Populismo con moneda propia versus populismo dolarizado

inflacion-venezuela-ecuadorCompartimos una breve reflexión de Juan Carlos Hidalgo en Libremente, el blog de ElCato.org

Claramente Argentina juega aquí el mismo rol que Venezuela.

Tanto Venezuela como Ecuador tienen gobiernos populistas de izquierda que se han beneficiado tremendamente de ingresos sin precedentes por la venta de petróleo. Ambos gobiernos aprovecharon esos ingresos extraordinarios para aumentar considerablemente el gasto público. Sin embargo, hay una diferencia crítica entre estos países: mientras que Venezuela tiene su propia moneda (el llamado “Bolívar fuerte”), Ecuador adoptó el dólar de EE.UU. como su moneda oficial en el 2000. Eso significa que, sin importar qué tan irresponsable sea la política fiscal del gobierno ecuatoriano, este no puede imprimir dinero para financiar su gasto.

El resultado: Venezuela tiene la tasa de inflación más alta en América Latina mientras que Ecuador tiene una de las tasas más bajas en la región.

4 comentarios en “Populismo con moneda propia versus populismo dolarizado

  1. aquí en Panama llevamos mas de 100 años con el mismo sistema, dolarizado y sin banca central, y , en ese tiempo, hemos tenido toda una colección de gobiernos populistas, el actual uno de los peores, y nuestra inflación ha sido y es solo la inflación de dolar. En panama, como estoy seguro que en Ecuador, el populismo trabaja a traves de la capacidad de apalancamiento, endeudamiento, del gobierno. O sea, estamos, nuestros populistas, totalmente expuestos a la expansión o reducción del credito internacional. Ultimamente, el crédito se ha hecho muy barato por lo tanto, el populismo ha crecido. Pero como dice el dicho, a todo puerco le llega su San Martin. Otra cosa, la gente no es boba, en Panama , como en Ecuadore, el populista sera rapidamente impopular si siquiera menciona el tema de tener moneda propia, la gente sabe lo que vale.

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  2. Ecuador al no tener moneda propia, se evita el problema de tener una inflación elevada, pero los ajustes macroeconómicos que tendrá que soportar los próximos meses por la crisis internacional van hacer mayores por el lado del sector real, al no tener a un tipo de cambio que le puede servir como absolvedor de shocks. La variabilidad del producto será alta. En el año 2009 tuvieron que «cerrar» la economía. Es probable que el proceso de ajuste sea mas largo en el Ecuador que el resto de los países de la Alianza del Pacífico. Menos mal que Ecuador al no tener moneda propia, se haya auto impuesto una regla muy fuerte, al cual la ciudadanía la cuida, por que siente el beneficio. En cambio en Venezuela es un populismo-cubano-chavista, las reglas no sirven solamente la discrecionalidad, por lo tanto la incertidumbre y el riesgo campea. Sería bueno que Maduro, se imponga una regla como «LA META DEL SUPERÁVIT FISCAL» que tiene Chile, las cosas cambiarían radicalmente.

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  3. Consideran beneficioso renunciar a la política monetaria? Mientras todos los países de América Latina devalúan su moneda para exportar Ecuador no lo puede hacer.
    Consulta: Que gobierno populista no llega al poder? Si el pueblo es el que escoge el presidente.

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    • Los países latinoamericanos en general tienen un historial inflacionario importante. Por ello, me parece que lo mejor es establecer una regla o incluso la dolarización para privarlos del «abuso» de la política monetaria para financiar los déficit públicos. Las devaluaciones competitivas en general han probado ser una mala herramienta de largo plazo, aunque en este caso, si Estados Unidos debilita su propia moneda, no hace falta que Ecuador haga lo mismo, porque sus exportaciones se beneficiarían de esa misma política al adoptar el dólar como moneda. Si la política se endurece, en cambio, puede aparecer una reducción de exportaciones de corto plazo, pero también habrá una mayor atracción de capitales producto de la dolarización. El problema de Ecuador, en cualquier caso, no es la dolarización, sino la política económica populista que aplica Correa. En el mismo sentido, la convertibilidad no fue el problema de la Argentina en la década de 1990, sino el recurrente déficit público consolidado que acumuló el país y su consecuente endeudamiento que tarde o temprano debía terminar.

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