El origen de nuestros derechos

derechoLa facultad de hacer o no hacer algo siempre que no dañe igual derecho de terceros resulta indispensable al efecto de poder seguir el camino que cada uno prefiera para lograr sus cometidos particulares y, asimismo, con esta posibilidad abierta, las personas obran conforme con su condición humana, es decir, revestidas de dignidad compatible con su libre albedrío, lo cual lo distingue del resto de las especies conocidas

Por Alberto Benegas Lynch (h)

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Resumen 2012 No. 5: Derecho y Economía

índiceComo estudiante de economía, siempre quedé sorprendido por la ausencia del tratamiento de los derechos de propiedad que recibe en general la literatura económica. En mi formación en la Universidad de Buenos Aires, de hecho, no tuve una sola materia sobre derecho, dado que el plan 1997 integró ciencias políticas con instituciones de derecho público, y el programa de estudios carecía de elementos mínimos sobre la segunda.
Personalmente, debo decir que leo los aportes de Martín Krause con suma atención, y pienso que los lectores del blog hemos sido afortunados de contar con varios disparadores de Martín sobre diversos temas relacionados con este tema de estudio. Como ejemplo, podemos citar aquel diálogo entre Martín y Eduardo Stordeur acerca de la esencia del Law and Economics, o el repaso que Martín hizo este año de un clásico como John Locke, con referencias a la apropiación original, abriendo nuevos interrogantes.
Martín también abrió preguntas sobre economía aplicada, como el tema de los servicios ambientales o el tratamiento de un tema delicado como la resistencia al cambio. E incluso debemos destacar su aporte en el Indice de Calidad Institucional, que él mismo elabora cada año.
Relacionado con la historia del pensamiento económico, pueden resultar útiles las referencias de Aristóteles en relación con la defensa de la propiedad privada, e incluso su énfasis en los incentivos, un tema de radical interés entre los economistas modernos.
Uno de los posts que más atención generó sobre el tema de parte de los lectores fue la pregunta acerca de si la propiedad es o no un derecho natural, tema sobre el que posiblemente volvamos en 2013.
Difundimos también aquella conferencia de Eduardo Stordeur sobre eficiencia y justicia en la UFM, y hasta conectamos todo esto con la nacionalización de la televisación del fútbol en Argentina, en respuesta a algunos argumentos de Lucas Llach.
En el plano de lo introductorio, volvimos sobre el concepto de igualdad ante la ley versus igualdad por resultados, pero también llegamos a plantear la posibilidad de un Law and Economics austriaco, o su relación con una ética del capitalismo.

¿Es la propiedad un «derecho natural»?

En muchos escritos se dice que el derecho natural es anterior al Estado. Que el derecho natural es el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Y que el Estado no puede atentar contra la propiedad por ser un derecho natural. Y fin del diálogo.

Quisiera abrir el debate sobre este tema particular: ¿es la propiedad un «derecho natural»? ¿Por qué? Uno puede hablar en extenso sobre los incentivos, o sobre por qué es mejor que se respeten los derechos de propiedad. Coincido con todo ello. Pero me parece que esto es posterior. Me parece que el entendimiento de los economistas sobre este punto es en general bastante débil. A ver si los lectores pueden ayudar con bibliografía o reflexiones para encontrar una respuesta.

Aristóteles en defensa de la propiedad privada

El debate entre propiedad privada y propiedad comunal viene de larga data. En la Antigua Grecia por ejemplo, encontramos la ciudad de Atenas y la ciudad de Esparta con ambos sistemas contrapuestos.

Como explica Huerta de Soto Atenas era una ciudad relativamente más liberal y democrática, con una floreciente actividad comercial y artesanal y con un orden espontáneo de cooperación social basado en el respeto e igualdad ante la ley. Eric Roll, autor de la «Historia de las Doctrinas Económicas» explica que entonces existía «la propiedad privada de la tierra, la división del trabajo en grado muy avanzado, el comercio -sobre todo marítimo- y el uso del dinero.»

Frente a Atenas, destaca la ciudad de Esparta, profundamente militarista, y en la cual la libertad individual es prácticamente inexistente, pues todos los recursos se consideran que han de estar subordinados al estado.

Mientras Sócrates y Platón fueron grandes admiradores del estado totalitario de Esparta, Aristóteles se mantuvo alejadro de la propiedad comunal.

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