Mano Invisible y Teoría de Juegos: Primera Parte

En un post anterior (¿Es posible la mano invisible?, 1/11/21), propuse comenzar a considerar contribuciones recientes que llevan a demostrar nuevamente que así es. En este caso, va una primera parte sobre el desarrollo de la Teoría de los Juegos. En un post posterior veremos cómo ha evolucionado hacia el opuesto de su origen. Es decir, inicialmente el Dilema del Prisionero mostraba el fracaso de la cooperación voluntaria; luego la teoría llegará a demostrar su éxito. Pero comencemos:

El Dilema del prisionero presenta una situación bastante particular, en la cual dos presos se encuentran en celdas separadas, sin contacto entre sí. Enfrentan dos opciones: cooperar con el otro jugador para obtener un resultado medianamente positivo, o traicionarlo y obtener un resultado aún más favorable. La lógica de la búsqueda del interés personal, en particular en este caso de la maximización del resultado, los lleva a elegir la segunda opción y obtener un resultado peor que el de la cooperación o el de la traición unilateral. Al perseguir su mejor opción individual termina obteniendo el peor resultado total: La solución del dilema es un equilibrio de Nash, el resultado de que cada jugador persiga su mejor resultado individual. La búsqueda del interés personal se contrapone con el interés social. La mano invisible fracasa.

Gráfico 1

Si las valoraciones del Gráfico 1 se refieren a años de prisión y los individuos persiguen su interés personal, el orden de preferencias de A, con valores a la izquierda sería (TC, CC, TT, CT). También el de B, con valores a la derecha. Pero al seguir su primera preferencia (T), terminan los dos en TT. Podría interpretarse este dilema también como el “dilema de la naturaleza”, donde los participantes se plantean la alternativa de respetar el derecho de propiedad de los demás o no hacerlo y terminan en TT, donde la vida es “solitaria, pobre, desagradable, bruta y corta” (Thomas Hobbes).

La forma de resolver este dilema es estableciendo un “contrato social” para crear una agencia que detente el monopolio de la coerción y la utilice para castigar la no cooperación. Así, con un castigo a la traición, digamos, de 3 unidades, el dilema se transformaría, para quedar de esta forma

Gráfico 2

Ahora los incentivos se han modificado y el equilibrio de Nash es CC. La mano visible resuelve el problema de la cooperación social. Por cierto, queda pendiente el tema de cómo se va a asegurar el cumplimiento de ese contrato social, ya que también tiene una estructura del tipo dilema del prisionero, que lleva a los jugadores a traicionar, y que demandaría a su vez una agencia superior a los firmantes y la agencia disciplinante, y así sucesivamente (de Jasay, 1995).

El DP, por cierto, plantea una situación bastante limitada:

  • Los jugadores no tienen forma de comprometerse a seguir una determinada estrategia: esto es, no pueden amenazar o adquirir compromisos creíbles.
  • No hay forma de saber lo que hará el jugador contrario.
  • No hay forma de eliminar al otro jugador ni de abandonar la interacción entre ambos.
  • No se pueden modificar las recompensas del otro jugador.
  • Las condiciones del juego son tan estrictas que, aunque ambos sean inocentes, se sentirán motivados a confesarse culpables.

Por otro lado:

  • No es necesario que las recompensas de los jugadores sean comparables. Uno puede recibir la libertad si confiesa, mientras al otro puede ofrecérsele evitar la horca.
  • No es necesario que las recompensas sean simétricas: es decir, que ambos reciban no solamente el mismo tipo de recompensa, sino también la misma cantidad.
  • Las recompensas no tienen que medirse en una escala absoluta, sino en relación unas con otras.
  • La cooperación no siempre es un objetivo deseado (tal como la cooperación entre dos criminales, para no confesar). (Axelrod, 1984)

Luego veremos cómo se modifican las conductas cuando las decisiones son secuenciales, cuando los jugadores pueden dialogar entre sí, cuando pueden abandonar el juego, todas ellas más cercanas a relaciones sociales que tenemos a diario. Pero ha sido sobre todo importante, considerar las conductas en casos en que las interacciones fueran repetidas, es decir, no fueran solo juegos de una sola vez.

4 comentarios en “Mano Invisible y Teoría de Juegos: Primera Parte

  1. Muy interesante! Me pregunto: no hay un error en el gráfico? Por ejemplo, si ambos cooperan, en el gráfico 1, ¿por qué el Jugador A recibe 5 años de cárcel pero el jugador B recibe 0? Me parece que en ese casillero debería ir el resultado «1-1».

    O veo algo mal?

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