Evaluación del FMI al préstamo stand-by a Argentina (2018)

El pasado 22 de diciembre el FMI publicó su evaluación ex-post del préstamo standy-by que facilito a Argentina en el 2018. El documento es interesante porque este acuerdo stand-by fue el mayor (en términos nominales) en toda la historia del FMI. El acuerdo fracasó, pasando por sólo 4 revisiones de las 12 previstas (el préstamo debía concluir en el 2021). La experiencia de este acuerdo debería ofrecer importantes lecciones tanto para el FMI como para los países que se endeudan con el fondo. Si bien no es de esperar que el FMI ofrezca una dura crítica de sí mismo, tampoco hay que dejar de reconocer la transparencia de hacer público este documento.

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Debajo algunas reflexiones sobre este documento.

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SMP: The IMF and Argentina: Same Dance, Same Results

Argentina is in trouble again. Even after a substantial aid package from the International Monetary Fund (IMF), it is struggling to service its sovereign debt. One should not be surprised: when you keep employing the same policies, you are likely to end up with similar outcomes. This, however, is not the lesson Harvard economist Ken Rogoff draws from Argentina’s experience. Instead, he calls for even more aid flows to Argentina.

Rogoff is right to criticize President Macri’s decision to cut the fiscal deficit gradually, rather than attacking the issue more forcefully early on. That strategy ultimately required Macri to seek help from the IMF. But he is wrong to characterize the Macri tax cuts and liberalization efforts as “Big Bang reforms.” The tax cut was marginal at best. And, while capital controls were lifted under Macri, more comprehensive measures of economic freedom show no significant improvements. 

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FMI: ¿ESTA VEZ SERÁ DIFERENTE?

La crisis cambiaria de mayo de 2018 es un nuevo punto de inflexión en la política económica de Cambiemos. La fragilidad del modelo económico quedó clara por una brisa que llegó desde Estados Unidos y se convirtió en un huracán al sur del continente. Pérdida de reservas, un dólar más alto y aceleración de la inflación son consecuencias lógicas de un modelo endeble.

Recurrir al Fondo Monetario Internacional parecía una medida desesperada, pero tras el acuerdo de ayer el mercado parece comprender que el ingrediente fiscal aporta consistencia al modelo económico, al menos hasta las elecciones de 2019.

Esta nota tiene dos partes: En la primera resumo las condiciones del acuerdo. En la segunda arrojo algunas conclusiones.

Las condiciones del nuevo acuerdo con el FMI

Sintéticamente el FMI promete un blindaje cuatro veces mayor que aquel de 2001 que los argentinos recordamos con dolor. A los 50.000 millones de dólares que aporta el FMI, se suman otros 5.560 millones que aportarán otros organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial o el BID. La tasa de interés, apenas un 1,96 %, resulta atractiva, pero puede subir en distintas circunstancias.

Las condiciones del crédito comprometen al gobierno a una corrección más acelerada de los desequilibrios fiscal, monetario y cambiario.

Comenzando por el lado fiscal, la nueva meta para el déficit fiscal de Nación primario 2018 es la que Dujovne había lanzado en medio de la crisis cambiaria para calmar al mercado: baja del 3,2 al 2,7 % del PIB. En 2019 se proyecta acortar este déficit a 1,3 % (frente al 2,2 % anterior) y el equilibrio fiscal se conseguiría en 2020, es decir, un año antes de lo que se había planteado originalmente. En 2021 obtendríamos un superávit primario del 0,5 %, que ya contribuiría a pagar intereses de deuda.

La buena noticia ha llegado en una circular del Ministerio de Hacienda que se puede ver en el siguiente gráfico. No sólo se compromete el gobierno a reducir el déficit primario según comentamos, sino que también se reducirá el déficit financiero. El resultado primario y financiero proyectado sería de 5,1 % en 2018, 3,7 % en 2019, 2,3 % en 2020 y 1,7 % en 2021.

Esto no es todo. El compromiso del gobierno incluye también un esfuerzo por devolver independencia al Banco Central, lo que requerirá la presentación de un proyecto al Congreso para modificar la Carta Orgánica. Entre varios puntos, Argentina se compromete a eliminar la asistencia financiera del BCRA al Tesoro, incluyendo la cancelación por parte del Tesoro de su deuda con la autoridad monetaria. Concretamente, el Tesoro cancelará las Letras intransferibles por 25.000 millones de dólares.

Un punto no menos significativo es que a partir de ahora el Banco Central no estará obligado a comprar los dólares que el Tesoro adquiere a través de deuda externa, lo que permitirá contener la expansión de los agregados monetarios que es la clave para paliar exitosamente la inflación.

