Liberales en la política

«Circo». Esa es la imagen que no poca gente tiene del liberalismo en la política en Argentina. El que alcanzó la fama como insultador serial. Serias dudas en los fondos de algún que otro partido liberal. Inexplicados cambios a último momento para poner en la lista a los «maridos de» (a cambio de qué, uno se pregunta inocentemente) con pronósticos sobre el tipo de cambio que parecen sacados de un tarot. Candidatos que de golpe aparecen en la lista para, a los pocos días, bajarse de golpe por «problemas de logística». ¿Estos problemas de logística se materializaron de golpe? Todo esto acompañado de peleas y chicanas públicas en las redes. ¿Se parece un poco a la izquierda, no? ¿Se entiende la imagen de «circo»?

El punto no es si la imagen de circo es justa para quienes tanto ponen en juego al entrar en el barro de la política. El punto es que esa es la imagen que existe en no poca gente. ¿No es toda la política argentina un circo acaso? Quiero ser claro. No estoy criticando a quienes entran en política o la decisión de entrar en política. Puedo tener diferencias en ideas y dudas sobre las estrategias elegidas en diversos candidatos liberales, pero esas diferencias no son una crítica a la decisión de entrar en política. Tengo algunas dudas sobre estrategias elegidas, pero no se a ciencia cierta si esas estrategias son o no las óptimas. Eso depende de restricciones que no conozco, y sólo quienes están en el barro del día a día de la política conocen. También hay que tener en cuenta que existe el error humano. Eso sí, la estrategia óptima también depende de cuál es el objetivo. ¿Es el objetivo de un nuevo movimiento político liberal de largo plazo, como puede ser sembrar principios liberales en la raíz de la política argentina y mostrar que se puede hacer política de otra manera? ¿O el verdadero objetivo es de corto plazo, maximizar votos a costa de comenzar a dejar de lado los principios que dieron origen a este movimiento?

Mi cuestionamiento no es a la decisión de entrar en política, mi cuestionamiento es al entrar a la política con la bandera del liberalismo. ¿Hace falta? No es novedad. En Argentina hay una muy negativa y distorsionada imagen del liberalismo (económico, social, etc.). ¿Contribuye a esta situación abanderarse en liberalismo para casi inevitablemente manchar esa bandera en la competencia de puñaladas por la espalda que es una campaña electoral en Argentina? Para evitar esa manchas hay que ser muy rígido con los principios de la bandera que se lleva, y mostrar con hechos que la palabra tiene peso de contrato y no se ignora por beneficios electorales de corto plazo. Hay que mostrar que la bandera pesa más que la política, y no dar lugar a ninguna duda sobre origen de fondos o desconocidos que caen como paracaidistas en listas que se prometió iban a ser elegidos de abajo hacia arriba.

Una vez que el barro político mancha, lo que se mancha es la bandera: Al final los liberales negocias cargos. Al final los liberales negocian y no hacen las reformas que defendían como al Santo Grial. Al final los liberales son políticos como cualquier otro. Etc…

En todo caso, lo que importa no es que un partido liberal gane las elecciones. Lo que importa es que las ideas liberales lleguen a la política, ya sea a través de un partido no abanderado en liberalismo o ya sea a través de candidatos en diversos partidos.

Una pregunta interesante es si hace falta entrar en política partidaria para hacer política. Ganar votos no es la única manera de influencia en política. Tampoco me parece claro que sea la forma más eficiente. Pero mi pregunta esta semana es si el abanderamiento liberal es o no una buena estrategia dado el alto riesgo que se corre de manchar aún más su imagen.

11 comentarios en “Liberales en la política

  1. Mm, el problema es que aunque los liberales entren en los partidos ya existentes, ¿cómo se llaman a sí mismos ante la opinión pública?

    Me gusta

  2. Buenas, creo que es un tema extremadamente delicado y sensible. Por mi parte veo bien que haya opciones liberales en política. También pienso que ninguna actitud particular puede llegar a dañar a «todo el liberalismo». Por último, en la política todas las ideas «se manchan» un poco.

    Me limito entonces a poner una mirada positiva sobre lo que está ocurriendo, copiando algo que dejé en mi muro de FB, que puede sumar a los lectores: «Intentando hacer un análisis desapasionado de las PASO, entiendo que los liberales deberíamos estar contentos. Hay dos opciones que representan el mismo cuerpo central de ideas. La diferencia es de estrategia. Una estrategia más «rupturista» y «antisistema», otra más «pragmática». La primera busca crear una fuerza propia para defender las ideas de la libertad en el Congreso. La segunda busca ingresar en una fuerza política ya establecida, pero con el mismo objetivo final.»

    Abz!

    Me gusta

    • Yo agrego la visión de Ricardo Rojas ayer en facebook: «…..Creo que ambos son excelentes candidatos, cada uno con sus particularidades que les dan fortalezas y debilidades complementarias (no se me ocurren muchos más que puedan ser mejores que esos dos en estos momentos). La gran lástima es que vayan por caminos distintos, porque se debilitarán mutuamente. Me parece que el gesto moral que debería primar en tiempos como este es respetar al que esté en el otro camino, porque en definitiva, aunque se prefiera a uno, el otro es muchísimo mejor que casi todo el resto del espectro. Yo decidí que a partir de ahora jamás me juntaré ni a tomar un café con gente que en estos días tilda de «valijero» a RLM o de «traidor» a Lacha o de «payaso» a Milei. El manómetro del fascismo liberal está a punto de explotar.»

