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Vaca Muerta y la enfermedad holandesa
Tras una corta experiencia como profesor visitante en una universidad de Caracas, tuve la oportunidad de reflexionar acerca del problema que puede representar Vaca Muerta para Argentina en el mediano plazo. Y es que Venezuela ofrece sus lecciones. Con una cantidad de petróleo que a este ritmo de explotación podría durar 200 años, el gobierno de Venezuela no entiende de escasez, extiende el populismo a su máxima expresión y deja a su pueblo sin productos básicos como papel higiénico, con una completa dependencia de la importación, arruinando completamente a su propia industria.
Los montes que rodean Caracas hoy ofrecen una nueva geografía que hace algunos años era desconocida. Se trata de millones de personas que han construido villas en las inmediaciones de la capital hambrientos del populismo que Maduro les extiende periódicamente. Ya no hay fábricas que empleen a estas personas, como sí lo hubo en la década del 70, cuando la economía venezolana estaba entre las 20 más ricas del mundo. El pueblo advirtió que bajo este modelo se lo condena a la miseria, lo que ya engrosa las encuestas que miden un 60 % de rechazo a la gestión de Maduro, que estaría considerando no completar su mandato hasta 2019 (Sondeo de Datanálisis, publicado en El Universal).
Miden los Indices de Libertad Economica la Libertad Economica?
Michel Ibarra me comparte este link a un post crítico sobre los Indices de Libertad Económica. El argumento del post es que los índices de libertad económica, en realidad, no están midiendo la libertad económica. El post tiene algunos comentarios interesantes, pero los argumentos de fondo no me parecen muy convincentes y son una buena oportunidad para discutir algunos puntos.
El misterioso «socialismo» de Noruega
En paralelo con mi artículo sobre Suecia, publicado en Infobae la semana pasada, surgió una nota en el diario La Nación bajo el título «Noruega, el único socialismo del siglo XXI«. Inmediatamente muchos lectores nos han consultado opinión acerca de este otro caso «exitoso» de socialismo de mercado o Estado de Bienestar.
Lo cierto es que en la propia nota de La Nación uno puede encontrar respuestas. Por ejemplo, Noruega cuenta con una población pequeña de sólo 5 millones de habitantes, los que están parados sobre «100 años de reservas en gas y 50 en petróleo».
El caso requiere investigación, pero aquí me limito a ofrecer lo que el Index of Economic Freedom ofrece en su estudio de 2013. Este indicador nos muestra que la libertad económica no se mide sólo por el tamaño de Estado, sino al menos en otros 9 indicadores adicionales.
Noruega recibe las puntuaciones más altas en Rule of Law (o Estado de Derecho). Es un país donde se respetan los derechos de propiedad, hay reglas de juego claras y estables, y hay bajísimo nivel de corrupción.
Además goza de mercados libres y competitivos, tanto hacia dentro de Noruega como también hacia el exterior. Son tan bajas las regulaciones que afecten la libertad de empresa, que el Banco Mundial engloba a Noruega como una de las 10 economías donde es más fácil hacer negocios (Noruega en el Doing Business).
En el campo monetario, Noruega disfruta de estabilidad monetaria y también de cierta libertad financiera.
Sus puntuaciones más bajas en libertad económica las recibe precisamente en el tamaño del Estado, la presión tributaria y la legislación laboral.
La pregunta que me surge es cuánto de ese gasto se financia con empresas y consumidores, y cuánto se financia con las reservas de gas y petróleo. La nota de La Nación dice que «El Estado grava la producción petrolera con una alícuota del 78% sobre sus ganancias netas.» ¿Cuál sería la presión tributaria de Noruega sin esta alta alícuota sobre la producción petrolera? Quizás descubrimos que la presión tributaria real sobre las empresas y los consumidores no es tan alta como parece.
Y es que Noruega ha logrado independizar su economía local de las reservas de gas y petróleo. Ante la pregunta que surge acerca de cómo ha hecho el gobierno Noruego para evitar que estas reservas causen la conocida enfermedad holandesa, perjudicando los incentivos hacia adentro de su economía, la respuesta es clara:
Las reglas de administración son claras: todo la renta petrolera se nuclea allí. El 96% de las ganancias e intereses se reinvierte fuera del país (para que no puedan ser utilizados políticamente) y el 4% se puede girar al Tesoro para financiar gasto público. A nivel global, los 810.000 millones en activos financieros se distribuyen: 60% en acciones de empresas, 35 a 40% en bonos y hasta un 5% en inmuebles.
Como reflexión final, debo reconocer que el caso requiere más investigación, pero la economía de Noruega es la 31 más libre del mundo, sobre un total de 185 economías que mide el ranking. Superando los 70 puntos, está muy lejos de ser una economía de planificación central socialista. Por el contrario, integra el privilegio de ser una de las economías mayormente libres que, afortunadamente, todavía nos quedan.
Cómo leer los índices de libertad económica?
Hace unos días surgió un debate en algún wall de Facebook a raíz de un comentario de Gonzalo Blousson (Partido Liberal Libertario) sobre los índices de libertad económica. Gonzalo habría mencionado a Suecia entre los países más libres y al mismo tiempo rechazar que Argentina haya sido un país libre en la década del 90 a pesar de que Suecia y Argentina del 90 poseen valores similares. Por lo tanto no sería consistente decir que Argentina no fue libre en los 90 o no sería consistente el uso de los índices de libertad económica.
Viendo el intercambio me pareció oportuno hacer una aclaración sobre cómo se deben leer los índices de libertad económica. Este es un comentario más general, y no tanto sobre las objeciones en los comentarios de Facebook.
¿Es Argentina una economía reprimida?
La Heritage Foundation y el Wall Street Journal ya han hecho accesible el Índice de Libertad Económica 2013. En esta edición es importante notar que sólo 5 países califican como libres, siendo estos Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelanda y Suiza.
Canadá y Chile quedaron muy cerca, a sólo un punto porcentual de superar la barrera de 80 / 100.
Argentina por su parte, aparece en el puesto 160, y con 46,7 /100 califica como una economía reprimida. Acceda aquí a la síntesis publicada por ambito.com para el caso de nuestro país
Los lectores de este blog saben que los editores somos críticos del kirchnerismo. Pero me pregunto: ¿es correcto calificar de reprimida a la Argentina?