¿Qué proponen los Austriacos como alternativa al sistema monetario actual?

Los Austriacos han sido críticos de los bancos centrales y el nacionalismo monetario prácticamente desde su origen, sin embargo, no está claro qué proponen como alternativa. Muchos han hablado de un retorno al Patrón oro, sin embargo esto puede recibir diferentes alternativas.

Después de un largo proceso de selección de mercancías, en muchas partes del mundo el oro triunfó por sus características para jugar el rol de dinero. Al comienzo, se observó libertad para la emisión de billetes respaldados en oro, y sólo más tarde, por la voracidad fiscal de los gobiernos, tal posibilidad de emitir billetes fue monopolizado por los bancos centrales que siguieron respaldando los billetes en  oro. ¿A cuál de ambos sistemas se refieren quienes proponen un retorno al oro?

Las alternativas no concluyen allí. Jesús Huerta de Soto también defiende el oro, pero sostiene que debe ser acompañado de libertad de emisión por parte de bancos privados, al mismo tiempo que debe imponerse el 100 por cien de encaje para evitar que los bancos expandan el crédito con asientos contables.  ¿Acaso quienes defienden el oro se refieren a este tercer sistema?

Hayek por su parte luchó toda su vida contra el nacionalismo monetario, sin embargo, su sistema de competencia de monedas, no estaba respaldado en oro, sino en dinero fiat. Proponía eliminar el curso forzoso y  que la gente elija aquella moneda de su conveniencia, que mantenga mejor el poder adquisitivo. ¿Podemos decir entonces que los Austriacos defienden el retorno al Patrón oro?

Jesús Huerta de Soto acaba de publicar un artículo en el Mises Institute donde defiende el euro desde un punto de vista de la Escuela Austriaca de Economía. Su versión en español se encuentra disponible en Scribd:

«En defensa del euro: un enfoque austriaco (con una crítica a los errores del B.C.E. y al intervencionismo de Bruselas).»

¿Es el euro entonces lo que proponen los Austriacos? Por supueso que no. Huerta de Soto deja claro que su propuesta ideal está lejos del euro, aceptándolo sólo como una alternativa al «nacionalismo monetario» existente previo al euro, al que Hayek le dedicó tanta atención a partir de 1937.

Selgin por su parte se ha preocupado por ofrecer alguna alternativa más viable que el free banking y sugirió utilizar un patrón dólar. Eliminamos a la Fed y dejamos que los dólares ya impresos y que circulan por el mundo jueguen el rol que el oro jugaba antes de la primera Guerra Mundial. Otros bancos privados o públicos podrán emitir monedas propias en competencia pero respaldadas en el dólar, y será la competencia pero bajo reserva fraccionaria, la que permitirá ir ajustando la oferta de dinero a la demanda.

Lo que intento proponer hoy a los lectores es considerar las posibles reformas del sistema monetario y bancario que se han ofrecido en la literatura austriaca, de tal modo de debatir acerca de su conveniencia o viabilidad. El orden que ofrezco a continuación proviene primero de la historia bancaria, y luego de las propuestas que aun no han recibido aplicación.

Historia bancaria

1. Patrón oro y banca libre con reserva fraccionaria a lo White-Selgin -caso de Escocia y otros-

2. Patrón oro y Bancos Centrales como monopolistas de emisión -Inglaterra, Francia, Alemania, etc antes de 1913-

3. Pseudo Patrón oro -Idem 2, pero después de la Primera Guerra Mundial-

(En la literatura sobre historia bancaria también hay alternativas -no austriacas- para administrar el dinero: Discrecionalidad de la política monetaria a lo Keynes, Simon y el 100 por cien, Regla de Friedman, Regla de Taylor, Inflation Targeting, Dolarización, Euro, etc.)

Propuesta Austriacas aun no aplicadas

4. Competencia de monedas con dinero fiat a lo Hayek

5. Free banking con encaje 100 por cien a lo Rothbard y Huerta de Soto

6. Free banking con reserva fracionaria a lo Selgin (con Patrón dólar, pero sin Fed)

Resumiendo, los Austriacos proponen regresar a 1 y 2, o bien probar experiencias nuevas con 4, 5 ó 6. Esto me parece es un resumen de lo que hasta ahora se plantea en la literatura.

42 comentarios en “¿Qué proponen los Austriacos como alternativa al sistema monetario actual?

  1. Habría que agregar un reciente working paper de Selgin sobre monedas quasi-commodities (tipo Bitcoin).

    Sería un sistema de conversión similar a un free banking pero con algunas diferencias:
    1-. Respecto al patrón oro, no hay incertidumbre de cuándo y cuánto oro se va a «descubrir.» Se conoce de antemano cuál va a ser la oferta de quasi-commodities (si esta oferta no se comporta de manera apropiada puede llegar a ser problematico).

