En un post anterior, compartía algunas reflexiones sobre los 20 años de dolarización en Ecuador. En esta segunda parte expando sobre algunos puntos no incluídos en la anterior entrada. Sin ningún orden en particular …
El efecto «miopía» y el recambio generacional
«Voters mypia» se le dice al efecto por el cual el votante medio emite su voto sólo con memoria económica de corto plazo. El candidato que busca una reelección es evaluado por el desempeño económica de los últimos meses, no por un balance de toda su gestión. Esto genera un incentivo, en la medida de lo posible, a generar un ciclo económico-electoral.
Este concepto se suele aplicar a períodos presidenciales (unos cuatro años). Pero en este caso estamos hablando de 20 años. Esto quiere decir que la memoria de la crisis que llevó a la dolarización en Ecuador comienza a «desaparecer» pasando a ser parte de la imaginación y no de la experiencia vivida. Se suma a esto nuevas generaciones que no han vivido (o no tienen recuerdo) de la experiencia del Sucre.
Se corre el riesgo de caer en una «romantización» del Sucre y la política monetaria doméstica. Se cree, erróneamente, que los costos de la crisis del Sucre no fueron tan altos como de hecho lo fueron, o que se puede tener un banco central propio mejor al que efectivamente se puede aspirar. De allí que ciertas estrategias de actores políticos consisten en distorsionar hechos pasados que ya no pertenecen a la experiencia de vida de generaciones presentes.
Esto incrementa la probabilidad de que aparezcan demandas sociales para salirse de la dolarización ante problemas económicos que de hecho son menores a los del Sucre. De allí el énfasis que encontré durante mi visita en recordar lo costosa que fue la crisis del Sucre que llevó a la dolarización del país.
Modelos y teorías, ¿universales o contingentes?
Desde un punto de vista formal/teórico, se puede criticar la dolarización, es decir, el abandono de la política monetaria domestica, en base a modelos formales (matemáticos) y teoremas.
Sin embargo, las conclusiones de estos modelos y teoremas no son universales. Son contingentes a los supuestos del modelo. Como mencionaba en mi post anterior, uno de los supuestos implícitos de varios de estos modelos es un marco institucional que no corresponde al de la realidad de la mayoría de los países latinoamericanos. Especialmente en aquellos donde la dolarización es un tema de discusión. Dicho de otra manera, es difícil aplicar un modelo de política económica pensado para un marco institucional como el de Estados Unidos o Suiza a países de Latino América con distintas instituciones y por lo tanto incentivos distintos. En otras palabras, estos modelos deberían contemplar los problemas «Public Choice» del país al cual se van a aplicar.
Pero hay aún otra cuestión a tener en cuenta. Por un lado se puede pensar en términos de un modelo formal donde hay una moneda, pero en los casos de países con desequilibrios monetarios (inflación) hay dos monedas. Una en la que se realizan las transacciones locales y otra en la que se ahorra y se realizan las transacciones internacionales. La moneda local no es la unidad de cuenta de los agentes económicos del modelo.
Este es un error que eventualmente también se puede llevar a la práctica, como entiendo ocurrió en la gestión del BCRA durante el gobierno de Macri. La decisión de usar la tasa de interés como instrumento de política monetaria se hizo asumiendo que los agentes económicos comparaban la tasa de interés con la tasa de inflación (retornos reales en pesos). Sin embargo, en Argentina se piensa y ahorra en dólares. Por lo tanto, el cálculo relevantes es la tasa de interés versus la depreciación esperada (el famoso cálculo de carry-trade).
Mi referencia a los «modelos» es muy genérica, no me refiero a ninguno en particular. Esto es porque tampoco he visto (en mi experiencia) referencias puntuales a modelos para objetar la idea de dolarización. Lo que he percibido son referencias generales, la «teoría (modelos) dice que es una mala idea».
