Este nuevo trabajo de Peter Boettke nos ofrece numerosas lecciones para quienes
enseñamos economía. Por supuesto que aplica también a quienes quieran adentrarse en esta ciencia desde otro lugar, pero este prestigioso académico y docente vuelca aquí su experiencia, lo que personalmente valoro como un aporte a mi propio trabajo.
Comencemos con uno de los experimentos que ofrece ante sus alumnos al preguntarles: ¿qué tendría un impacto mayor, que todos los economistas se declaren en huelga, o que lo hagan los que recogen la basura? Seguramente la mayoría optará por estos últimos. Si quienes recogen la basura no trabajan, la ciudad quedará sucia; pero la huelga de economistas no afecta la economía. Hay economía, sin economistas. La economía no se detiene por más que paren los economistas. Los economistas estudiamos la economía, pero no somos la economía.
La lección no es menor cuando uno profundiza en este libro la crítica a la ingeniería social en la que participan la mayoría de nuestros colegas, y el llamado a recuperar nuestra profesión como filósofos humildes.
Boettke desarrolla en este libro una mirada filosófica de la economía, presentándola de manera apasionada como una forma de entender el mundo, una forma de vivir. Ahí surge precisamente el título del libro: “Viviendo la Economía”. Y es que fracasamos muchos docentes en nuestro intento de impartir cursos de economía como una disciplina que apasiona al intelecto e ilumina el mundo. La economía es una disciplina seria que se ocupa de cuestiones vitales como la riqueza y la pobreza, la vida y la muerte; es, en definitiva, un marco para ver lo que está ahí frente a tus ojos, pero no puedes ver.
Seguir leyendo aquí.