    2-. Es más barato que extraer y utilizar oro como reserva, es decir, libera recursos para usos alterantivos (uno de los argumentos para abandonar el oro y usar dinero fiat).

    3-. Quita discrecionalidad de política monetaria al no haber bancos centrales.

    Dejo el link al borrador: http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2000118

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  2. Pingback: ¿Qué proponen los Austriacos como alternativa al sistema monetario actual? « ESEADE

  3. El profesor Jesús Huerta de Soto ha propuesto la siguiente reforma del sistema bancario: 1) Total libertad de elección de moneda, 2) Completa libertad bancaria y 3) Aplicación a las normas y principios tradicionales del derecho particularmente al del encaje legal del 100% para los depósitos a la vista. Lo anterior a través de un proceso de transición a la reforma propuesta con una previa estrategia política en dos etapas paralelas, la primera educando al ciudadano de los beneficios que trae consigo la aplicación a mediano y largo plazo y por otro lado la aplicación en 5 etapas de evolución hacia los objetivos finales planteados. La etapa actual en la Comunidad Europea es la segunda defendida por el profesor Huerta de Soto y en la que ha iniciado un proceso de información para ver en el horizonte una tercera etapa con un Banco Central independiente proponiendo desde ya un crecimiento monetario del 2% y con coeficiente del 100%, y así paulatinamente hasta llegar a la tan apreciada quinta etapa donde tendríamos una total libertad bancaria, sin Banco Central, patrón único mundial, ausencia de expansión crediticia con crecimiento económico continuo y sostenido.

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    • Gracias Jesús por detallar la propuesta de reforma bancaria de Jesús Huerta de Soto. Para más detalle, lean el capítulo 9 de su libro «Dinero, crédito bancario y ciclos económicos». [http://www.jesushuertadesoto.com/libros_espanol/dinero/dinero.pdf]

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      • Adrian, de la lectura del capítulo 9 “Dinero, crédito bancario y ciclos económicos” me quedan unas dudas:

        En el Análisis de las ventajas del sistema propuesto ¿Está condicionado para que todos los países asuman el patrón oro puro?, ¿Qué pasaría si un país “X” asuma unilateralmente la propuesta y los demás países no?, de allí surgen más preguntas:
        El país “X” da total libertad de elección de moneda, ¿Cómo se establece el tipo de cambio inicial con el patrón oro puro? Me imagino que el cambio inicial es con la moneda nacional y de allí a sus diferentes cambios en otras monedas extranjeras, entonces ¿Cómo afecta esto la economía nacional del país “X”? ¿Cuál sería el cobro de arancel ideal para este caso? ¿Debe existir un órgano del Estado como por ejemplo una Superintendencia que vigile los tipos de cambios que se puedan dar y conocer en un momento dado los índices a que nos tienen acostumbrado, pero no interviniendo ni controlando? Para el caso de desastre natural ¿Esa Superintendencia sería la única autorizada para que cada vez que se de un desastre natural pueda expandir la moneda nacional y por ende crear inflación, previamente dándolo a conocer a sus ciudadanos que es por cuestiones humanitarias? Mejor todavía ¿Podría crearse a través de un impuesto un fondo especial nacional de ahorro para casos de esta naturaleza?
        Por otro lado:
        ¿Los Bancos de depósitos no podrían operar como prestamistas? ¿Los Bancos de Inversión operan con los ahorros de las personas naturales o jurídicas que colocan ese dinero “no a la vista” con previo conocimiento de que es para créditos a terceros, siendo el Banco el intermediario?

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  4. Lamentablemente hoy sólo tengo un minuto para responder. Pero en un sistema internacional de Patrón oro clásico desaparecen los tipos de cambio. ´La única moneda será el oro, y tendremos paridad entre cada billete y el oro. Cada emisor deberá decidir la paridad.
    El sistema que propone Huerta de Soto bajo el 100 por cien del coeficiente de reserva nunca se ha probado en la historia, asique no sabemos exactamente cómo funcionaría. A algunos preocupa precisamente la desaparición de préstamos a largo plazo. Si una persona quiere un crédito hipotecario a 30 años, ¿acaso debe esperar por un depósito a 30 años para calzarlos? Block diría que sí, pero Huerta de Soto diría que no. Para este último, los fondos de inversión resuelven el problema. Espero sirva.

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  5. Me encantó el artículo Adrián.

    Este comentario empecé a escribirlo como una serie de dudas, pero terminó siendo una serie de razonamientos libres que espero no cansen ni confundan a los lectores!!!.

    A partir de lo que planteas en el 6to enunciado:
    6. Free banking con reserva fraccionaria a lo Selgin (con Patrón dólar, pero sin Fed).

    A pesar de mi limitado conocimiento en teoría monetaria estoy convencido de que un sistema eficiente es aquel que fija la base monetaria a una unidad cuyo stock es invariable en el tiempo. Como ser un stock fijo de moneda que ya no se emite, por ejemplo el dinero del Zar de Rusia que fue utilizado durante los primeros años de la URSS.

