Liberales en la política

«Circo». Esa es la imagen que no poca gente tiene del liberalismo en la política en Argentina. El que alcanzó la fama como insultador serial. Serias dudas en los fondos de algún que otro partido liberal. Inexplicados cambios a último momento para poner en la lista a los «maridos de» (a cambio de qué, uno se pregunta inocentemente) con pronósticos sobre el tipo de cambio que parecen sacados de un tarot. Candidatos que de golpe aparecen en la lista para, a los pocos días, bajarse de golpe por «problemas de logística». ¿Estos problemas de logística se materializaron de golpe? Todo esto acompañado de peleas y chicanas públicas en las redes. ¿Se parece un poco a la izquierda, no? ¿Se entiende la imagen de «circo»?

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DataClave: Las Alquimias Economicas de CFK

En su controversial carta, y en una clara señal a la inflación y la economía, Cristina Kirchner (CFK) asegura que “la Argentina es ese extraño lugar en donde mueren todas las teorías”. No puedo estar más en desacuerdo. Argentina es, de hecho, ese país que confirma hasta el cansancio los principios más básicos de la teoría económica. La carta de CFK es otro ejemplo más la difícil relación entre el kirchnerismo y los datos.

CFK se preocupa por el bimonetarismo de Argentina; que se usen pesos para las transacciones cotidianas, pero que se ahorre en dólares. Cree que Argentina es el único país que sufre de bimonetarismo. Es claro que está equivocada, sólo tiene que apuntar su mirada a lo que sucede en Venezuela, país que conoce bien. ¿O acaso cree que el bolívar es una moneda fuerte? También difiero con que el bimonetarismo es un problema. El bimonetarismo es una solución para los millones de argentinos que hacen lo que pueden para mantener algo de ahorros a resguardo de un gobierno insaciable de recursos.

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Cambio de Gobierno: ¿Cuánto duran los Ministros de Economía y Presidentes del BCRA?

Con la llegada de Alberto Fernández al gobierno, no sólo cambia el Ministro de Economía, también cambian las autoridades del BCRA (Guido Sandleris presentó su renuncia al 10 de diciembre).

Estos dos cargos son muy volátiles, tanto el Ministro de Economía como el Presidente del BCRA son cargos con alta rotación. ¿Cuánto duran en promedio los funcionarios en estos cargos?

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La Destrucción del Poder Judicial: Ahora sí que vienen por todo (por Gabriel J. Zanotti)

Reflexiones de Gabriel Zanotti sobre la situación política del país y el rol del Poder Judicial.

Lamentablemente, el blog de Gabriel no se puede compartir en Facebook. Es obvio que hay algo mal en el algoritmo de Facebook. Como también en quien haya reportado su blog a esta red en primer lugar.

Pedí una revisión a Facebook al subir el post, sin embargo aún he tenido novedades de esta red social.


Si hay algo que define al liberalismo clásico, desde un punto de vista institucional, es el poder judicial.

Cuando Hayek escribió Law, Legislation and Liberty, estaba pensando en algo no muy conocido ni por adherentes ni por detractores del liberalismo, que habitualmente se cree que tuvo su origen en la Revolución Francesa. No.  Hayek explica, precisamente, que el Law es el Common Law, defendido por los Jueces, “contra” la “legislación” que emanaba del Rey y de la Cámara de los Comunes. Los Lores eran precisamente los encargados no de “legislar” sino de custodiar el Law, de donde emergen las libertades individuales inglesas que luego se hacen carne en las colonias norteamericanas. La evolución del sistema constitucional en los EEUU significó precisamente que la Suprema Corte asumió el papel aristocrático de la Cámara de los Lores, transformada en el Senado. La Suprema Corte es (fue) así la suprema instancia de la defensa de las libertades individuales, del Bill of Rights, contra los abusos de poder del Poder Ejecutivo y del Legislativo (los Comunes, transformados en “The House”, los diputados). La evolución del sistema constitucional norteamericano se transformó así en la vivencia concreta de la teoría del gobierno mixto del medioevo. El Rule of Law era efectivamente posible por el control de constitucionalidad ejercido efectivamente por una Suprema Corte aristocrática e independiente.
El poder judicial es, en ese sentido, la única garantía contra el abuso del poder y, a la vez, el símbolo de la limitación al poder, el ideal regulativo del Limited Government.

