Hoppe contra Hayek

Aproveché el tiempo extra que me dieron las fuertes restricciones a la actividad económica del 2020 para releer un clásico de Hayek, Camino de Servidumbre. Hace unas semanas, por invitación de la fundación Libertad y Progreso, hicimos una charla en YouTube acerca de este importante libro de la tradición liberal, tanto en la política como en la economía.

La charla, donde analizo los principales puntos dle libro, puede verse en este link:

Leyendo el libro recordé un tema, tratado en este mismo blog, que tenía que ver con una crítica de Hans Hermann-Hoppe, representante de una de las ramas más “radicalmente intolerantes” (sic.) de la escuela austriaca de economía, a Hayek. En dicha crítica, Hoppe sostiene que Hayek, así como Milton Friedman, no son en realidad verdaderos liberales. 

En sus palabras: “Friedman y Hayek son en realidad parte de la izquierda, por supuesto, no de la versión fuerte tradicional marxista de la izquierda, sino de la versión suave, social-demócrata, redistribucionista del socialismo.”

Hoppe sostiene su punto abordando algunos párrafos de sus obras políticas (Fundamentos de la Libertad y Derecho, Legislación y Libertad), pero cuando uno lee Camino de Servidumbre también puede encontrar fragmentos que sostengan la crítica de Hoppe. 

En el capítulo IX, Seguridad y Libertad, el austriaco diferencia dos tipos de “seguridades”. La primera es “la seguridad contra una privación material grave, la certidumbre de un determinado sustento mínimo para todos”, mientras que la segunda es la “de un determinado nivel de vida o de la posición que una persona o grupo disfruta en comparación con otros”.

Desde el punto de vista de Hayek, la primera seguridad podía intentar ser garantizada por el estado sin que esto signifique un peligro para las libertades individuales:

“No hay motivo para que una sociedad que ha alcanzado un nivel general de riqueza como el de la nuestra, no pueda garantizar a todos esa primera clase de seguridad sin poner en peligro la libertad general.”

Indudablemente, este nivel mínimo (que el propio Hayek reconoce que será problemático de definir) estará financiado con impuestos, por lo que necesariamente está aceptando un grado de redistribución. Pero la pregunta, para ir al tema central, es si esto lo convierte en un miembro de la rama “suave” del socialismo.

Una respuesta pragmática -es decir, no de fondo- puede ser mirar el nivel del gasto público de Argentina dividido por rubros y ver cuánto más o cuánto menos estado implica la propuesta de Hayek. 

De acuerdo con datos oficiales, en 2017 el gasto público total de Argentina se ubicó en 46,7% del PBI. De ese total, solo 1,78% fue destinado a “promoción y asistencia social”, lo que podríamos equiparar a esta “primera clase de seguridad”, a este gasto destinado a evitar “privaciones materiales graves”. No está defendiendo Hayek el gasto en subsidios económicos, que se llevaba 4,9% del PBI, o la previsión social, responsable del 11,9%, ni tampoco el gasto público en educación o salud tal como los conocemos en nuestro país (y que sumados alcanzaban el 13%).

O sea que si dejáramos un estado que solo se ocupara de la seguridad ciudadana, la defensa, y la administración general, y además le sumáramos el 1,78% para promoción y asistencia social, tendríamos un estado con un tamaño de 7,2% del PBI.

Cuando Juan Ramón Rallo escribió “Una Revolución Liberal para España” proponía un estado que costara 5% del PBI. Así, la propuesta de Hayek estaría mucho más cerca de ser una Revolución Liberal que de ser una versión suave del socialismo. 

En cualquier caso, es un tema para seguir explorando, y no es el único punto en donde las visiones de Hoppe y de Hayek van a colisionar.