el momento han sido insuficientes o descontinuados a mitad de camino. Por ejemplo, el gran desequilibrio macro, el déficit fiscal, no muestra todavía signos claros de cambio.

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Infobae: Más Parches que Soluciones

Columna en Infobae sobre el «blanqueo» de capitales que promueve Cambiemos en Argentina.

El Gobierno anunció un nuevo plan de blanqueo de capitales. Uno de los objetivos de este plan es financiar la reforma y el aumento de las jubilaciones prometidas por Mauricio Macri. Se pueden ver dos motivaciones en este aspecto. En primer lugar, varios de los 47 países que firmaron el acuerdo intercambio de información financiero-fiscal están tomando medidas similares. En segundo lugar, Cambiemos ha decidido reducir el déficit fiscal de manera gradual. Dado el alto nivel de presión tributaria, aumentar los impuestos de manera significativa no es viable. El blanqueo busca proveer fondos al fisco.

El Gobierno descuenta que el blanqueo será exitoso, ya que con el acuerdo de intercambio financiero no será tan fácil esconder fondos en el exterior. En segundo lugar, teniendo en cuenta el contexto internacional de bajas tasas de interés, invertir en bonos del Tesoro argentino será más rentable que dejar dichos fondos en el exterior.

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