En los últimos días ha surgido una extensa literatura en los medios acerca de las dificultades económicas que experimenta la Unión Europea, y el contaste con una recuperación americana. Insisten estos analistas, que la dicotomía encuentra sus causas en las distintas políticas económicas aplicadas. Del lado europeo, “el fundamentalismo fiscal alemán” con sus “ajustes a ultranza” para eliminar el déficit fiscal. Del lado americano, “políticas de demanda” que priorizan la creación de empleo y la recuperación de la actividad económica. Desde luego, estos analistas no hablan en el vacío, sino que se posicionan sobre la macroeconomía dominante, que en situaciones de crisis se apoya sobre la sombra de Keynes y su Teoría General, hoy encabezada por Paul Krugman.
Lo cierto, sin embargo, es que la salud de la economía americana, no es mejor que la europea. Si algo reconocemos los críticos de Keynes, es que las “políticas de demanda” tienen efectos positivos de corto plazo. Esto permitió a Obama reducir la tasa de desempleo por debajo del 8 % a pocos días de las elecciones, lo cual empujó a los votantes a confiarle un nuevo mandato. Pero difícilmente la economía americana pueda -con este tipo de políticas- devolver a los inversores la confianza que necesitan para emprender y crear empleo genuino. Si bien es cierto que a partir de julio de 2012 hubo un repunte de los mercados bursátiles, este perdió fuerza, lo que se complementa con retrocesos tanto en la actividad económica –en el último trimestre de 2012 se contrajo a sólo 0.1 %-, como en el empleo –que llegó al 7.9 % en enero de 2013.
La Unión Europea no está mejor. Pero esto no se debe a los “ajustes a ultranza”, sino a la ausencia de una reducción del déficit. Las cuentas públicas siguen mostrando deficiencias, lo cual impide que los mercados recuperen confianza e inviertan en el viejo continente. Lejos de reducir el déficit, lo que hace la Unión Europea es financiar el déficit de los 17 países del euro con dinero del banco central, aspecto que fue remarcado por un experto en asistir a gobiernos desde la autoridad monetaria, como Alan Greenspan. La consecuencia lógica entonces, es que la crisis siga su curso, pero ahora propagándose hacia los países centrales, como Francia y Alemania, el primero en recesión y el segundo con una desaceleración de la actividad económica.
El pronóstico para 2013 es realmente crítico para el mundo desarrollado, aunque atractivo para la región latinoamericana. Mientras la Reserva Federal y el Banco Central Europeo inunden los mercados con sus divisas –con tasas de interés entre 0 y 0.25%-, y mientras China haga lo propio por evitar sobrevaluar su moneda, los precios de los commodities seguirán alcanzando nuevos niveles récord, visualizándose en abultados superávit comerciales. Al mismo tiempo, los capitales seguirán acercándose a nuestra región a la espera de tasas de interés más elevadas en Estados Unidos. Esto es una oportunidad única de desarrollo que al momento Brasil, Chile, Perú, Colombia y Uruguay están aprovechando, mientras Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela desperdician.
Publicado originalmente en Economía para Todos (EPT), 18 de febrero de 2013.
Argentina hace años que se ha tranformado en un paìs que «espanta capitales» por sus politicas anticapitalista que en definitiva se traduce en una clara violaciòn de los principios de libertad ecnonomica y de expresiòn que consagra nuestra Constituciòn Nacional y por la que han jurado los actuales funcionarios
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Me inquieta la concepción de plazos en el análisis económico. Creo que abre muchas puertas a la justificación de políticas nocivas y es un perfecto incentivo para el sistema cortoplacista de muchos gobiernos. El análisis a corto plazo es únicamente un análisis miope. Considero éticamente correcto analizar todo desde un punto de vista de las consecuencias finales de los actos y ni siquiera abrir un dialogo a consecuencias parciales. Si tiro una piedra contra una ventana, puedo pasar horas analizando la velocidad en que viaja, la pendiente que tomará su ruta e incluso la cantidad de rotaciones que dará y estratégicamente podría omitir el inevitable desenlace de la ventana rota. Por supuesto que a corto plazo las variables se comportan de una forma, pero esto es irrelevante. Estudiar las acciones en términos de sus consecuencias finales debería ser la única forma, o es que al fin de las consecuencias «todos estamos muertos?» jeje
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Coincido Andrés! Pero esto queda para los teóricos y los analistas. En la política importa el corto plazo!
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Sobre las políticas de demanda, más que efectos positivos a corto plazo, yo diría que crean una falsa ilusión de recuperación, que luego se traducirá en una mayor recesión cuando se pasen los efectos del «estímulo».
Por ello, no creo que sea correcto decir que tienen un efecto positivo. Provocan provocan una mayor recesión posterior.
Un saludo
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Entiendo Mario! Es algo que he discutido con muchos otros austriacos también! Mi impresión es que hay mucha compatibilidad entre la fase de auge de la teoría austriaca del ciclo económico, y la explicación keynesiana del efecto de las políticas monetarias expansivas para el corto plazo. Incluso Krugman dijo alguna vez, que en el corto plazo, los austriacos son keynesianos! Y me parece que lo son. Pero lo que tu dices es totalmente cierto. Luego de un auge en el que se aceleró el crecimiento, y se crearon puestos de trabajo, viene el bust, con efectos nefastos para la economía.
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Ok D. Adrián, en lo de que «la fase de auge de la teoría austriaca del ciclo económico, y la explicación keynesiana del efecto de las políticas monetarias expansivas» pueden ser complementarias, estoy de acuerdo. Pero yo, personalmente, no diría que las distorsiones en la estructura productiva y financiera son positivas. Lo positivo sería que se depuraran las malas inversiones y que se produjese un crecimiento sontenido (creación de riqueza), no artificial (destrucción de riqueza).
Por cierto, más correcto sería decir que los keynesianos son austriacos corto placistas, que nosotros estábamos antes …
🙂
Un saludo
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Soy medio escéptico del efecto positivo de corto plazo. Se suele ridiculizar los efectos de la política Keynesiana con la de cava pozos y luego taparlos.
No veo diferencia de eficiencia económica entre literalmente pagarle a alguien para que cave y tape pozos que contratar a alguien para que haga un trabajo que visualmente no sea tan ridículo pero sea igual de ineficiente en términos económicos.
Es muy fácil corregir la estadísticas de desempleo de corto plazo. Paguemos un salario por mirar el techo y estadísticamente reducimos el desempleo. No por ello el efecto es positivo de corto plazo. Que al político le sirva para ganar votos es otro problema. El punto de Keynes es solucionar al economía, no ganar votos.
En la medida que la política Keynesiana debe interferir en el mercado de una u otra manera, se aleteran precios relativos y con ello la eficienca en la asignación de los factores de producción. Ese es el dilema central de estas políticas.
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