En este escenario, el equipo económico coloca nuevas metas de inflación: 17 % para 2019, 13 % para 2020, 9 % para 2021 y 5 % para 2022. El plan claramente depende del cumplimiento del escenario fiscal previo.

Con este anuncio de blindaje y un escenario de ingreso de divisas a las reservas del BCRA, la autoridad monetaria se animó a anunciar la quita del techo al tipo de cambio, y así dejarlo flotar.

Análisis

1.     La historia del FMI en Argentina no ha sido positiva. Los acuerdos han sido siempre atractivos en sus planteos, pero las promeses incumplidas han sido la norma. Basta que el gobierno firme el acuerdo y reciba los desembolsos para que se interrumpan los recortes fiscales. Las condiciones se renegocian una y otra vez hasta que el organismo se retira y en Argentina queda una crisis económica, política y social. Primer mensaje: Argentina no resuelve sus desequilibrios por el acuerdo con el FMI, sino con el cumplimiento de las metas anunciadas.

2.     Tenemos entonces la segunda pregunta: ¿es viable el cumplimiento de las nuevas metas? Comenzando por el lado fiscal, 2018 ya presenta un primer inconveniente dada la menor actividad económica que se vislumbra para el segundo semetre. Menor actividad implica menor recaudación fiscal. ¿Podrá Dujovne bajar el gasto público para cumplir esta meta en un contexto de baja de actividad y recaudación tributaria?

3.     Recordemos, además, que si el BCRA a partir del acuerdo deja de comprar los dólares que adquiere el Tesoro, entonces deberá venderlos en el mercado local. Al hacerlo contrae la oferta monetaria, lo que reduce aun más la actividad, en un contexto de contracción monetaria requerido para cumplir las metas inflacionarias.

4.     Asumamos que “esta vez es diferente” y el Ministerio de Hacienda finalmente concreta los esfuerzos comprometidos. En ese caso hay que llamar la atención a los plazos del acuerdo porque se extienden hacia el siguiente gobierno. ¿Será reelecto el gobierno de Cambiemos para poder concretar el plan propuesto? ¿Podrá Peña controlar su apetito de gasto pre-elecciones?

5.     Un factor no poco relevante, es que el apoyo del FMI incrementa la probabilidad de que el 20 de junio Argentina abandone su situación de economía de frontera para pasar a integrar las economías emergentes. Esto contribuye a captar inversión extranjera directa, que pueda compensar la pérdida de actividad mencionada anteriormente, lo que además podría mejorar la recaudación para hacer cumplibles las metas fiscales. Este escenario implicaría además mayor actividad y empleo que también mejorar las perspectivas electorales de Cambiemos.

6.     Cumplidas las metas fiscales y con mayor independencia del BCRA, el escenario de baja de inflación es creíble. Sin embargo, la meta de recorte de diez puntos puede resultar exagerada para un año electoral. Si 2018 culmina en 27 % se requiere una baja de diez puntos para llegar al 17 % propuesto para 2019. La buena noticia es que las metas inflacionarias dejarían de ser una herramienta para fijar un techo a las paritarias y en su lugar buscarían generar credibilidad. Aquí el Banco Central tiene que lograr un cambio significativo en las expectativas que dependerán de los elementos señalados.
7.     Con más reservas e ingreso de divisas vía deuda e inversiones, el tipo de cambio no sólo podría mantenerse (aun sin techo del BCRA), sino que incluso podría bajar. Es demasiado pronto para cuantificar estos efectos, pero si el ingreso de divisas es significativo vía deuda, esto contribuirá a devolver a la Argentina al atraso cambiario ya conocido. El primer desembolso del FMI será de 15.000 millones de dólares, pero si se completan los montos restantes, la apreciación del tipo de cambio contribuirá en mantener un significativo déficit en cuenta corriente.
Como conclusión general, el acuerdo contribuye en corregir los desequilibrios fiscal y monetario, pero puede también contribuir en incrementar el desequilibrio cambiario, en forma de atraso cambiario provocado por la nueva deuda. Por otro lado, quedan preguntas abiertas acerca del cumplimiento de las metas anunciadas. Esperemos que esta vez sea diferente.

El Fondo Monetario Internacional – Por Alberto Benegas Lynch (h)

El FMI fue una creación de Breton Woods inspirada por John Dexter White y John Maynard Keynes, primero como banquero de banqueros centrales y luego como prestamista. Entre otros, al decir de economistas de la talla de Peter Bauer, Doug Bandow, Robert Barro, Karl Brunner, Ronald Vauvel y Raymond Mickesell, esa institución sirve para financiar a gobernantes ineptos que cuando están por renunciar o, empujados por la realidad, revertir sus fracasadas políticas estatistas reciben cuantiosos recursos a bajas tasas de interés con períodos de gracia al efecto de continuar con aparatos estatales sobredimensionados a los que generalmente aconsejan incrementar aun más las cargas impositivas y otras medidas al efecto de equilibrar sus presupuestos, pero no reducir el tamaño del Leviatán.