    1. Por un lado si la base monetaria está completamente fija entonces el dinero debería deflacionarse en el tiempo. No por una política de disminución de la base monetaria ( contraria a la inflación ) sino por un proceso de crecimiento de la economía y de la población que haría el dinero un bien relativamente más escaso con el transcurrir del tiempo. La población vería que su salario en términos nominales bajar con el transcurso del tiempo. Este proceso tendría algún costo para la sociedad?.. Este proceso no genera una distorsión de precios similar a la emisión monetaria?.

    2. Supongo entonces que la autoridad monetaria debería cumplir la función de «fraccionar» la moneda en partes más pequeñas para que no exista una escasez de moneda en el mercado. Aquí podría aparecer la labor del entrepreneur.

    3. Si nos comprometemos a una base totalmente fija cuyo stock no varía en el tiempo. Aún así su valor podría variar en el tiempo?. Por ejemplo: el mercado del oro está compuesto de una oferta variable y una demanda variable. El mercado hipotético de un bien de stock fijo está sujeto a una oferta fija, pero a una demanda variable. Esto, creo yo, hace imposible en la práctica la existencia de una unidad de medida totalmente fija y estable en el tiempo!.

    Esto me lleva a pensar que aquí ocurre lo que los economistas austríacos siempre argumentaron. Es imposible encontrar un mercado totalmente estable en el tiempo, sin embargo esto no implica que la estabilidad sea una característica indeseable, y por ende, si nos sujetamos a las críticas austríacas, entonces la mayor estabilidad solo se alcanzará si se deja a los actores económicos actuar libremente!.

    Son muchas cosas en poco espacio, espero no haberlos confundido!.

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  6. Adrián ¿me podrías linkear el trabajo de Selgin al que hacés referencia en el artículo? Desde ya, gracias!!!!

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  7. Exacto! Acá el pdf del libro [http://files.libertyfund.org/files/2307/Selgin_1544_EBk_v6.0.pdf]

    En el capítulo 11 Selgin dice:

    How can this proposal be implemented, and how can it be combined with a plan for freezing the monetary base? A reasonable starting point would be to remove archaic and obviously unnecessary regulations such as statutory reserve requirements and restrictions on regional and nationwide branch banking. The majority of nations with developed banking industries have not suffered from their lack of such regulations, evidence that their elimination in the United States would not have grave consequences. In fact, branch banking has significant micro- and macroeconomic advantages over unit banking, and its absence is probably the most important single cause of the relatively frequent failure of U. S. banks. As for statutory reserve requirements, it has already been shown (in chapter 8) that they are impractical as instruments for reserve compensation. Apart from this, they serve no purpose other than to act as a kind of tax on bank liabilities. Furthermore, their existence interferes with banks’ ability to accommodate changes in the demand for inside money. If the monetary base is frozen this restrictive effect is absolute. On the other hand, elimination of statutory reserve requirements, unless it proceeds in very small steps, could open the door to a serious bout of inflation. A solution would be to sterilize
    existing required reserves the moment the requirements are removed. This could be done as follows: suppose the statutory reserve requirement is 20 percent. Presumably banks operate with reserves of, say, 25 percent—only the excess 5 percent are an actual source of liquidity to the banks. It could then be announced that after a certain date there will be no further rediscounts by the Federal Reserve Banks (thus encouraging banks to acquire adequate excess reserves). Then when the deadline arrives reserves held for statutory purposes could be converted to Treasury bills—a non-high-powered money obligation—and the statutory reserve requirements could at the same moment be eliminated.

    In addition to reserve requirements and restrictions on branch banking, restrictions on bank diversification such as the Glass-Steagall Act should also be repealed. This would allow banks to set up equity accounts, reducing their exposure to runs by depositors, and opening the way to the replacement of government deposit insurance by private alternatives.

    While these deregulations are in progress, Congress can proceed to restore to every commercial bank (whether national or state chartered) the right to issue its own redeemable demand notes (which might also bear an option-clause) unrestricted by bond-deposit requirements or by any tax not applicable to demand deposits. This reform would not in any way complicate the task facing the still operating Federal Reserve Board; indeed, it would reduce the Fed’s need to take account of fluctuations in the public’s currency needs when adjusting the money supply. The multiplier would become more stable and predictable to the extent that bank notes were employed to satisfy temporary changes in currency demand.11 Over time banks would establish the reliability of their issues, which need not be considered any less trustworthy by the public than traveler’s checks.

