La valoración individual es la piedra fundamental de la teoría económica. Pues, esencialmente, la economía no trata con cosas ni objetos materiales. La economía analiza los atributos lógicos y las consecuencias de la existencia de valoraciones individuales. “Las cosas” forman parte del análisis, evidentemente, pues no puede existir valoración sin las cosas que deben valorarse. Pero la esencia y la fuerza motriz de las acciones humanas y, por lo tanto, de la economía de mercado humana, estarán compuestas por las valoraciones de los individuos. La acción es el resultado de la elección entre alternativas, y la elección refleja valores, es decir, preferencias individuales entre estas alternativas. Las valoraciones individuales constituyen el tema central de las teorías de la utilidad y el bienestar. La teoría de la utilidad analiza las leyes de los valores y las elecciones de un individuo; la teoría del bienestar considera la relación entre los valores de muchos individuos, y las posibilidades consecuentes de llegar a una conclusión científica respecto de la conveniencia “social” de varias alternativas.
En los últimos tiempos ambas teorías han estado pasando momentos extremadamente difíciles. La teoría de la utilidad corre velozmente en varias direcciones al mismo tiempo; la teoría del bienestar, luego de alcanzar gran popularidad entre los teóricos económicos, amenaza hundirse, estéril y abandonada, en el olvido.
La tesis de este trabajo se basa en el hecho de que ambas ramas relacionadas de la teoría económica pueden ser rescatadas y reconstruidas, utilizando como principio directivo de ambos campos el concepto de “preferencia demostrada”.
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