Sostienen estos profesionales que ese ha sido el caso repetidamente en Argentina, México, Bolivia, Republica Dominicana, Haití, Indonesia, Irak, Pakistán, Tanzania, la ex Camboya, Filipinas, Ghana, Nigeria, Sri Lanka, Zambia, Uganda, El Salvador, Egipto y Etiopía. En este contexto Harry Johnson ha consignado que “el llamado nuevo orden internacional no es nuevo, ni orden ni internacional sino que es una copia del mercantilismo del siglo xvi”.

En su visita a Buenos Aires, Yuri Yarim Agaev, enviado por Vladimir Bukouvsky -uno de los más destacados disidentes de la ex Unión Soviética junto con Alexander Solzhenistin- informó que luego del derrumbe del Muro de la Vergüenza liberales rusos estuvieron a punto de acceder al gobierno “si no fuera por la apresurada irrupción del FMI que dotó de millones de dólares a miembros de la nomenclatura de donde finalmente surgió el actual gobierno mafioso”.

Fue muy difundido el caso del general Mobutu Sese Seko que usurpó el poder en Zaire que fue el mayor receptor de ayuda por parte del FMI en relación a su población. El poder de Mobutu fue absoluto condenando a la gente a los suplicios más horripilantes en un contexto de saqueo permanente que permitió que ese sátrapa acumulara una fortuna de ocho mil millones de dólares de esa época.

Como es sabido, el FMI se financia coactivamente con el fruto del trabajo ajeno aportado por los distintos países miembros. Entonces, debido a su antes referida trayectoria y a la fuente de recursos a la que echa mano es que autores como los mencionados al comienzo de esta nota sugieren la liquidación de esa entidad, a los que debe agregarse el jugoso ensayo de Anna Schwartz titulado “Es tiempo de terminar con el FMI y el Departamento de Estabilización del Tesoro” y  los suculentos libros, por una parte, de Melvyn Krauss titulado Development Without Aid y, por otra, el de Dambisa Moyo titulado Cuando la ayuda es el problema en los que se detallan innumerables casos patéticos de países que reciben cuantiosos recursos en medio de corrupciones alarmantes y dislates económicos fomentados por la ayuda que proviene coercitivamente de bolsillos ajenos.

Publicado originalmente en la edición impresa del diario El Cronista, Lunes 14 de mayo de 2018.

Sobre la corrida contra el peso y el FMI

Desde hace alrededor de una semana Argentina está sufriendo una crisis cambiaria. El peso se depreció de manera significativa y la situación llegó al punto de recurrir, a las apuradas, al FMI para obtener asistencia financiera.

¿Qué pasó? Creo que se ha dado una combinación de varios factores. Algunos externos, otros internos.

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SMP: IMF Economists Criticize Neoliberalism

Comparto mi último post en Sound Money Project.

In a recent Finance & Development piece, several IMF economists came together to criticize neoliberal reforms made by governments across the globe. Their main argument is that, “Instead of delivering growth, some neoliberal policies have increased inequality, in turn jeopardizing durable expansion.” More specifically, they criticize “capital account liberalization” and austerity reforms. These measures can harm both the economy and society as a whole.

Really, the problem lies in short-term financial investments, not in long-term or foreign direct investments. Short-term capital flows can add volatility to exchange rates, affect financial sector balance sheets, and even produce a sudden stop. Austerity reforms, on the other hand, can produce effects ranging from welfare costs to negative supply shocks. According to the authors, both capital account liberalization and austerity reforms, increase inequality.

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Crearon el FMI, querían establecer un sistema monetario, pero antes ya hubo uno y funcionaba

El patrón-oro, desde Keynes, ha sido considerado una “reliquia” económica. Pese a que el oro sigue siendo un refugio para muchos ahorristas sobre todo en momentos de crisis económicas, lo cierto es que estamos lejos de un retorno a un sistema monetario como ése. Pero los sistemas de moneda fiduciaria que lo sucedieron no pueden ni acercarse a sus resultados. El futuro, tal vez sea de las cripto-monedas como el Bitcoin. Mientras tanto, Mises nos recuerda cómo era el patrón-oro en un artículo de 1944: “Noninflationary Proposal for Postwar Monetary Reconstruction”.