    For competitively issued notes to displace base money from circulation entirely the public must feel comfortable using them as currency. This might be a problem: the situation differs from the case of a metallic base money, which is obviously a less convenient currency medium for most purposes than bank notes redeemable in it. There is no obvious advantage in using paper bank notes instead of equally handy paper base dollars. Nevertheless, imaginative innovations could probably induce the public to prefer bank notes. The existing base-money medium could as a deliberate policy be replaced by paper instruments of somewhat larger physical size, fitting less easily into wallets and tills. Bank notes, on the other hand, could be made the size of
    present Federal Reserve notes. The appearance of base dollars could also be altered in other ways, for instance, by having them engraved in red ink. In this form they might seem even less familiar to currency users than the newly available bank notes. Finally, base dollars could be made available only in less convenient denominations. Two dollar bills would work, since they already have an established reputation for not being wanted by the public, but larger bills would be most convenient for settling interbank clearings. Banks, of course, should be allowed to issue whatever note denominations they discovered to be most desired by their customers.

    Other innovations need not be a matter of public policy but can be left to the private incentive of banks. Banks could stock their automatic teller machines with their own notes, and bank tellers could be instructed to give notes to depositors who desire currency, unless base dollars were specifically requested. Banks might also conduct weekly lottery drawings and offer prize money to persons possessing notes with winning serial numbers. The drawings would be like similar lotteries now held by several daily newspapers. They would make notes more appealing to the public, as they would constitute an indirect way of paying interest to note holders, just as
    interest is now paid on some checkable deposits.

    A combination of measures such as these would almost certainly lead to nearcomplete displacement of base dollars from circulation. Once this stage was reached—say, once 5 percent or less of the total of checkable deposits and currency in circulation consists of base dollars14 —a date could be chosen upon which the supply of base money would be permanently frozen. When this date arrived, outstanding Federal Reserve deposit credits would be converted into paper base dollars, and banks that held deposits with the Fed would receive their balances in cash. Banks could then exercise their option to convert some of this cash into specially created Treasury obligations (see note 12). At this point the Federal Reserve Board and Federal Open-Market Committee could be disbanded. This would end the Fed’s money creating activities. The System’s clearing operations could be privatized by having the twelve Federal Reserve Banks and their branches placed into the hands of their member-bank stockholders. The frozen stock of base dollars could then be warehoused by the
    newly privatized clearinghouse associations. Dollar “certificates” or clearinghouse account entries could be used to settle interbank clearings, thereby saving the dollar supply from wear and tear. Only a small amount of base dollars would actually have to be kept on hand by individual banks to satisfy rare requests for them by customers.

    In the unlikely event of a redemption run, a single bank in distress could be assisted by some of its more liquid branches or by other banks acting unilaterally or through the clearinghouse associations; some banks might also have recourse to option clauses written on their notes. Finally, bank liabilities might continue to be insured (by private firms), although there might not be any demand for such insurance under the more stable and less failure-prone circumstances that free banking would foster.

    The above discussion assumes that base money dollars will continue to command a saleability premium and that they will therefore continue to be used to settle clearing balances among banks absent any legal restrictions compelling their use. Such need not be the case, however. Indeed, it should be emphasized that, although the above reform is designed so that a continuation of the present paper-dollar standard is possible under it, the reform is not meant to guarantee the permanence of that standard. Some other asset might replace paper dollars as the most saleable asset in the economic system and hence as the ultimate means of settling debts. This would drive the value of paper dollars to zero (since there is no nonmonetary demand for them), rendering the dollar useless as a unit of account. In this event a new unit of
    account, linked to the most saleable asset in the system, would evolve, thus bringing the dollar standard to an end. As Vaubel (1986) emphasizes, one aim of a complete free-banking reform should be the elimination of any barriers standing in the way of the adoption of a new monetary standard. Fiat currencies issued by other governments or even by private firms (including composite currencies like the ECU), if they were judged more advantageous by the public, could then replace the present dollar standard. Also, the way would be opened for the restoration of some kind of commodity standard, such as a gold standard. This does not mean that a change of standard would be likely; however, if many people desired it, it could occur. A wellworking free banking system can grow on the foundation of any sort of base money
    that the public is likely to select, and competition in the supply of base money is no less desirable than competition in the supply of bank liabilities, including bank notes, redeemable in base money.

    Of course this reform is radical, and it is not likely to be adopted in the near future. Nevertheless, there are no great logistic or material barriers standing in the way of the adoption of free banking; the transition costs of a well-framed free banking reform are negligible—with benefits as great as the potential for undesirable fluctuations in the dollar supply if it is not undertaken. Therefore, although political reality renders such reform unlikely in the near future, it would be unfortunate if this were made the excuse for avoiding the vigorous discussion that might minimize the waiting time for its implementation. The present banking system is likely to generate a need for drastic change sooner or later, and if reform is delayed until a time of crisis, there can be no question of any smooth, costless transition to a well-working, deregulated system. On the contrary, an occasion of panic is likely to breed the sort of “temporary” makeshift measures that end in more regulation and centralization, leaving the banking system in an even less satisfactory state, and still further removed from the practical and theoretical ideal of perfect freedom.

