1. El derecho es un orden. En la acepción más pura, un orden de amor -un “ordo amoris”-, como diría San Agustín.
Su propósito es instaurar y asegurar una feliz convivencia.
Tiene unidad y universalidad. La unidad y universalidad que es propia del género humano, del medio en que se lo concibe y se lo acata.
Responde a una necesidad lógica y ética.
Trasunta una aspiración de paz, de temperancia, de justicia. En el fondo, es la razón al servicio de la virtud.
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