NUEVO FEDERALISMO FISCAL – Por Jorge C. Avila (2002)

Este artículo está basado en el libro Propuesta de Federalismo Fiscal (Consejo Empresario Argentino, noviembre de 2000). El libro fue escrito por Jorge Avila, con la colaboración de Enrique Bulit Goñi, Oscar Libonatti, Horacio Piffano y Mario Salinardi, y la asistencia de Ramiro Moya.

Los dos grandes intentos de estabilización del último cuarto de siglo, la tablita y la convertibilidad, terminaron en tragedia. En ambos casos, el gasto público fue la causa más importante de la devaluación. Para desafiar el paso del tiempo y sobrevivir, el tercer intento exigirá la aplicación de una regla de déficit cero, circunstancia que supone una reforma del Estado. Ahora bien, ¿qué es el Estado? En los grandes números, el Estado a reformar es la suma de las erogaciones de provincias y municipios, o gasto público subnacional. El gasto subnacional representa nada menos que el 75% del gasto público ‘racionalizable’, concepto que surge de la diferencia entre el gasto público total del país y los gastos en jubilaciones e intereses de la deuda. La pregunta es cómo se hace la reforma en un país federal. Muchos observadores han propuesto que el país se regionalice; en otras palabras, que dos, tres o cuatro provincias chicas fusionen partes de sus respectivas administraciones a fin de reducir sus costos de funcionamiento. No comparto esta visión del problema. Además de voluntarista, es miope desde el punto de vista fiscal y en cuanto al desarrollo de las democracias provinciales. La regionalización es una buena idea en la medida en que sea espontánea e indirecta; es decir, en la medida en que surja como consecuencia de las exigencias presupuestarias que cada provincia enfrentaría en un escenario de completa descentralización impositiva.

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