Nuevo Libro: Lecturas para una Teoría Económica de la Empresa – Editado por Leonardo Ravier y Adrián Ravier

Es un orgullo para nosotros presentar este nuevo libro. Si bien en las últimas décadas han habido importantes esfuerzos por desarrollar este tipo de teorías, en el mundo hispano la economía y la empresa permanecen como dos cuerpos teóricos bien separados. Este libro busca, entre otras cosas, construir este puente entre el mundo de la economía y el mundo de la empresa, y lo hace compilando los documentos clásicos en la materia. Se destacan los aportes de Ronald Coase, Friedrich Hayek o Israel Kirzner, pero desde luego hay otros autores que merecen ser reconocidos y que pueden observarse más abajo en el índice.

El libro puede adquirirse en Unión Editorial de Argentina, aunque pronto estará disponible también en Unión Editorial de España, y en otros países a través de sus representantes. Ver Distribución aquí.

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Sintéticamente, este libro ofrece transversalmente los diez elementos fundamentales que debe considerar una teoría económica de la empresa, respondiendo a tres preguntas esenciales acerca de su naturaleza, su funcionamiento interno y sus límites. Se compilan aquí documentos que permiten observar:

1) que no habría empresas en un mundo de competencia perfecta, sin conocimiento disperso;

2) que tampoco habría empresas en una economía sin propiedad privada;

3) que el proceso de mercado en el que se enmarca la empresa, está basado en especialización, división del trabajo, una “mano invisible

” que coordina la acción de quienes participan de los procesos de producción y que ello sólo es posible mediante el sistema de precios;

4) que ese proceso de producción está asociado a un concepto de capital heterogéneo, subjetivo y dinámico, y que la estructura productiva se caracteriza por diversas etapas que permiten la transformación de los factores productivos en nuevos bienes de capital o en bienes finales de consumo;

5) que la empresa no son personas, sino una organización o una “ficción legal” que relaciona contractualmente a distintas personas con el objetivo de obtener beneficios empresariales. Estos contratos son de largo plazo, lo que permite reducir la incertidumbre y los costos de transacción;

6) que el origen de la empresa no puede comprenderse sin un estudio de la función empresarial, con su característico “estado de alerta”;

7) que los socios fundadores de una empresa, la crean con un marco de reglas a cuyos miembros deberán adherir, aunque permitiendo que dentro de él surjan órdenes espontáneos que la dan vida a la organización;

8) que precisamente esa “vida” que proviene de los órdenes espontáneos puede transformar la empresa internamente, a medida que sus miembros acumulan nuevas experiencias y generan nuevo conocimiento, lo que puede transformar también las reglas que originalmente se plantearon;

9) que la empresa puede expandir sus fronteras o crecer precisamente sobre la base del conocimiento que logren desarrollar y acumular sus miembros, lo que se plasmará en creatividad e innovación, y lo que nos conducirá a la distinción entre crecimiento endógeno y exógeno;

10) que la expansión o crecimiento de las actividades de la empresa encuentran un límite y que nunca será posible que una única empresa monopolice el proceso de producción de toda la estructura productiva.

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PRÓLOGO
Leonardo RavierESTUDIO PRELIMINAR
Adrián O. Ravier

LA NATURALEZA DE LA EMPRESA
Ronald H. Coase

EL USO DEL CONOCIMIENTO EN LA SOCIEDAD
Friedrich A. Hayek

LA TRAGEDIA DE LOS COMUNES
Garrett Hardin

EL EMPRESARIO
Israel M. Kirzner

COSMOS Y TAXIS
Friedrich A. Hayek

LA TEORÍA DE LA EMPRESA: LOS AUSTRIACOS COMO PRECURSORES Y CRÍTICOS DE LA TEORÍA CONTEMPORÁNEA
Nicolai J. Foss

UNA TEORÍA AUSTRIACA DE LA EMPRESA
Peter Lewin y Steven E. Phelan

¿PLANIFICAN LAS EMPRESAS?
Richard N. Langlois

LAS ORGANIZACIONES COMO SISTEMAS CONSTITUCIONALES
Viktor J. Vanberg

LA EMPRESA Y EL CÁLCULO ECONÓMICO
Peter G. Klein

TEORÍA DE LA EFICIENCIA DINÁMICA
Jesús Huerta (JHS Oficial)

