NO BASTA CON SER UN BUEN CIUDADANO. LOS LIBERALES DEBEN ESTAR EN EL CONGRESO.

Si viviéramos en Hayeklandia, donde la política “está bajada de su pedestal” (LLL, III), entonces el espacio de lo público ocuparía un lugar de poca importancia en nuestras vidas y podríamos dejar el poder a quienes tengan una especial vocación por el servicio público. El poder sería tan limitado, sus funciones tan pocas y sus salarios tan bajos, que verdaderamente estarían allí los más estoicos de los ciudadanos. En 1988 me asombró ver a varios ciudadanos del Estado de Pensilvania que no sabían quién era el gobernador, no les importaba y, lo mejor del caso, no necesitaban saberlo. Ahora, como es obvio, las circunstancias cambiaron. De quién sea el gobernador depende que puedan salir de su casa, ir a las iglesias, tomar un café……………….

Por ende todo ha cambiado. La diferencia es que, si los anfi-federalistas NO tienen razón, podríamos decir que los EEUU comenzaron bien. Nosotros, nunca.

La tarea de limitar de vuelta el poder es ciclópea y casi imposible. Porque los poderes políticos se han ido transformando (a medida que la demanda cultural por el estatismo fue en aumento) en diversos aguantaderos de mafiosos y asesinos, y el sobre-dimensionamiento de sus poderes, la ley de partidos políticos y las listas sábanas constituyen un conjunto de incentivos perversos para que los peores lleguen al poderPor eso se produce la tremenda injusticia de que el destino de nuestras vidas se encuentre en manos de criminales impresentables pero que son “honorables” diputados, senadores, presidentes, vices, ministros y hasta jueces. Sí, hay mucha gente buena en la Argentina, pero esa gente no tiene el menor incentivo para participar en la faz agonal de la política y juntarse con esos bestias.

Pero hay que hacerlo, no queda otra, porque el sistema sólo puede reformarse desde dentro. Lo que queda es la disolución total, la guerra, la revolución, métodos que tienen su propia lógica interna hacia el totalitarismo (la llamada Revolución norteamericana fue un cambio de personas, no de régimen político).

Las fundaciones y los think tanks son muy importantes pero NO suficientes. NO tienen el poder para limitar al poder, punto. La teoría de los círculos que se van expandiendo, de Hayek, tiene sus fallas. Las masas se manejan emocionalmente y no pueden escuchar lo que sus racionales discursos dicen. Los políticos, por ende, nunca olfatean un cambio porque las fundaciones vayan aumentando, sino que olfatean las contradicciones y pasiones de las masas. Excepto que sea un estadista, casualidad de la que no podemos depender.

Las fundaciones, por lo demás, además de tener sus propias internas entre los cuatro gatos locos que las integran, tienen (sin contradicción con lo anterior) problemas graves de fund rising y, en el mejor de los casos (cuando NO hay peleas internas y cuando el fund rising va bien) los que asisten a sus cursos y a sus universities no son héroes que van a minar su prestigio y sus oportunidades laborales hablando todo el día de Mises y Hayek. No, hay muy buenos puestos, por millones de dólares, en corporaciones y organismos internacionales en los cuales hay que portarse bien y no citar a autores que pongan en evidencia sus chanchullos. Muy lindo el curso sobre Mises que hace mucha gente a los 20 años. Pero luego pasó. Qué lindo recuerdo. Pero no entra en la entrevista laboral. Y no estoy criticando a nadie. Las sociedades humanas tienen incentivos, no tiene héroes, y cuando los tienen se encargan bien de destrozarlos.

El único modo de cambiar a corto plazo las cosas es que todos los liberales y conservadores del país se unan en una sola lista para diputados y que entren en la Congreso. Muchos de ellos ya llegan a los medios. Es el momento. Una vez en ella, lo que tiene que hacer es: a) bajarse el sueldo a la mitad; b) NO contratar asesores pagos; c) instalar temas, d) presentar proyectos para derogar legislación, nunca crearla; e) escribir ellos mismos sus propios discursos; f) con todo lo cual recién podrán comenzar a ser el cambio cultural que masas desilusionadas con los políticos habituales puedan comenzar a escuchar.

Fíjense en el ejemplo de Ron Paul: «… un ejemplo de cómo probar otras estrategias nos los ha ofrecido Ron Paul quien, sin dar un paso atrás, manteniendo inmaculados sus principios se subió al ring como miembro del congreso, e inclusive, como precandidato a la presidencia dentro del partido republicano. Desde esa trinchera pudo darle más fuerza a su mensaje y, sobre todo, con su ejemplo enseñarnos que debemos participar en política porque es la forma más potente de provocar cambios, pero siempre manteniendo el supremo objetivo que sean de acuerdo a nuestra filosofía. Y, más importante, la participación en el congreso le proporcionó una tribuna para convertirse en la consciencia de la nación. «

(Ricardo Valenzuela, en https://refugiolibertariol.blogspot.com/2020/10/tiene-futuro-el-liberalismo-en-mexico-i.html?fbclid=IwAR2C1aVdYt2eMr4EdtZf8fNpnFbzrz4pceTQ9rYt7AxtJIm7a1S4QCDd8DU)

Por lo demás, ni se les ocurra presentar candidatos a presidente, desde luego, actualmente es imposible superar el voto cautivo del peronismo y otros partidos (dos más como mucho).

Presentarse como candidato en listas de los partidos dominantes NO es contra la ética SI es que luego se tienen los riñones para resistir las amenazas de muerte de las mafias que intentaron engañar. Es como ser agente encubierto.

Pero, ¿están los liberales y conservadores argentinos a la altura de esta circunstancia histórica?

Lo dudo. Yo no soy como santo Tomás Apóstol, que no creyó hasta que no puso los dedos en las llagas. Pero en política, sí. Hasta que no lo veo, no lo creo.