    Está disponible en español gracias a la traducción de José Antonio de Aguirre en Unión Editorial, bajo el título: «Libertad de emisión del dinero bancario» [http://www.unioneditorial.es/el-cato?page=shop.product_details&category_id=26&flypage=flypage.tpl&product_id=231]

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  8. O sea, a ver si yo entendí bien: Selgin propone que la moneda en sentido restringido (según la terminología de Mises) sea el dólar de papel tal como lo conocemos actualmente, del cual no se emitirían más unidades, y que luego los bancos emitan sustitutos monetarios respaldados por esos dólares, más el resto de las medidas que están propuestas en este texto… La aplicación de este sistema requeriría el congelamiento de la cantidad de dólares en circulación, de modo que no se produzca una desvalorización de la moneda de respaldo. El punto crítico, naturalmente, es cómo lograr el cumplimiento del compromiso de la no emisión, pero si ese compromiso se cumpliera, el sistema, en teoría, funcionaría de ese modo… ¿Entendí bien o me estoy «comiendo» algo importante?

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  9. En cierta forma sí, Alejandro. Lo que agregaría es que Selgin defiende la reserva fraccionaria, o sea que los bancos emisores, públicos o privados, pueden inyectar al mercado los billetes bancarios que el mercado demanda, lo que garantiza cierta flexibilidad que muchos -incluso Hayek- decían era un problema en el patrón Oro.
    Rothbard o Huerta de Soto dirían que esta expansión crediticia haría inestable al sistema, pero Selgin piensa que habría un sistema de compensación entre bancos que evitaría los excesos de oferta. Si un banco imprime un exceso de billetes bancarios propios, y no cuenta con respaldo suficiente, cuando estos billetes sean depositados en otros bancos, estos demandarán el respaldo (dólares), y el banco que se excedió quebraría. La quiebra de un banco que se maneja irresponsablemente, sin embargo, no significa la quiebra de todo el sistema. La gente tendrá que ser más responsable de lo que es hoy, y asegurarse de elegir un banco que imprima solvencia y confianza. La competencia de los bancos entonces es por captar la mayor cantidad de depósitos en dólares posible.
    Por lo demás, coincido, la gran dificultad de esta propuesta es el compromiso de EEUU de cerrar la Fed y perderse el señoreaje de seguir imprimiendo dólares al mercado. Pero la demanda que hoy tiene el dólar, haría posible pasar a un patrón Dolar y a un sistema con estas características.
    Lo que plantea Nicolás en uno de los primeros comentarios de este post, es que ahora Selgin ofreció otra alternativa, ya no con un patrón Dólar sino con un patrón compuesto por Bitcoins, lo cual también merece atención.
    La dificultad de este sistema, sin embargo, es que los bitcoins no cuentan con la aceptación de parte del mercado (como si ocurrió con el oro o el dólar), aunque esto podría cambiar si las preferencias de la gente identifican las características superiores de este sistema para ofrecer un dinero estable.
    Todo esto invita a la reflexión!

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  10. Ok, está claro. En cualquier caso, lo esencial es el concepto de la moneda «congelada». Eso es lo que tiene valor en el plano teórico. La aplicación práctica ya sabemos que es muy difícil, pero es bueno al menos clarificar el concepto teórico. Sobre la discusión «reserva fraccionaria-reserva total», en el congreso de Rosario yo presentaré una ponencia que propone una alternativa intermedia, pero me interesaba esta propuesta de Selgin porque el supuesto implícito de mi ponencia es la existencia de una moneda «congelada», aunque yo no contemplo la emisión de sustitutos monetarios sino -lo que, en definitiva, no difiere mucho- de créditos bancarios. Pero mi propuesta prevé un mecanismo diferente al de la cámara de compensación. De todos modos, el hecho de que se plantee la propuesta de una moneda congelada me alegra porque me sitúa en una dirección que coincide con la de autores consagrados.

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  11. No es una opcion sencilla, el grueso de la poblacion siquiera piensa en q’ se apoya la moneda actual.
    Si existiera consenso y voluntad politica, gradualmente, habria que «liberar» zonas monetarias con emision privada (respaldo en oro), dejando otras en poder de Bcos Centrales sin emision.

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  12. La propuesta de Selgin incluye cerrar el FOMC (Federal Open Market Committee) es en la práctica cerrar o atar de manos a la Fed, de allí que la oferta de USD queda fija.

    Pero esta oferta fija (o vertical) difícilmente sea lo ideal. En un sistema de patrón oro, por ejemplo, la oferta de oro para usos monetarios no es fija. Entiendo esta propuesta como un camino de transición hacia lo que el mercado defina como las nuevas instituciones monetarias.

