Gary Becker, el economista sin fronteras

Gary_BeckerAlfredo Bullard es un reconocido arbitrador latinoamericano y autor de Derecho y economía: El análisis económico de las instituciones legales. Bullard es socio del estudio Bullard Falla y Ezcurra Abogados.

La gente se casa porque está enamorada (al menos eso cree). Y se divorcia por qué cree que se ha desenamorado. Parecería que la economía puede decir poco del amor y de por qué nos enamoramos. Pero alguien demostró que en realidad nos casamos o nos divorciamos en base a cálculos de costos y beneficios marginales. Resulta que los hombres de altos ingresos tienden a ser más polígamos que los de bajos ingresos. Y que las parejas de ingresos diferentes suelen divorciarse más que las de ingresos similares. Y el aumento de oportunidades laborales de las mujeres generará tendencia a que las leyes antidivorcios desaparezcan. Las parejas deciden cuántos hijos tener, entre otras razones, porque se maximiza su bienestar agregado. ¿Estamos ante una explicación económica del amor?

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Gary Becker, in memoriam

Gary_Becker2Iván Alonso obtuvo su PhD. en Economía de la Universidad de California en Los Ángeles y es miembro de la Mont Pelerin Society.

La muerte de Gary Becker llena de una profunda tristeza al mundo de la economía. Al mundo de este economista, por lo menos. Nadie como Becker extendió las fronteras de esta ciencia, aplicándola con rigor e imaginación, a la vez, al estudio de importantes manifestaciones de la conducta humana como la discriminación racial, el tamaño de la familia, la criminalidad, la drogadicción, la educación. La Academia Sueca se distinguió a sí misma otorgándole el Premio Nobel en 1992.

Su tesis doctoral, “The Economics of Discrimination” (en inglés), publicada en 1957, comienza asumiendo que la gente tiene ciertas preferencias por no relacionarse con otra gente de determinada raza, género o credo. Esas preferencias implican que una persona experimenta un costo en caso tenga que relacionarse con alguien con quien preferiría no hacerlo. No se trata de un costo monetario, sino de uno meramente subjetivo; pero es un costo al fin. Las causas pueden ser diversas: incomodidad, desprecio, temor, resentimiento; pero las consecuencias son las mismas.

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Gary Becker, RIP

El Sábado a la noche falleció Gary Becker (Nobel 1992). La noticia trascendió a través de un post de Greg Mankiw. Gary Becker fue uno de los más importantes economistas del siglo XX y considerado hasta entonces por muchos como el economista más prestigioso en vida. Aún recuerdo que estudiar sus textos durante la licenciatura fue de lo más claro e interesante del programa. Ciertamente la influencia de Becker, junto a su característica claridad, no se puede exagerar. Su contribución más conocida, pero no por ello la única importante, es extender el análisis económico al ámbito familiar y sociológico así como sus estudios de capital humano.

A continuación algunos links sobre Becker. Es de interés del Peter Lewin quien fue su alumno en Chicago (Becker fue su director de tesis.) Varios medios internacionales se hicieron eco de la noticia; en Argentina los portales más importantes de noticias aún no se han hecho eco del fallecimiento de Becker.

Por últimos, dos links de la Universidad de Chicago


Update

Gary Becker y la economía del matrimonio

BeckerProfesor, ¿no está usted exagerando cuando dice que algunas personas se casan para mejorar su situación económica?

G. B.: No, no lo creo así… ¿Es usted casado?

No, aún no.

G. B.: ¿Y por qué no se ha casado?

Porque no he encontrado a la persona con quien hacerlo.

G. B.: Muy bien, entonces usted no puede encontrar a la persona que pueda mejorar su situación.

Bueno, yo no busco una persona para mejorar mi situación; es simplemente porque no encuentro a la persona indicada.

G. B.: Pero es que la persona forma parte de su mejoramiento, de su desarrollo. Cuando yo digo “mejorar”, no quiero decir simplemente enriquecerse, quiero decir que se trata de encontrar a alguien que ayudará a que su vida sea más feliz.  Simplemente, más feliz. Y usted no ha encontrado a la persona que hará su vida más feliz. Eso es lo que yo quiero mejorar. Hacer su vida más feliz. Las personas se casan cuando la utilidad esperada en el matrimonio excede la utilidad esperada de quedar soltero.

¿Y esa misma lógica puede aplicarse a las personas que se divorcian?

G. B.: En efecto, las parejas se divorcian cuando la utilidad de estar casadas cae por debajo de la utilidad esperada de estar divorciadas, cuando ellos ya no obtienen ningún placer de estar casados. Es decir, los buenos matrimonios están basados sobre las buenas decisiones de negocios. Cuando yo digo que las personas se divorcian, quiero decir que las personas hacen eso porque se dan cuenta que, bueno, no son muy felices ahora, y quizás puedan encontrar a otra persona que los haga felices. Ese es el sentido de lo que yo digo por mejorar. En parte, es su caso. Yo diría que mi teoría se aplica a su comportamiento. Usted  todavía no ha encontrado a alguien que pueda hacer su vida más feliz.

¿Y no hay algún espacio para el amor en toda esta discusión?

G. B.: Por supuesto, en muchos matrimonios hay un elemento de amor, de afecto. Yo no creo que haya simplemente una relación de negocios. Hay amor, algunas veces odio. Hay culpabilidad, obligación, y esas cosas entran al matrimonio, pero al mismo tiempo hay transacción porque las personas hacen diferentes cosas que son parte de un negocio. En todo caso, ¿se trataría de una relación entre la felicidad y la economía?

G. B.: Es que el término economía es muy amplio. No es sólo dinero. Es también amor. Yo he hablado de cosas como el amor, la obligación. La compatibilidad sexual; todas estas cosas deben entrar dentro de la economía. Eso es lo que quiero recoger de la economía. Yo trato de expandir los límites de lo que es la economía no sólo de dinero, no sólo de dólares o centavos.

Pero a nivel mundial, sería muy difícil incluir todo esto en la economía.

G. B.: Claro, porque en el mundo la economía es más importante que el amor. Si el Perú realiza un intercambio comercial con un vecino, no lo va hacer por amor, sino porque está esperando mejorar su situación. Lo mismo que pasa en Estados Unidos. ¿Usted cree que nosotros firmamos acuerdos porque amamos a México y Canadá? No. Ellos tampoco lo hicieron porque nos aman. Nosotros lo hicimos porque pensamos que podíamos mejorar nuestro comercio con ese acuerdo. Y así, mucho de lo que se hace alrededor del mundo no es por amor. Parte del mundo es amor; dentro de la familia, por ejemplo. Adam Smith, el más famoso de los economistas, dijo en 1776 que en la mayoría del mundo usted no puede conseguir las cosas basado sobre el amor sino sobre la base de la creencia de que cada persona mejorará con el intercambio. Y en todo el mundo es así. No es por amor.

Entrevista al Premio Nobel de Economía 1992: Gary Becker y la Economía del Sentido Común.
Por: FERNÁNDEZ-BACA, Jorge.
Revista de Derecho Themis. N°25, pg. 50.