De modales sumamente cordiales, de un gran sentido del humor, de una bondad infinita y de una cultura y versación en muy diversas ramas del conocimiento, así se lo puede definir al Padre James Sadowsky (1923-2012). Enseñó filosofía, lógica matemática y ética de los negocios en la Universidad de Fordham en New York durante treinta años y durante quince en la Universidad de Aix-en-Provence hasta que se retiró de la enseñanza y vivió en Loyola Hall que es el edificio que tienen los jesuitas para los sacerdotes retirados en el campus de esa misma universidad estadounidense. Un sacerdote jesuita que había estudiado parte de su colegio y en la universidad de esa orden -precisamente la de Fordham- estudios que luego completó en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. Su padre era ruso y su madre de ascendencia inglesa aunque él nació en Estados Unidos.
Sostenía que el apostolado es mucho más trascendente, perdurable y productivo que el entregar bienes materiales a los necesitados por aquello de que “es mejor enseñar a pescar que regalar un pescado”. Insistía en que el ayudar con bienes materiales puede hacer de apoyo logístico circunstancial pero el trasmitir valores y principios consistentes con el cristianismo en cuanto a la importancia de la libertad y la responsabilidad individual contribuye a modificar de base las instituciones en dirección al progreso de todos. Incluso agregaba que muchas veces la entrega material no ayuda a la dignidad del receptor y crea una malsana dependencia.