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La Racionalidad del Desprestigio Político

El mundo político suele estar rodeado de un aura de desprestigio. Una nube de corrupción (moral) suele rodear a no pocos partidos políticos. El kirchnerismo es quizás un caso extremo de este problema. Incluso luego de dejar el poder, este movimiento político no ha siquiera intentado limpiar su imagen. Este comportamiento no es necesariamente irracional, se puede ver como un comportamiento orientado a proteger su rent seeking.

Protegiendo al grupo

Pensemos en un partido político como un grupo de bandidos a la Mancur Olson. En la medida que el objetivo del partido político sea extraer rentas (como tantos casos ilustran Acemoglu y Robinson (2013) en Why Nations Fail?), entonces los miembros del partido político tienen interés en que los otros miembros sean team players.

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Why Nations Fail: Pequeñas Reflexiones

En «Economic Policy Analysis», curso al final de la carrera de economía, discutimos el libro de Acemoglu y Robinson «Why Nations Fail.» Hoy martes es el último día de discusión donde vamos a cubrir los dos últimos capítulos.

Son varios los comentarios que pueden surgir de un libro tan extenso. Del libro surge una lectura que, quizás un poco forzadamente, me hace pensar al situación actual de la política argentina.

En el libro se hablan de dos tipos de instituciones (a mi gusto no bien definidas), las (1) instituciones extractivas y (2) las instituciones inclusivas. Las primeras representan el caso de instituciones destinadas a extraer riqueza del país a beneficio de la dirigencia política y sus amigos (Peronismo 101). La segunda hace referencia a instituciones de una sociedad y economías libres donde no hay (tanta) concentración de poder y están dados los incentivos para crear y acumular riqueza (dado que no van a ser extraídos.) Los países con instituciones extractivas fracasan, no logran crear riqueza y se mantienen en la pobreza. En cambio los países con instituciones inclusivas triunfan en crear riqueza y disminuir la pobreza.

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«Scioli y Massa se están disputando la estructura de poder kirchnerista»: Entrevista a Adrian Ravier

ARAgradezco a Gonzalo Respighi por la oportunidad que me ofreció al entrevistarme en el Semanario Virtud. Conversamos sobre muchos temas, desde la política y la economía argentina hasta cuestiones netamente académicas.

Puede acceder a ella desde aquí, o bien, leerla abajo.

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Axel Kicillof intentará ser el “Keynes argentino” [Infobae]

KicillofLa derrota en las elecciones legislativas, las diferencias surgidas en el equipo económico, el debilitamiento del oficialismo de cara a las elecciones de 2015 y una serie de problemas en el frente monetario y cambiario presionaron al gobierno para abrir una etapa de renovación dentro del gabinete nacional. Lo que se pretende con ello es atacar tanto los problemas en el frente político como aquellos del frente económico. En el primer caso, se intentará homogeneizar el discurso, fortalecer el modelo, recuperar credibilidad en el electorado y dar algunas señales positivas de cara a las elecciones de 2015; en el segundo caso, controlar la inflación, limitar la pérdida de reservas y menguar las presiones sobre el tipo de cambio.

Nótese que no mencioné que vayan a atacar el desequilibrio fiscal, ya que esto implicaría un “ajuste“, un cambio de modelo, que no creo que esté en la agenda del gobierno.

La reaparición de la Presidente tras su licencia por enfermedad vino acompañada precisamente de un anuncio que coloca a Jorge Capitanich como jefe de Gabinete y a Axel Kicillof como nuevo ministro de Economía. Será Capitanich el encargado de trabajar el frente político, buscando consensos y trabajando en construir una unidad de cara al futuro; mientras que Kicillof –y más aún con la reciente renuncia de Guillermo Moreno– deberá presentar propuestas concretas para paliar los problemas del frente económico, o concretamente en el frente monetario y cambiario.

Un fracaso de este último en alcanzar sus objetivos incrementará la sangría de reservas e intendentes, poniendo piedras en el camino del oficialismo en continuar el modelo en 2015, cualquiera sea el candidato elegido para la sucesión; pero al mismo tiempo, dos años más de inflación y pérdida de reservas limitarán las alternativas de política económica que el gobierno que suceda a Cristina Fernández de Kirchner desee implementar a partir de 2015. Resumiendo, si Kicillof fracasa, quizás ya sea tarde para evitar una nueva crisis económica con un plan alternativo posterior.

