Gerald P. O’Driscoll revisa la historia de la banca central. Argumenta que una banca descentralizada es posible, pero alcanzarla será difícil. Bajo un régimen de dinero mercancía, los bancos centrales no son necesarias ni particularmente peligrosos, mientras que en un régimen de dinero fiduciario, los bancos centrales son capaces de ejercer una influencia sustancial sobre la política monetaria. La gestión monetaria de la Fed ha sido, en palabras de O’Driscoll, «nada envidiable.» Los gobiernos han llegado a depender de los bancos centrales para financiar los déficit y gastar más de lo que de otro modo podría. Para prescindir de los bancos centrales, sin embargo, primero tenemos que reducir el propio presupuesto federal, y esto no será una tarea fácil.
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Essays by Lawrence H. White, November 6; Scott Sumner, November 8; and Jerry L. Jordan, November 11.