El (¿fetiche?) del shock externo
Es cierto que existen shocks externos. Es cierto que en el ideal un banco central local podría minimizar el efecto de estos shocks. Lo que no es cierto es que los shocks externos son el único problema a poner en la balanza de costo-beneficio de la dolarización. Por ejemplo, un «modelo» que asume al shock externo como el único problema a resolver con un banco central racional (ideal) asume lo que busca de demostrar. En este caso es «obvio» que la dolarización es una mala idea.
Existen otros problemas a tener en cuenta, como tener una inflación descontrolada a cambio de alguna política monetaria, probablemente ineficiente, respecto a shocks externos. O un impuesto inflacionario (que sin ser una «inflación descontrolada») en el neto sea más costoso que los «aleatorios» shocks externos.
Salirse de una dolarización para enfrentar shocks externos puede implicar un debilitamiento institucional que puede traer aparejados una serie de costos «indirectos» (más populismo, expropiaciones, inseguridad jurídica, etc). Como mencionaba en mi post anterior, me parece que a la dolarización hay que pensarla no sólo en términos de política monetaria, sino como una herramienta institucional.
También hay que tener en cuenta los costos arriba mencionados de tener dos monedas, lo cual implica mayores costos de transacción, riesgo cambiario, problemas de expectativas de devaluación, etc.
En resumen, nadie niega que los shocks externos pueden ser un problema para un país dolarizado, pero los mismos lejos están de ser el único problema que puede enfrentar un país que ha tenido que llegar al punto de dolarizarse. A modo de ejemplo, tanto Panamá como El Salvador se han recuperado de shocks externos de manera mas rápida que países vecinos afectados por el mismo shock.
Nicolás, como economista tengo una opinión ambivalente respecto de la dolarización. Si bien comparto las reflexiones, el problema central, es y seguirá siendo el desequilibrio fiscal. De nada sirve dolarizar sin que el gobierno central, provincias y municipios tengan ordenadas sus cuentas. Esta es la condición necesaria. La condición suficiente es que si se acepta el corset monetario que impone la dolarización para crecer se necesita bajar costos impositivos, estructurales, laborales, etc. Una especie de reformas de 2do grado. El problema argentino, es que la creatividad del peronismo no tiene límites cuando de gastar se trata. Su invención para salirse del corset y seguir gastando fueron las cuasimonedas. La historia argentina es bien clara. Solo se puede crecer y contener la inflación cuando hay equilibrios fiscales y de balanza comercial. Aunque no nos guste durante los primeros años K el presidente y el ministro de economía llevaban un control estricto de la caja. Es verdad que Lavagna se vio favorecido por tres factores: viento de cola, tipo de cambio elevado y no tuvo que pagar la deuda. Pero su mayor logro fue contener la caja. La experiencia de la convertibilidad en Argentina no ha sido muy exitosa: dejó un importante aumento de la deuda para financiar los desequilibrios fiscales. No se consiguió el superávit fiscal a pesar de cerrar empresas ineficientes, transferir obligaciones (educación) sin recursos a las provincias. La dolarización no es una panacea. Si se implementara habría dos monedas: el dólar y un papel fluctuante que usaría el Estado para pagar sus cuentas que no cubre con la recaudación en dólares. Puede que esta sea la solución?
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Federico,
Gracias por compartir tus reflexiones.
1) Por supuesto, la dolarización no es una panacea ni solución mágica. Lejos estoy de sostener esa postura (no obstante, veo esta critica todo el tiempo).
2) Fijate mi posta anterior donde distinto entre reformas institucionales necesarias para dolarizar y aquellas que ideales que hacen que la dolarización ya no sea necesaria. Alcanzar déficit fiscal no es suficiente, es necesario que el mismo sea robusto a nuevas manipulaciones políticas para monetizar nuevos déficits.
https://puntodevistaeconomico.com/2020/01/10/20-anos-de-dolarizacion-en-ecuador/
3) La dolarización no es suficiente, la duda es si el país está en una situación donde es necesaria. La discusión en Argentina la noto más superficial que la que hay en Ecuador.
Slds!
-NC
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