    Justamente, la propuesta del quasi-commodity incluye una oferta que crece.
    Dejo aquí un resumen que hice en su momento de cómo funcionan los Bitcoins.
    https://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2011/06/27/%C2%BFque-son-los-bitcoins/

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  13. Yo no entiendo cómo es posible que una cantidad de moneda aleatoria pueda ser mejor que una cantidad fija… El carácter aleatorio del volumen de circulación es un factor de incertidumbre adicional de origen monetario a las incertidumbres inherentes al desenvolvimiento intrínseco de la economía… La propuesta de Selgin -si realmente se cumpliera el principio del congelamiento de la cantidad de moneda primaria circulante- está buena justamente porque elimina ese factor de incertidumbre de origen monetario. Luego, la cantidad de moneda total circulante quedará definida por los créditos bancarios según como opere la oferta y la demanda de dinero, pero ese es un factor endógeno al mercado, no la aparición de moneda primaria nueva, que es un elemento completamente arbitrario, sea la cantidad que sea…

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  14. Hay dos motivos por los cuales una cantidad variable en la oferta monetaria es mejor que una fija:

    1-. Disminuye distorsiones en precios relativos debido a un aumento en la demanda de dinero que no es compensado por un aumento en la oferta de dinero. Es el problema inverso a la inflación: aumento en la oferta de dinero por encima del aumento en la demanda de dinero.

    2-. Las reservas fraccionarias «amortiguan» el aspecto aleatorio del dinero base/commodity. Por lo que los shocks aleatorios ven su impacto disminuido (aunque no desaparece). Distinto es el caso donde se exige un encaje 100%. Un ejemplo del rol de las reservas fraccionarias es el del sistema monetario de Canadá y USA con anterioridad a 1913 (fundación de la Fed). Si bien USA no tenía un sistema de encaje 100%, la elasticidad de la oferta monetaria estaba regulada y de allí las crisis bancarias de USA que no se sucedían en Canadá.

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  15. ¿Y cuál es el mecanismo de mercado que adecua la oferta de dinero a los requerimientos de la demanda en un sistema con stock variable de dinero primario? Yo estoy de acuerdo -aunque con puntualizaciones- en que la reserva fraccionaria opera como un regulador pero las variaciones en la oferta primaria descalzan ese efecto regulador que cumple el crédito bancario…

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  16. El multiplicador monetario. Cambios en la demanda de dinero (que se traslade en ahorro), afecta el comportamiento bancario. Mayor demanda de dinero implica mayores saldos bancarios, por lo tanto los bancos pueden emitir nuevas notas bancarias. De este modo, una mayor demanda de dinero es satisfecha con una mayor oferta de dinero.

    Por supuesto, un shock de dinero base va a tener efectos, pero no se traslada de manera directa al mercado, sino que pasan por el sistema bancario.

    Si bien el multiplicador es mayor a 1, y por lo tanto el mutliplicador puede expandir el shock inicial, esto depende el régimen monetario, no todo el oro, por ejemplo, es utilizado con fines monetarios; solo una parte cumple ese fin mientras que el resto se utiliza como bienes de consumo o industriales.

    Si el shock implica un aumento de precios (no hay tantos casos históricos de esto), en última instancia se llega a un mismo saldo real de demanda de dinero.

    El shock es un potencial problema, pero que la experiencia histórica muestra que en muy pocas ocasiones, si alguna, fue realmente relevante.

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  17. ¿Qué emisiones? ¿Las que se siguen de cambios en los saldos bancarios? No, justamente se deben a un aumento de ahorros en el mercado. El banco emisor de notas convertibles no puede emitir más notas sin un aumento de ahorros (saldos bancarios) o perder reservas a través de un clearing adverso.

    El problema no es la expansión del crédito, sino la expansión del crédito sin el correspondiente aumento de ahorros (cambio en la preferencia temporal).

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  18. Claro, pero acá volvemos a la misma discusión de siempre: ¿Qué es ahorro? Es decir ¿los depósitos en cuentas corrientes a la vista son ahorros o meros depósitos? Si fuera cierto que hay postergación del consumo, no habría problema en considerar ahorros a esos fondos. Pero los créditos otorgados con reserva fraccionaria no están concedidos con ese tipo de fondos sino con dinero depositado a la vista, que los clientes de los bancos pueden emplear en cualquier momento. Como los flujos de los bancos son relativamente equilibrados, a los bancos les quedan saldos que si bien están en movimiento, están lo suficientemente equilibrados (las entradas y salidas suelen compensarse) como para dejarles dinero disponible, que es el que prestan. Pero ese dinero que prestan no es ahorro, no es consumo postergado. Son depósitos que los clientes ceden a los bancos en custodia por razones de practicidad y seguridad. Esos créditos son la emisión de dinero secundario (que en términos prácticos tiene el mismo efecto que le emisión de dinero primario) que desencadena el crecimiento ficticio de la economía y luego las crisis. El argumento de que la cámara de compensación neutraliza este efecto me parece demasiado endeble porque el proceso de expansión -incentivado por el natural deseo de los banqueros de incrementar su rentabilidad- es lento y gradual, y genera sentimiento de euforia y optimismo crecientes en la fase expansiva del ciclo, y cuando se desencadena la crisis ya es tarde para corregir los desequilibrios.

