Es natural que, tras más de una década de alta inflación, reflote el tema de la dolarización. Los justificados temores de un potencial salto inflacionario y de una nueva crisis cambiaria dan renovado interés el tema.
Es curioso que, si bien con más de 100 casos de dolarización a lo largo y ancho de la historia económica, la discusión sobre la dolarización se base en argumentos especulativos.
Hay dos explicaciones que se repiten para sostener que la dolarización es una mala idea. El primero es que el país queda desprotegido ante potenciales shocks nominales externos. El segundo es que la dolarización deja de hacer falta si se hacen las reformas necesarias para que la dolarización funcione. Veamos cada uno de ellos.
Unas mínimas e incompletas reflexiones para no perder el tiempo: Para dolarizar, es necesario que toda la demanda de dinero(lo que la gentetiene encima o en el banco en pesos) sea sustituida por los dólares de libre disponibilidad que haya en el BCRA. Por lo tanto, restándo los encajes de los depósitos en dólares y el swap de monedas con China, y todo otro activo que no sea de libre disponibilidad. La cantidad de depósitos en pesos y de circulante en el público (la demanda de dinero) más el saldo de Leliqs y Lebacs que son dinero en pesos, dividido por las reservas de hoy requiere una devaluación que cubra la brecha y llegue a más del 400 % para poder dolarizar. Se necesita un dólar de cerca de $ 250 aproximadamente, pero no son cálculos exactos porque esto es solo un comentario. Además, para una dolarización no es suficiente cambiar la base monetaria por las reservas porque si los depositantes retiraran buena parte de sus depósitos, los bancos tendrían obligatoriamente que poder devolve a los depositantes el 100 % de su dinero en dólares, por lo que hay que convertir a divisas el 100 % de los depósitos y circulante en el público. Imposible de toda imposibilidad. Los bancos tendrían serios e iresolubles problemas en las circunstancias de hoy.
Al dolarizar el BCRA se queda sin reservas y el gobierno (el Tesoro) solo contaría con la recaudación impositiva para los gasto operativos (salud, educación, defensa, seguridad y los sueldos de los millones de políticos) , los intereses de la refinanciación y llegado el momento, el capital de la deuda refinanciada porque los mercados no la renovarían, tal como están las cosas hoy y como se proyectan.
Por lo tanto, dolarizar es un simple juego onanista mental académico: se cae de inmediato en default, no se podría pagar más que la cuarta parte de las jubilaciones y ayuda social o salarios del sector público (eso sería buenísimo pero…) y como hay un déficit primario de 6% del PBI la recaudación es insuficiente para pagar nada sin emitir porque los mercados no financian el faltante. Y Argentina no emite dólares. Además, el riesgo país sería estratosférico en una dolarización.
Eso en cuanto a los aspectos de la economía financiera. En la economía real, la de la producción una devaluación a $ 250 descoloca totalmente a la industria incipiente que tenemos porque el 42.5% de lo fabricado requiere importaciones con lo cual los precios en dólares (recordemos que no puede haber inflación si se dolariza) estarían 4 veces más por encima de los salarios en dólares, 5 veces por encima de las jubilaciones y ni hablar de cuantas veces por encima de la ayuda social. Venezuela sería un paraíso. Hay muchísimas razones adicionales, demasiadas para enumerar, todas negativas.
Pero todo onanismo mental académico acaba en la realidad: un gobierno populista dolarizando sería algo digno de Woody Allen.
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