En otro artículo en este diario resumí mis breves contactos con el joven Kicillof, cuando era un académico, profesor e investigador de la Universidad Nacional de Buenos Aires. En aquellos tiempos Kicillof estudió en profundidad a los autores clásicos, en especial a Karl Marx, y más tarde, se doctoró en economía con un profundo estudio de los Fundamentos de la teoría general de John Maynard Keynes. El pensamiento de Kicillof se encuentra entonces entre Marx y Keynes, con un debate interno que no le debe ser fácil de resolver. Piensa en los términos que aprendió de Marx -aspecto que se nota cuando habla-, pero modera su discurso a través de Keynes, a quien conoce de memoria. El socialismo para él sería deseable, aunque entiende que una transición a ese sistema es inviable en el mundo moderno. El advenimiento del socialismo será quizás una etapa más avanzada del capitalismo, pero no es algo que a él le preocupe acelerar desde su nuevo cargo. De ahí que pienso que su acercamiento a Keynes explicará mejor sus propuestas de política económica.

Como buen historiador de las doctrinas económicas, Kicillof sabe que el pensamiento de un autor debe estudiarse bajo el contexto histórico en el cual vivió. Y es curioso que el contexto en el que Keynes construyó su pensamiento revolucionario sea tan similar al que hoy caracteriza a la economía mundial. En una entrevista desarrollada hace algunos meses, Kicillof explicaba que aquella gran depresión de los años 1930, junto con la crisis global actual, son las dos peores crisis de “la etapa capitalista”. Esto llevaba a Kicillof a rechazar la idea generalizada que tenemos otros economistas de que la Argentina se ha beneficiado en los últimos diez años de un contexto internacional favorable. Para Kicillof, sin embargo, no hubo, ni habrá vientos a favor, sino vientos en contra, que hundirían a la economía argentina, si no fuera por las exitosas políticas proteccionistas que se vienen aplicando. Lo cierto es que lo dicho por Kicillof ha sido engañoso, y si bien el mundo desarrollado muestra turbulencias, él sabe que es precisamente ese contexto el que empuja a la Reserva Federal americana y al Banco Central Europeo a inyectar liquidez y elevar el precio de los commodities -como el petróleo, el trigo y la soja-, lo que claramente beneficia a la región, y también a nuestro país.

Kicillof, sin embargo, comparte con Robert Skidelsky -uno de los máximos biógrafos de John Maynard Keynes- que éste es el momento del “retorno del maestro”. Justifica con ello una serie de medidas que corrijan el capitalismo, que lo regulen, ya que sin estas medidas, el mercado sólo puede conducirnos a sucesivas crisis capitalistas.

En su tesis doctoral muestra precisamente cómo la política anticíclica keynesiana debe enfrentar una situación como la de Estados Unidos, la Unión Europea, y aun la propia de Argentina, impulsando la demanda agregada con políticas monetarias y fiscales expansivas. Esto es, más gasto público –sin importar que sea deficitario- y más expansión del crédito con tasas de interés bajas e incluso negativas -en términos reales-, lo que impulsaría simultáneamente el consumo y la inversión. El mayor error que me imagino cometerá Kicillof, sin embargo, es desatender el desequilibrio fiscal, fuente de todos los problemas argentinos de las últimas décadas, y fuente del problema real que tiene hoy la Argentina al explicar las causas de la inflación.

Imagino entonces que Kicillof tomará medidas que potencien el rol del Estado con un papel más activo que el que ya tenía, con más planes sociales redistributivos, y posiblemente -esperemos me equivoque- con nuevas expropiaciones que financien esos proyectos. Recordemos que en varias oportunidades Kicillof exclamó su deseo de “revertir el noventismo”, lo que abre una incógnita acerca de nuevas estatizaciones y un más amplio control del Estado.

Si algo tenían en común Marx y Keynes era su desconfianza en el mercado y el desprecio por la función empresarial. Kicillof dejaba ver en cada clase -y hoy se repite en sus discursos y entrevistas- ese odio a los dueños del capital. Mira con recelo los beneficios contables que las empresas logran acumular, porque no puede dejar de ver en ellas a la indebida apropiación de plusvalía por parte del capitalista, entendida como la expresión monetaria del valor que el trabajador asalariado crea por encima del salario que recibe. Esa injusticia social justifica -en su visión- la “acción” del gobierno expropiando o tomando medidas para limitar lo que para él es básicamente un robo.