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  19. El banco tiene, digamos 100oro de deposito. Si los clientes bajan su consumo (aumentan sus ahorros), las reservas aumentan a 120oro. De allí que el banco pueda expandir en base a los nuevos 20oro.

    Sí hay un ahorro previo la extensión de crédito. El cliente puede utilizar el deposito a la vista cuando quiera, pero el punto es que no hacerlo, y de hecho al ahorrar lo hace menos.

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  20. Si los clientes retraen momentáneamente el consumo pero mantienen el dinero en cuentas a la vista, pueden modificar su decisión en cualquier momento. Eso no es ahorro, sino solo espera momentánea. Si yo me quiero comprar un auto pero todavía no decidí cuál o no encontré el modelo que busco, demoro el consumo pero no estoy ahorrando. Ese dinero queda depositado a la vista porque si mañana encuentro el auto, me lo gasto inmediatamente. Es distinto si la gente vuelca el dinero a instrumentos de ahorro de largo plazo. La reserva fraccionaria opera con ese dinero, el que está dispuesto para consumo aún no concretado, pero que no es ahorro propiamente dicho… Y así es como se genera esa emisión de dinero secundario que trae consecuencias muy perjudiciales

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  21. Me parece que lo que intenta decir Alejandro es que ahorro no es lo mismo que «atesoramiento». Lo cual es cierto!
    Pero la discusión es otra. La pregunta es si las reservas fraccionarias que operan sobre los depósitos a la vista producen inestabilidad en el sistema o no. Este tema Nicolás lo ha tratado en detalle aquí [http://www.cevroinstitut.cz/upload/file/NPPE/NPPE_6_1.pdf].

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  22. Atesoramiento es poner el dinero en la billetera/debajo del colchón. Y como tal afecta el nivel de precios (inversa del precio del dinero).

    Ahorro es si lo presto, por ejemplo vía banco. Por más que quiera comprar un auto que por ahora no encuentro, durante ese plazo, si ese dinero no lo gasto en otra cosa pero lo mantengo como deposito en el banco, sí es ahorro, por más que sea momentáneo. Ahora, obviamente un banco no reacciona igual cuando aumentan sus saldos en cuentas a la vista que en cuentas a plazo fijo.

    No es que un ahorro es más genuino que el otro, sino que los distintos tipos de depósito implican que el ahorrista puede reclamar su dinero antes. De allí que tenga un impacto menor a través del mutliplicador monetario (y por lo tanto también sobre la tasa de interés) y un depósito a la vista pague menos intereses que un plazo fijo.

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  23. Exacto! Me parece que hay una ensalada entre ahorro, atesoramiento, depósitos a la vista y despósitos a plazo. Y no es casual, porque en parte de la literatura existe este problema.
    Si yo deposito el dinero a plazo fijo, estoy ahorrando. Pierdo disponibilidad del dinero que el banco entregará a otra persona o empresa.
    Si yo coloco mi dinero debajo del colchón, no estoy ahorrando, estoy atesorando.
    ¿Pero qué ocurre si deposito mi dinero «a la vista» en el banco? Unos dirán que ese dinero no es ahorro, porque no perdí disponibilidad (Huerta de Soto). Otros dirán que sí es ahorro (Nicolás). Yo pienso que un depósito «a la vista» es ahorro mientras está depositado. Es igual a un depósito a plazo fijo, pero «por tiempo indefinido». Deja de ser ahorro en el momento en el que uno retira el dinero del banco. Este es uno de los puntos centrales en la discusión entre quienes defienden el 100 por cien y aquellos que defienden las reservas fraccionarias.

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  24. No, muchachos, no hay ninguna diferencia entre dinero depositado a la vista y guardado en el cajón de la mesa de luz. En ambos casos lo tengo a mi disposición para emplearlo cuando quiera y, dado que no lo canalicé a través de instrumentos de ahorro de largo o al menos mediano plazo, no se puede considerar ahorro. Si plantean el tema en esos términos, el dinero que tengo en mi billetera y no lo gasté aún pero lo voy a gastar en el taxi dentro de dos horas, también es ahorro, porque el taxi me lo voy a tomar más tarde, es decir, estoy postergando el consumo. En ese sentido, yo estoy de acuerdo con Huerta de Soto. Sin embargo, yo no saco la conclusión de Huerta de Soto extrae, en el sentido de que de eso se debe deducir una reserva cien por cien…

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  25. ¿O sea que si manejas un banco te da lo mismo que tus clientes guarden su dinero bajo el colchón o aumenten sus saldos bancarios?