APLICANDO EL MARKET BASED MANAGEMENT. FLEXIBILIDAD Y RÁPIDA
ADAPTACIÓN AL CAMBIO
Adrián Ravier

Los órdenes sociales evolutivos, Hayek habla de “cosmos” y “taxis”, órdenes espontáneos o creados

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca) en Económicas UBA, vemos los distintos órdenes sociales, taxis y cosmos, como los plantea Hayek:

Hayek

“Denominaremos «orden» a un estado de cosas en el cual una multiplicidad de elementos de diversa especie se relacionan entre sí de tal modo que el conocimiento de una porción espacial o temporal del conjunto nos permite formular acerca del resto unas expectativas adecuadas o que por lo menos gocen de una elevada probabilidad de resultar ciertas 3.Es evidente que. en este sentido, toda sociedad debe gozar de un orden y que muchas veces ese orden existirá sin haber sido deliberadamente creado Como ha dicho un conocido experto en antropología social, ‘«el que en la vida comunitaria existe un cierto orden, coherencia y regularidad es algo obvio; de otra manera, ninguno lograríamos ejercer una actividad normal ni satisfacer nuestras más elementales necesidades» .

Al vivir en sociedad y tener que cubrir la mayor parte de nuestras necesidades mediante diversas formas de mutua cooperación, es evidente que, por lo que respecta al ajeno actuar, el logro de nuestros propósitos dependerá de la coincidencia de nuestras expectativas con la realidad. Es tal coincidencia lo que refleja la existencia del orden social; descubrir cómo surge será el tema que nos ocupará de modo inmediato. La primera y casi inevitable respuesta que nuestros hábitos de pensar antropomórfico sugieren al respecto es que todo orden ha de ser fruto del designio de alguna mente’. Debido a ello, el concepto de orden no resulta muy popular entre los partidarios de la libertad, gozando en cambio de especial predicamento entre las gentes de inclinación autoritaria. El orden” social, según este enfoque, ha de basarse en la relación de mando y obediencia, es decir, en la existencia de una estructura en la que la voluntad del superior, y en última instancia la de una sola autoridad suprema, ha de determinar lo que a cada uno corresponde hacer.”

“Diversos son los términos que cabe utilizar para describir cada una de dichas clases de orden. El orden creado que hemos denominado exógeno u ordenación puede también ser calificado de estructura, orden artificial u organización, término este último especialmente adecuado cuando se trata de un orden social dirigido. Por su parte, el orden autógeno o endógeno queda debidamente especificado mediante la expresión orden espontáneo. El griego clásico tuvo la fortuna de disponer de vocablos diferentes para designar estos dos tipos de orden taxis para el creado (por ejemplo, el orden de batalla, y kosmos para el espontáneo (término que originalmente aludía al adecuado orden de un Estado o de una comunidad).”

“No resulta exagerado afirmar que las ciencias sociales nacen y se nutren del descubrimiento de la existencia de estructuras ordenadas que, aunque sean consecuencia de una actividad plural, no son resultado del designio humana. Esto es algo universalmente admitido hoy en día en diversos campos de la investigación científica. Aunque durante mucho tiempo se haya creído que hasta el lenguaje y la moral tenían que haber sido «inventados» por alguna mente genial, en la actualidad todo el mundo reconoce se trata tan sólo del resultado final de procesos evolutivos cuyos efectos nadie previó ni proyectó. En otras esferas científicas, sin embargo, cunde todavía la suspicacia ante la idea de que en los modelos sociales pueda presentarse un orden que no sea consecuencia de deliberada intervención. En la esfera económica, en particular, la famosa frase de Adam Smith relativa a la «mana invisible» sigue siendo vilipendiada; y, sin embargo, se trata de una expresión mediante la cual, en el lenguaje de su tiempo, dicho autor intentó expresar el hecho de que cada ser humano se ve obligado a contribuís al logro de fines que no entraba en su ánima colmar , Sí numerosos reformadores políticos siguen perorando contra el caos en que se debate la actividad económica, en la que tan sólo desorden perciben, ello se debe en parte a su incapacidad de concebir la existencia de un orden que no es producto de la creación deliberada, y en parte también a que, a su modo de ver, todo orden ha de pretender siempre algún conjunto de concretos fines, característica ésta que necesariamente ha de ser ajena al orden espontáneo.”