El ex-presidente Macri escribió un libro, Primer Tiempo. Las noticias de los últimos días, sin embargo, no fueron en torno al contenido del libro, sino a la polémica desatada porque algunas librerías se han negado a vender el libro. Varios días después, la polémica continúa, incluso con notas al respecto en los medios. Las sueltas acusaciones de censura y pedidos de boicot no se hicieron esperar.
Negarse a vender un best seller puede ser racional
Parece ser que una ideología K (anti-Macri) lleva a ciertos libreros a cometer un error: No vender un best seller. Sin embargo, es posible que la decisión sea racional e incluso hasta la correcta desde un punto de vista comercial.
Las librerías que se han negado a vender el libro de Macri son típicamente pequeñas con una clientela particular. No son cadenas nacionales que ofrecen libros a la población en general. Son, si se quiere, librerías especializadas en «literatura K». El típico cliente interesado en comprar el libro de Macri no va estas librerías. Por lo tanto no se pierde una gran cantidad de ventas por no ofrecer el libro de Macri. Por el otro lado, al ofrecer el libro de Macri, el negocio puede perder clientes fieles que deciden dejar de comprar en esta librería por traición a la causa (renunciar a los ideales K a cambio de mayores ingresos, nada menos que vendiendo a Macri) Los clientes son distintos. El cliente K es «repetido». El cliente Macri es aleatorio de única interacción. El librero K tiene más que perder poniendo a Macri en su vitrina que rechazando vender el libro. Anunciar públicamente que en «esta librería no se vende el libro de Macri se puede entender como una estrategia comercial dirigida a la clientela K.
En resumen, negarse a vender un best seller no es necesariamente un error por ceguera ideológica. Es una decisión racional de («pequeñas») librerías con una clientela particular y muy comprometida con ciertos ideales.
Censura y boicot
Se ha hablado muy rápido, me parece, de censura. En un sentido amplio, se puede tender censura como supresión de contenido por motivos ideológicos, políticos, etc. En este caso, la censura no es, a priori, ni mala ni buena. En este sentido, también, censura hay todo el tiempo en todo lugar. Por ejemplo, en la televisión hay contenido que se «censura» dentro del horario de protección al menor. ¿Es esto a priori malo?
Sin embargo, se habla de censura como algo necesariamente malo en el caso del libro de Macri. Los libreros, sin embargo, no están ni (1) cambiando el contenido del libro ni (2) evitando que el libro se venda en otras librerías o plataformas (como Mercado Libre). Ninguna librería tiene la obligación de vender el libro de Macri ni de cualquier autor (mi libro sobre la economía Argentina no está en ninguna librería, posiblemente por buenas razones comerciales, jamás se me ha ocurrido pensar en términos de censura). En cualquier librería, son más los libros que se han escrito y no se venden que los que sí se venden.
Macri o quien sea es libre de escribir un libro e intentar publicarlo. ¿Se puede hablar de censura cuando hoy día existen tantas opciones de self-publishing? Cada librería es libre de vender o no Primer Tiempo siguiendo sus propias estrategias comerciales, estemos o no de acuerdo con ellas.
No estoy de acuerdo con varias expresiones de ciertas librerías respecto al libro de Macri. Creo que una librería hizo el «chiste» de hablar en términos de quemar libros de Sarlo. Recuerdo a un Decano de una prestigiosa universidad Argentina en Twitter diciendo que quemaría los libros de Ayn Rand. Ambas expresiones me parecen erradas y cargadas de intolerancias (y quizás hasta de cierta soberbia). No me parece comparable, sin embargo, expresiones poco felices como la de quema de libros con la decisión de no vender un libro. Son expresiones que en el fondo muestran hasta donde llegan los problemas culturales en Argentina.
También me parece criticable (que no es lo mismo que un pedido de censura) cuando figuras de la política, especialmente de Cambiemos, piden públicamente el listado de las librerías que se niegan a vender el libro de Macri (es decir, del «Jefe») para que «no les compremos nunca más.»
Si aplicamos la misma soltura a la acusación de censura, entonces esto es un pedido de boicot de una figura pública y política a contribuyentes del sector privado. Es la dirigencia política quien tiene mayor responsabilidad en mover la vara cultural del país.
Tal vez estos libreros ratones no perdieron nada no queriendo vender el libro de Macri, y hasta los habría perjudicado exhibirlo en sus vidrieras. Eso es racional, lo acepto. Pero ha sido irracional hacerlo público, porque esa actitud estridente ha resultado una eficaz promoción del libro. Fue una decisión tan marcada de intolerancia que hasta los más desinteresados hablan de ese libro que los libreros zurdos no quieren vender. Desde el punto de vista ideológico lo racional habría sido la indiferencia, no tener ejemplares del libro, no venderlo, o tener algún ejemplar escondido por si aparece un comprador distraído que lo pide, pero no haberlo dicho públicamente. Eso es irracionaL La editorial Planeta y otros libreros, agradecidos.
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