Mises1“El siglo XIX estableció con éxito el patrón-oro como un sistema monetario internacional estándar. A comienzos de nuestro siglo, casi todas las naciones comercialmente importantes habían adoptado tanto sea el patrón-oro o el patrón “cambio-oro” como su estándar nacional. (el patrón cambio-oro era el que ataba una moneda nacional a otra moneda nacional, la que a su vez estaba definida en cantidad de oro).

Estos dos sistemas monetarios ataban a una moneda nacional particular a una cierta cantidad definida de oro, fijada por una ley debidamente promulgada por la legislatura de cada país. Se evitaba así toda diferencia entre el poder adquisitivo de la unidad monetaria local de su paridad legal. Las fluctuaciones en los tipos de cambios sólo podían producirse dentro de ciertos límites; no podían superar los ‘puntos de oro’ (Ed.: los ‘puntos de oro’ representaban los límites superior e inferior de un tipo de cambio bajo el patrón-oro, más allá de los cuales sería rentable exportar oro o importarlo). Estas pequeñas fluctuaciones solo preocupaban a los comerciantes profesionales en oro o monedas extranjeras. Para todo propósito práctico los tipos de cambio de los países que habían adoptado tanto el patrón-oro como el patrón cambio-oro estaban perfectamente estabilizados. El comercio internacional, las transacciones crediticias internacionales y las inversiones, transportes o viajes no eran perjudicados por fricciones monetarias.” (en la actualidad las empresas internacionales y todos aquellos involucrados en actividades económicas internacionales tienen que asumir costos para reducir los riesgos de fluctuación de las paridades entre distintas divisas, costos de transacción que no existían en un sistema como el que Mises explica).

“Este estado satisfactorio de cosas no fue el resultado de tratados, acuerdos o convenios internacionales, o de las operaciones de un banco o institución internacional creada al efecto (se discutía en ese momento la creación de lo que luego fue el Fondo Monetario Internacional). Fue el resultado del accionar de varios gobiernos nacionales actuando por su propio acuerdo, buscando el objetivo de conseguir el mejor arreglo monetario para sus países. Los gobiernos querían estabilizar sus tipos de cambio porque consideraban que esa estabilidad era beneficiosa para el bienestar económico de sus propios pueblos. Una política de dinero estable no era diseñada para el beneficio de intereses externos, sino como una política altamente beneficiosa para el bienestar de su propio país.”

“Hubo, es cierto, varios intentos de establecer un sistema monetario internacional en el siglo XIX, incluso hasta una unión monetaria. Algunos de estos planes incluso llegaron a implementarse. El caso más conocido fue el de la Unión Monetaria Latina, inaugurada en 1865. Su breve existencia no aportó mucho. No brindó ningún servicio importante a la causa de la estabilidad monetaria. Eventualmente, la Primera Guerra le dio un golpe final (Ed: La Unión Monetaria Latina fue creada por una convención entre Francia, Bélgica, Suiza e Italia el 23 de Diciembre de 1865. Su objetivo era estabilizar el tipo de cambio entre monedas de oro y de plata utilizadas en esos países, luego de la caída del precio del oro como resultado del aumento de su oferta en los años 1850 y 1860. La Unión fue formalmente liquidada el 31 de Diciembre de 1926 debido a las políticas inflacionarias nacionales y sus consecuencias durante y luego de la Primera Guerra Mundial).

«Las razones de su fracaso son obvias. El mantenimiento de la estabilidad monetaria requiere una conducta adecuada en las políticas económicas domésticas; las políticas erróneas crean condiciones para la depreciación de la moneda y un aumento de los tipos de cambio. Ese fue el caso de Francia en 1871 y Francia y Bélgica en 1914, sin mencionar a Grecia e Italia. Una unión monetaria es inútil si no le otorga a la junta de gobierno de esa unión control completo sobre el sistema monetario y bancario de cada país y si no restringe la soberanía nacional de sus miembros.»

El relato de la deuda argentina

CavalloEl relato es un instrumento de la política. Lo ha sido siempre. No es un monopolio del kirchnerismo, sino que se extiende a cada gobierno y a cada político, intentando siempre desligarse de responsabilidades sobre los problemas que nos aquejan

Domingo Cavallo es siempre apuntado como el responsable de la deuda en Argentina. En cualquier discurso sobre deuda o holdouts su nombre resurge. Es por esto que la columna que Infobae publicó ayer con su versión de “la evolución de la deuda argentina” tiene un importante significado.

Como expliqué en otra columna, Cavallo tuvo participación activa en el crecimiento de nuestra deuda en tres momentos históricos. 1) bajo el gobierno militar; 2) bajo el primer gobierno menemista; 3) bajo el gobierno de De la Rúa.

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