Argentina sufre de inconsistencia temporal

tiempoDejo el link de acceso a mi última columna en Infobae, la que también se puede leer abajo.

Es significativo el número de economistas que han llamado la atención acerca del cortoplacismo de las políticas económicas que se vienen aplicando en la Argentina, y la preocupación que se abre en el entorno político y económico para el mediano y largo plazo. Técnicamente, podemos definir este problema como inconsistencia temporal. En la política y en la economía, se trata de aquella situación en la que el gobierno tiene incentivos para abandonar un plan óptimo de largo plazo, reoptimizando constantemente sus políticas. Como su nombre lo indica, cada reoptimización es óptima en cada momento del tiempo, pero no lo son desde el punto de vista del plan original a largo plazo, y por lo tanto, dan lugar a resultados subóptimos o inferiores. De esta manera, la ausencia de una política de largo plazo y el interés del gobierno por ir reoptimizando sus políticas por períodos cortos de tiempo conduce a la Argentina a empeorar su situación de largo plazo.

Para ilustrar lo que estamos diciendo en términos más sencillos, podemos recordar aquella historia de Homero, el poeta de la Antigua Grecia, sobre Ulises y las sirenas. Ulises había escuchado que las sirenas seducían a los marineros de las embarcaciones con sus cantos para matarlos después. Si analizáramos la situación, el plan óptimo de los marineros sería navegar cerca de las sirenas, escuchar su bello canto, pero alejarse lo suficientemente pronto para evitar la muerte. Pero dado que Ulises conocía el fin de la historia, se da cuenta que ex-ante la política óptima sufre de inconsistencia temporal. Ulises encuentra una solución al problema. Pide a sus compañeros que lo aten a un mástil, y que no importa lo que suceda, cualquier orden posterior sea ignorada. Si bien no es óptima, porque se perderá el bello canto de las sirenas, esta solución le permitirá a los tripulantes mantenerse alejados del peligro, salvando su nave y su tripulación.

Cuando la embarcación pasó frente a las sirenas, efectivamente Ulises exigió a sus hombres que lo soltaran y llevaran la embarcación hacia ellas. Pero sus hombres respetaron el plan original, ignoraron la orden y salvaron sus vidas, la de Ulises y la embarcación.

La moraleja de esta historia para la política económica argentina es clara. Se necesitan reglas que impidan al gobierno verse seducido por el canto del pueblo.

El pensador clásico John Stuart Mill señaló que “la voluntad del pueblo no necesita control si es el pueblo el que decide”. Sin
embargo, Friedrich Hayek, premio Nobel de Economía de 1974, advirtió el error de aquella afirmación. Hayek comprendió muy claramente que en la actualidad la voluntad de la mayoría ya no determina lo que el gobierno hace, sino que el gobierno se ve forzado a satisfacer todo tipo de intereses especiales para lograr la mayoría. James M. Buchanan agregó más tarde que dado que los beneficios se concentran en pequeños grupos y los costos se dispersan en un gran número de personas, los primeros tienen incentivos para reclamar el beneficio de ciertas partidas presupuestarias, pero los segundos no tienen incentivos para invertir tiempo en oponerse.

Argentina necesita instituciones. Necesita reglas. Necesita de una Constitución Nacional que determine ex-ante lo que el gobierno puede o no puede hacer. De otro modo, la embarcación volverá a estrellarse.

7 comentarios en “Argentina sufre de inconsistencia temporal

  1. De acuerdo, pero falta algo. Para que las reglas y las instituciones funcionen se requiere la correspondiente voluntad de la gente. Si se carece de eso no hay reglas que valgan. ¿Que hacer entonces? Hay que recuperar los valores espirituales y para esto debemos educarnos.
    Constitución ya tenemos, basta con que se cumpla. Instituciones, que no son otra cosa que conductas, tambien tenemos pero lamentablemente muchas son perversas. No hay política económica que valga si no recuperamos el espíritu. Si recuperamos el buen espíritu lo demás vendrá por añadidura.

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      • Me alegra que coincidamos. Con un lenguaje mas tecnocratico, pero que no me gusta demasiado, podemos decir que hay que invertir mas y mejor en capital humano. Hay economistas como Alieto Guadagni que estudia desde hace un tiempo las relaciones entre economía y educación. Los Chinos mandan decenas de miles de estudiantes a perfeccionarse a Estados Unidos. Hay que hacer conciencia de la enorme importancia de este tema para nuestro desarrollo cultural necesario tanto a corto como a largo plazo.

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  2. «Hay que invertir más y mejor en capital humano»… ahí podemos disentir. Si te referís a que el gobierno debe destinar dinero del contribuyente para esto, no puedo estar de acuerdo. Si te referís a que cada individuo debe invertir su tiempo y su capital en su propia formación intelectual, entonces coincido.

    Hace un tiempo mencionamos en este blog una nota de Alieto Guadagni en La Nación [https://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2013/02/09/estadisticas-sobre-la-educacion-universitaria-argentina/].

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    • No me parece que estemos en desacuerdo. Creo que cada persona, a partir de cierto punto, debe cultivarse mayormente por sí misma, pero hasta llegar a ese punto necesita mucho de los demás. Pienso que en el siglo XIX nuestro país se desarrollo, entre otras cosas, porque tuvo una política educativa que llego a los sectores mas necesitados. No creo que hoy el estado debiera estar haciendo algo distinto en los niveles mas pobres. Si la población es facilmente engañada por los politicastros por sus carencias educativas, votará para facilitar su propia indigencia. Si ocurre esto el liberalismo será solo un pasatiempo intelectual de unos pocos en lugar de ser uno de los fundamentos de una sociedad mejor.

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      • Estamos de acuerdo en el diagnóstico. Pero no tengo claro si estamos de acuerdo en la solución. En síntesis, tengo muchos reparos en aceptar que el Estado pueda contribuir (o haya contribuido en el siglo XIX) a mejorar la educación.

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  3. Bueno. Hasta aquí llegamos. Para mí fue positivo el intercambio de puntos de vista. Por mi parte considero razonable pensar que la educación pública motorizada por Sarmiento fue positiva, aunque como todo lo humano podría haber sido, seguramente, aun mejor. Lamentablemente este no es el caso actual. Descarrilamos.

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