Kicillof entiende el comercio como un juego de suma cero, donde lo que unos (los empresarios) ganan, es lo que otros (los asalariados o consumidores) pierden, lo que hace que tenga una enorme satisfacción en tomar medidas que reduzcan estos beneficios empresariales. Quizás no seguirá los modos de Moreno, abiertamente criticados por toda la sociedad, pero no me sorprendería que defina estrategias de inversión, o que prohíba el envío de utilidades de empresas extranjeras a sus casas matrices. Tampoco espero que permita las importaciones libres de insumos y bienes de consumo. Su discurso en el marco de la expropiación de Repsol-YPF precisamente iba en ese sentido. Él decía comprender la lógica capitalista de que una empresa tome las ganancias y las invierta donde mejores negocios encuentre, pero esto afectaba los intereses de la nación, y hubo que intervenir. Más bien, señaló que primero se le pidió a la empresa amablemente que cambie su operatoria. Luego se insistió en que reinviertan el capital en el país. Finalmente, ya hubo que actuar con la expropiación. Kicillof entiende entonces que el capital es de la Argentina y que debe responder a los intereses de la Argentina. El problema con Repsol-YPF, por un lado, fue que las propias regulaciones a la empresa le redujeron el margen de ganancia y eso implicó reducir las inversiones y reinvertir en el exterior. El problema con Kicillof, por el otro lado, es que tiene la “fatal arrogancia” de creer que él sabe definir concretamente cuáles son esos intereses colectivos, mucho mejor que los millones de planificadores empresarios que tenemos en el país. En pocas palabras, para Kicillof los fines colectivos están por encima de los fines individuales, y si hay que sacrificar a una serie de empresas o a un grupo de empresarios para ayudar al sostenimiento del modelo, no le temblará el pulso en hacerlo.

Lo mismo se puede decir del tan mencionado desdoblamiento cambiario. Si debe encarecerse el turismo argentino en el exterior, no habrá problemas en hacerlo. Después de todo, que las divisas queden en el país respaldando el dinero local es una función social que está por encima de la libertad individual.

En los papeles Kicillof no puede más que profundizar el modelo. Sin embargo, hay que advertir que si bien cuenta con el respaldo de la Presidente para ejecutar políticas, el oficialismo hoy se encuentra debilitado. Recordemos que en la primera jornada post-nombramiento, el mercado respondió muy mal, con una fuerte baja en la Bolsa porteña. El oficialismo ha perdido mayoría en el Congreso y la sociedad está expectante de no sufrir una nueva crisis como aquella de 2001.

Kicillof será muy claro en sus próximos discursos, y empezará a delinear la política económica del gobierno para los próximos dos años. Pero la claridad que posee Kicillof al explicar sus ideas no evitará las consecuencias indeseadas de ellas.

Mi impresión es que la Presidente ha cometido quizás su mayor error en su “encandilamiento” con Kicillof. La expropiación a Repsol fue un error, pero la implementación de este proceso fue aun más grave que la propia expropiación. Hoy la Argentina aún debe resolver la disputa con la empresa, pero además debe gastar millones de dólares en la importación de gas y combustible que en otro contexto podía producirse en el país.

Cristina Fernández de Kirchner decidió desatender las expectativas del electorado y profundizar un modelo agotado. Todo lo dicho me lleva a confirmar lo mencionado al cierre de la nota anterior. Conjeturo que el desenlace de este modelo no será muy diferente del tan criticado noventismo.

Publicado originalmente en Infobae, miércoles 20 de noviembre de 2013.

EPT: Las Fallas del Debate Politico

Comparto mi última nota en Economía Para Todos: Las Fallas del Debate Político.

Hace unos días se llevó a cabo un debate entre cuatro candidatos por UNEN en la señal de TN, en el programa a Dos Voces. Ilia, Gil Lavedra, Carrio y Lusteau fueron los cuatro contendientes.

Guste o no, gran volumen de los votos se definen por motivaciones emocionales, o de gusto, y no tanto por un análisis cuidados de las propuestas de cada candidato. Esto es un efecto del voto obligatorio. Para el candidato, la captura de votos incluye a unos pocos interesados en conocer en detalle las propuestas dentro de una gran población con poco interés o energía para hacer un análisis cuidadoso de cada oferta electoral. En países donde el voto es un derecho pero no una obligación, por ejemplo en Estados Unidos, el electorado que efectivamente se toma la molestia de ir a votar va estar más interesado por le contenido, y no tanto por la foto sonriente de los candidatos. Por ello en Estados Unidos se ven más debates, más propuestas y un electorado más exigente durante la campaña electoral; mientras que en Argentina vemos una competencia por folletos con la sonrisa mas grande posible.

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