      Me gusta

  3. Para mi mas alla de la formas, que en ciertos casos no comparto, creo que es
    positivo ver la cantidad de candidatos que se van sumando a distintas opciones electorales desde el centro a la derecha. Yo igual era mas partidario de una gran interna que incluya a todas las variantes vs la alternativa de ir separados.

    Me gusta

  4. Aclaro mi mensaje central «Mi cuestionamiento no es a la decisión de entrar en política, mi cuestionamiento es al entrar a la política con la bandera del liberalismo.»

    Me parece muy bien que liberales entren a politica o armen partidos. Nada en contra. Mi pregunta es, ¿es buena idea hacerlo con tanto abanderamiento? ¿Con un mensaje «nosotros somos los verdaderos representantes del liberalismo», etc.?

    No se si me estoy explicando.

    Me gusta

  5. Yo no veo mal que se presenten con banderas liberales, en particular si hay además diversidad, ya que vas a ver candidatos más duros o más componedores, más desafiantes o más tranquilos, en fin, habrá variedad. No veo que tengamos una ortodoxia que haya que defender, sino creo que es mejor que todo aquél que quiera tomar la bandera liberal lo haga, desde algún socialdemócrata que cree en las libertades políticas y los derechos humanos hasta un anarco capitalista.
    Tu preocupación es tal porque lo ves racionalmente, pero los votantes no deciden racionalmente. Una de las contribuciones fundacionales del Public Choice es la de la ignorancia racional, es decir, que es racional no estar informado en la política porque tu voto no va a decidir una elección. Ese tema es discutido, por supuesto, ya que si fuera así no se entiende cómo la gente va a votar si su voto no decide nada. Luego, habrán visto el libro de Caplan sobre el mito del votante racional donde sostiene que no es que sean ignorantes sino que adoptan las peores teorías sociales, es decir, serían irracionales.
    Respecto al papel de las emociones, y no la razón, en la política, también es muy bueno el libro de Jonathan Haidt, The Righteous Mind.
    Creo que los que discuten la discrecionalidad de las candidaturas o su financiamiento son un grupo muy pequeño. Todos los candidatos que ahora tenemos han hecho un gran esfuerzo para apelar a las emociones de la gente hablando sobre la clase política, el despilfarro público, las prebendas, etc. Espero que eso, más los resultados del populismo, tengan algún efecto.

    Me gusta

    • Muy buenos puntos Martín.

      Lo interesante es que lo vemos al revés. En el siguiente sentido. Justamente como el votante mediano tiene ignorancia racional, irracionalidad racional, etc., es que no espero que pueda racionalmente separar, digámosle, la doctrina liberal de la practica política.

      Todavía hoy hay que explicar que los 90 no fueron una panacea de libre mercado, por más que lleve 2 minutos de pensar con cuidado que se hizo y no se hizo en esa época.

      En fin. Me parecen muy bien todas las iniciativas. No tengo nada en contra de ellas o contra quienes están involucrados. Tengo la duda nomas, sobre el costo-beneficio del marketing político.

      No se qué pensará el resto de nuestros lectores.

      Me gusta

    • A todos: sobre el papel de las emociones en política, creo que los liberales debemos profundizar mucho más las explicaciones de las alienaciones que conducen al autoritarismo, sobre todo las de Freud (Psicología de las masas y análisis del yo; El malestar en la cultura); Fromm (El miedo a la libertad, El arte de amar) y Ortega, obviamente, en su clásico La rebelión de las masas, la lamentablemente única y permanente rebelión, no la del Atlas…………………….

      Me gusta

  6. Muy buen post Nicolás, y muy oportuno.

    A un nivel académico, me interesa discutir esta decisión racional de ser irracional. Me parece que ese individuo es racional.

    Pero en lo demás, me quedo con este párrafo del post:
    «¿Es el objetivo de un nuevo movimiento político liberal de largo plazo, como puede ser sembrar principios liberales en la raíz de la política argentina y mostrar que se puede hacer política de otra manera? ¿O el verdadero objetivo es de corto plazo, maximizar votos a costa de comenzar a dejar de lado los principios que dieron origen a este movimiento?»

    Mi preferencia sería que se construya un movimiento político liberal con foco en el largo plazo, mostrando que se puede hacer política de un modo diferente. Pienso que Ron Paul logró esto dentro del partido Republicano en EEUU, y que fue un modelo a seguir, aun cuando sus chances de ser electo fueron siempre mínimas.

    Veo liberales que aceptan que entrar en política implique «embarrarse», e implica jugar con las reglas de juego de la política argentina, donde «todo vale». Desde mi espacio, seguiré cuestionando esas reglas anti democráticas o anti republicanas, por más que esto sea un obstáculo para llegar al poder.

    Y pongo un ejemplo para tratar de ser más claro: Está mal que un partido político x compre votos, pero está bien que otro de orientación liberal lo haga? O en otros términos, si un partido político x compra votos, aquel de orientación liberal que quiera competir con aquel, deberá hacerlo también? Sugeriré siempre que no lo haga.

    Me gusta

    • Cabe reconocer que es muy difícil entrar a un partido, jugar al ajedrez político y ganar la partida siendo inmune a los incentivos perversos del sistema de partidos. No digo que sea imposible, pero hay que ser una combinación entre Menem y la Madre Teresa…………………..

      Me gusta

    • Coincido con Gabriel que es muy difícil. Y quizás por eso sea importante tener claro (para uno mismo y para los electores) cuál es el objetivo final.

      En otras palabras. ¿El objetivo final es usar al liberalismo para ganar elecciones, o el objetivo es hacer buena política para limpiar la imagen del liberalismo? Un arte con un equilibrio muy difícil de encontrar.

      Me gusta

Los comentarios están cerrados.