El Gasto Público “en dólares” y su relevancia para la economía argentina – Joaquín Cottani

Informe de Coyuntura del IERAL – 17 de Abril de 2019

En un trabajo de IERAL publicado a mediados de los ́80 se encontró que, para el período 1961-83, cada vez que el gasto público en dólares superaba determinado nivel, tarde o temprano había un ajuste que incluía una fuerte devaluación y devolvía el gasto en dólares a su nivel original. La explicación a este fenómeno tiene que ver con el hecho que un nivel de gasto público en dólares significativa y persistentemente mayor que el de “equilibrio”, implicaba una carga fiscal y financiera insoportable para las firmas que competían con bienes y servicios producidos en el exterior, situación que derivaba en una crisis fiscal y cambiaria.

•Actualizando aquel trabajo para el período 1997- 2019, se encuentra que, efectivamente, hay un nivel de resistencia del gasto público en dólares en torno a los 200 mil millones de dólares, indicando sobrevaluación del peso para todo el período que va de 2011 a 2017, pero no para el tramo entre 1999 y 2001. Un análisis análogo, pero utilizando la canasta de monedas, en lugar de exclusivamente el dólar estadounidense, no cambia las conclusiones para 2011-17, pero confirma que para el 1999-2001 hubo una importante apreciación del peso (por la incidencia del real brasileño)

•Las mediciones tradicionales de tipo de cambio real utilizan a la inflación de precios al consumidor como deflactor. Si, en cambio, se mide la trayectoria del tipo de cambio real utilizando al gasto público como deflactor, se tiene que el pico de sobrevaluación del peso se alcanzó en 2015, y esto se explica por el hecho que el Gasto Público Consolidado como porcentaje del PIB pasó de 26,6 % en 2004 a nada menos que 46,5 % en 2016

•En los niveles actuales, el tipo de cambio real deflactado por el gasto público se encontraría en una zona de equilibrio. Sin embargo, debido a que la carga fiscal sobre el conjunto de la economía es apenas inferior a la de 2015, la contrapartida es una mayor presión sobre el sector de no transables, especialmente el formal. Como, a su vez, el sector de no transables es el que más pondera en el empleo total, con este “equilibrio” cambiario la economía tiene menos capacidad de generar empleos y los salarios quedan en un nivel más bajo, lo cual tiende a afectar el clima social

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