    El atesoramiento en el colchón es demanda de dinero, no es ahorro que se invierta. Uno puede atesorar para gastar más tarde. Uno puede aumentar su atesoramiento y luego gastarlo uno mismo, o uno puede aumentar su atesoramiento y prestarlo a un tercero a través de un banco (ahorro). El día que decido comprar el auto un tercero ve su línea de crédito dismiuido.

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  26. Ok, pero yo acá le reconozco validez relativa a los argumentos de Huerta de Soto en el sentido de que no es jurídicamente legítimo ni económicamente sano que los bancos presten indiscriminadamente los fondos depositados a la vista. Lo cual no significa que yo esté de acuerdo con Huerta de Soto en cuanto a que deba establecerse una reserva obligatoria del cien por cien…

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  27. Para mi atesorar o ahorrar es lo mismo…invertir es otra cosa. Ponerla en el colchon o en una cuenta corriente deberia ser lo mismo (la unica ventaja de la cuenta corriente es que me da una chequera y es mas comodo y seguro que mantenerlo en mi colchon)…los Bancos de alguna manera prestan ese dinero y de alguna manera violan un derecho de propiedad. Al poner un 100% de reservas de alguna manera se esta regulando a que ese dinero que se les ha entregado no es para prestar. El otro dinero, el que pongo en un plazo fijo es una inversion para mi y es el dinero que puede prestar el banco…
    Pero ahorrar o atesorar deberia ser el mismo concepto…el problema es que estamos acostumbrados a que haya inflacion entonces suponemos que ahorrar debe venir con intereses…pero si hubiese caida en los precios por eficiencia economica (que no es deflacion) atesorar seria una gran idea
    Excelente el articulo!

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  28. ¿La diferencia no está en si se acumula para invertir en bienes de capital o, por el contrario, para consumir luego?

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  29. Adrián, yo presenté una ponencia para el Congreso de Rosario respondiendo a la pregunta que me formulás. Supongo que vos, que sos del Comité Académico, podrás leerla antes, pero permitime que me guarde la respuesta en público hasta ese momento

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  30. Atesorar y ahorrar no son lo mismo, se usan para identificar fenómenos distintos.
    Demanda de dinero es demanda de saldos monetarios, por ejemplo, en la billetera. Si tengo una demanda de 100USD, son 100USD que mantengo en saldo monetario y no uso. Eso es atesoramiento.

    Ahorro, en cambio, se usa cuando ese dinero no se mantiene en saldo monetario, sino que se presta a terceros. En el caso del atesoramiento, nadie gasta los 100USD, en el caso del ahorro lo que cambia es quien los gasta.

    Un depósito bancario es ahorro, dado que se presta a terceros con un intermediario que es el banco. Bien puede ser que el banco ofrezca distintos tipos de «ahorros» (cuenta a la vista, plazo fijo, etc.) Atesoramiento sería contratar una caja de seguridad.

    Si el ahorro es para consumir luego, puede ser que lo que haya sea una restricción de activos. No tengo suficiente cash para gastar ahora. En un mercado desarrollado, ese faltante de cash se puede conseguir con un préstamo para consumo presente. En un país con un sistema monetario débil (en Argentina, por ejemplo, es muy difícil conseguir prestamos hipotecarios) puede haber estos «movimientos de corto plazo.» Aunque no se si los llamaría demanda de dinero, no es que el saldo monetario aumente porque se desea incrementar la tenencia de cash, sino que se desea llegar a un monto X para gastarlo y no se puede, o no se desea, obtener un préstamo para consumo en el sistema bancario.

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    • Un depósito bancario no tiene porque ser ahorro, la razón es que el dinero es un bien presente (el bien más líquido – esta razón tiene que ver principalmente con el derecho que crea la misma praxis). Un depósito a la vista no debe ser ahorro, es atesoramiento, es una alternativa a la caja de seguridad. La propiedad privada es sobre este bien presente más líquido, toda la reflexión de Huerta de Soto en Dinero, crédito bancario y ciclos económicos depende de este argumento. La teoría del capital y la teoría monetaria depende esencialmente de como la praxis tiene como articulación el bien o bienes más líquidos, y sin embargo, este bien depende de la actividad productiva. Esta ligazón entre praxis y producción es primordial para tener una buena teoría económica. El resto es incurrir en error, y no vale disfrazar la teoría con lenguaje técnico.

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    • El banco permite atesorar y ahorrar. Eso no implica que una cuenta bancaria no sea ahorro justamente para que el saldo bancario aumente hay que renunciar a consumo presente. Las notas bancarias convertibles justamente tenían un lenguaje de deuda, que es lo que son. No son títulos de propiedad.

      Es cierto, el argumento de Huerta de Soto depende de este punto. Ese es, creo, un problema para del libro.

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  31. La diferencia entre el punto 1 y el punto 6 radica en que la moneda base es el oro (punto 1) y en el otro punto la moneda base es el dólar (6) ?
    Además de la diferencia de que en el punto 6 la oferta de dinero es fija

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